LA ENFERMEDAD DE CFK CONFIRMA A HAYEK
LA ENFERMEDAD DE CFK CONFIRMA A HAYEK lunes, 14 de octubre de 2013 |
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LA ENFERMEDAD DE CFK CONFIRMA A HAYEK
La
enfermedad de la presidente ha dejado en evidencia que está rodeada de
los peores elementos de la sociedad. Aun a riesgo de ser reiterativo,
casi hasta el cansancio, vuelvo a citar parte del capítulo 10 de Hayek
de su libro Camino de Servidumbre.
ROBERTO CACHANOSKY – ECONOMÍA PARA TODOS
Aun
a riesgo de ser reiterativo, casi hasta el cansancio, vuelvo a citar
parte del capítulo 10 de Hayek de su libro Camino de Servidumbre.
El título del capítulo 10 es: Por qué los peores se colocan a la cabeza. Dice Hayek:
“La probabilidad de imponer un régimen totalitario a un pueblo entero
recae en el líder que primero reúna en derredor suyo a un grupo
dispuesto voluntariamente a someterse a aquella disciplina totalitaria
que luego impondrá por la fuerza al resto”. Y más adelante agrega: “Hay
tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte…
no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de
cualquier sociedad”. Y enumera las siguientes tres razones:
1)
si deseamos un alto grado de uniformidad y semejanza de puntos de
vista, tenemos que descender a las regiones de principios morales e
intelectuales más bajos, donde prevalecen los más primitivos y
<comunes> instintos y grupos.
2)
el segundo principio negativo de selección: será capaz de obtener el
apoyo de todos los dóciles y crédulos que no tienen firmes convicciones
propias, sino que están dispuestos a aceptar un sistema de valores
confeccionado, si se machaca en sus orejas con suficiente fuerza y
frecuencia
3)
Parece casi una ley de la naturaleza humana que le es más fácil a la
gente ponerse de acuerdo sobre un programa negativo, sobre el odio a un
enemigo común, sobre la envidia a los que viven mejor, que sobre una
tarea positiva. La contraposición del <nosotros> y el
<ellos>, la lucha contra los ajenos al grupo, parece ser un
ingrediente esencial de todo credo que enlace sólidamente a un grupo
para la acción común.
Este
libro, escrito en 1943 describe, en gran medida, la Argentina actual.
El kirchnerismo – cristinismo es claramente un proyecto autoritario que
necesitó rodearse de gente que reúne las tres características
mencionadas por Hayek. Bajos morales principios morales e
intelectuales, gente que no tiene convicciones propias y trabajar sobre
un programa negativo, la confrontación entre el <nosotros> y
<ellos>.
Más
allá de la suerte que tuvo el kirchnerismo-cristinismo con la
evolución de la economía mundial y el precio de la soja, que le
permitió inicialmente financiar la fiesta populista, el proyecto era
perpetuarse en el poder mediante la alternancia Néstor Kirchner y
Cristina Fernández. Fallecido el santacruceño, se buscó instalar la re
reelección de CFK para lograr el Cris for ever y así continuar con el
proyecto hegemónico.
Otra
de las claves del proyecto hegemónico era subordinar a gobernadores e
intendentes mediante el uso de la caja, al tiempo que se desplegaba un
amplio programa clientelar mediante los llamados planes sociales,
iniciando una persecución de todo aquel que piensa diferente y
estimulando la confrontación mediante el invento de inventados enemigos
que, supuestamente, conspiraban contra el proyecto nacional y popular.
Con
CFK esta construcción de poder se acentuó o aceleró a partir del 2011
cuando ganó las elecciones. A la legión de enemigos inventados se le
agregaron la justicia, los medios, los periodistas, economistas,
conspiradores que trabajan para destruir la Argentina desde el exterior
y cosas por el estilo.
A
los discursos en cadena de la presidente se le sumaron las agresiones
verbales de ministros, legisladores y seguidores de diferentes colores
(Bonafini, D’Elía, etc.) y nunca falta el estúpido que quiere ser más
papista que el Papa y pasa de la agresión verbal a la agresión física.
Obviamente
que con un mando tan férreo como el que ejerce CFK, ninguno de sus
colaboradores más estrechos puede tener un vuelo intelectual propio. Si
las órdenes de CFK son inapelables y nadie puede discutirlas, por
definición quienes permanecen en sus puestos junto a ella no entran en
la categoría de libre pensadores (acaba de confesarlo Juliana Di
Tullio.
Basta
con ver algunos de sus “colaboradores” para advertir que los
principios de Hayek se cumplen. El vicepresidente no solo está
sospechado y denunciado por casos de corrupción, sino que además es de
una frivolidad que exaspera a la gente al punto que es uno de los
miembros del gobierno con peor imagen, con lo cual tratan de esconderlo
lo más posible y no se cansan de decir que es presidente
transitoriamente pero la que manda es CFK mientras se recupera de la
enfermedad. Una forma elegante de decir: “miren que este inútil no los
gobierno. Es en chiste lo de presidente”.
Moreno
entra en el primitivismo económico más atroz, al tiempo que demuestra
su incapacidad para solucionar los problemas. Fracasó en bajar la
inflación, en contener el dólar, en el blanqueo y semiparalizó la
economía con sus prohibiciones de importación.
Marcó del Pont ha destrozado el patrimonio de BCRA y lleva el récord de pérdida de reservas.
Lorenzino
llegó al punto de hacer el papelón del siglo diciendo “me quiero ir”
cuando le preguntaron por la inflación en una entrevista.
Abal
Medina parece limitarse a repetir los tuits de CFK cuando tiene que
expresar una idea. No se sale del libreto. Es como si los tuits de CFK
fueran su libro de cabecera.
Kicillof, genio de la estatización de YPF no sabe para dónde agarrar. No encuentran capitales para ampliar la producción.
Los de La Campora, entre otras lindezas, están pulverizando Aerolíneas Argentinas y el listado sigue.
Antes
de que CFK tuiera su problema en la cabeza por la cual tuvo que ser
operada, se tomaban medidas erradas. Ahora quedó en evidencia que sin
ella nadie se atreve a hacer nada por miedo a meter la pata y que, con
la vuelta de la jefa, sea defenestrado o zarandeado por inepto.
La
enfermedad de CFK dejó al descubierto que la presidente se ha rodeado
de los peores elemento de la sociedad, situación que se refleja en la
incertidumbre sobre quién gobierna, incertidumbre que está instalada en
la sociedad. No se trata de hablar de piloto automático, sino de
contar con un equipo de colaboradores eficientes que pueden mantener el
barco a flote si el capitán se ausenta por alguna razón. Basta con ver
las piruetas que tienen que hacer para que Boudou aparezca lo menos
posible en público y mantener en suspenso si asumía como presidente
mientras la presidente pasaba el período de recuperación, para advertir
que no es, justamente, un elenco de notables el que secundan a
Cristina Fernández.
El
matrimonio construyó su poder hegemónico con tendencias autoritarias.
La subordinación de sus colaboradores debía tener las tres
características que marca Hayek en camino de servidumbre. Por eso, si
bien Cristina Fernández no tiene capacidad para gobernar eficientemente
el país, entendiendo por capacidad la formación intelectual que se
requiere para lograr un crecimiento de largo plazo y su relación con la
calidad institucional, tampoco ninguno de sus colaboradores o
seguidores dispone de esa capacidad. El fanatismo populista y
autoritario los aleja de la categoría de estadistas, de gente
capacitadas. Como dice Hayek: “…es más fácil a la gente ponerse de
acuerdo sobre un programa negativo, sobre el odio a un enemigo común,
sobre la envidia a los que viven mejor, que sobre una tarea positiva.
La contraposición del <nosotros> y el <ellos>, la lucha
contra los ajenos al grupo, parece ser un ingrediente esencial de todo
credo que enlace sólidamente a un grupo para la acción común.”
Esto es lo que construyó el kirchnerismo. El ellos versus el nosotros.
El amigo y enemigo. Y esa construcción no se logra con gente ilustrada.
Por eso, al faltar CFK por enfermedad, queda en evidencia que estamos
en manos de los peores elementos de la sociedad porque nadie sabe cómo
puede continuar la gobernabilidad si falta la CFK. Y no porque ella sea
una estadista de fuste, sino porque no buscó rodearse de gente
ilustrada para confiarle la administración del país.
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