jueves, junio 29, 2017
“La palabra corrupción -comenzó diciendo- entró en nuestro lenguaje cotidiano. Antes no era así. Recuerdo que cuando era niño no se hablaba de corrupción y ahora todo el mundo habla de este asunto. Con razón, porque algo pasó en tantos años”.
Enseguida explicó que el diccionario de la Real Academia dice que corrupción es la “acción y efecto de corromper” y que el término corromper presenta varias acepciones; la tercera acepción dice: “sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”. "Es esta acepción -dijo monseñor Aguer- la que normalmente está siendo puesta en juego cuando uno habla diariamente de corrupción, o cuando lee los diarios o cuando sigue las noticias por Internet, etc.”.
“El otro día -contó el prelado- un amigo mío, alemán, me llama desde su país por algunas noticias que había leído sobre cómo se van descubriendo casos de corrupción. A propósito, me atreví a preguntarle: ¿en Alemania hay corrupción? y me respondió: 'Sí, algo hay, pero muy chiquita'. Creo que ahí está la diferencia, entre un poquito de corrupción y la corrupción generalizada, por lo menos en muchos ambientes, y en variadas estructuras del Estado. Además, habría que computar ese fenómeno extraño de que la justicia federal se distrae durante una década, o más de una década, mira para otro lado como si no pasara nada y, de golpe, es diligente para atender denuncias e iniciar procesos”.
“Otra cosa curiosa -agregó el arzobispo- es nuestro sistema judicial, que con sus complicaciones facilita que se pueda recusar al juez que le toca a uno, y esas recusaciones demoran una eternidad. Lo más común es que cualquier 'perejil' que con una bandita atraca a alguien con un arma en la mano se traga seis, siete, ocho años de cárcel porque el juicio viene en seguida, pero las grandes corrupciones que, como dice la Real Academia, consisten en sobornar a alguien con dádivas o de otra manera (sabemos muy bien de qué estamos hablando) estas grandes corrupciones, por lo general, no se pagan. Ahora dicen que se van a pagar, que están empezando a pagarse. Hay que esperar a ver qué sucede”.
Y añadió: “Un elemento sociocultural tiene que ver con lo que ocurre y es que hubo una suerte de tolerancia generalizada. Ahora todo el mundo está sobresaltado con la cuestión de la corrupción, pero es verdad que hubo una gran tolerancia, porque sin ella es inexplicable que la Argentina haya podido llegar a un grado tal de corrupción”.
“Corrupción -prosiguió monseñor Aguer- significa alteración. Hay alteración de las instituciones: concretamente porque aquí todos sabemos que la justicia, la policía, los poderes del Estado están afectados de este mal. Además, para colmo de males, el fenómeno de la droga, del narcotráfico añade un ingrediente particular. El hecho de que los que deben conducir la sociedad no sólo desde el gobierno sino desde instituciones importantes sean gente corrupta, eso es algo tremendo”.
“La magnitud de la corrupción -sostuvo el prelado- es una de las causas fundamentales por las cuales el país anda a los tumbos. No nos engañemos, porque es así. Esto que decía mi amigo alemán sobre la diferencia de dimensión es muy importante. La corrupción es posible porque somos humanos, falibles, caemos en el pecado, pero que exista un poquito de corrupción o que una sociedad esté ampliamente corrompida, que las instituciones estén corrompidas o que los ‘lobbies’ hayan penetrado de tal manera en las instituciones de una sociedad que ni siquiera se puede hacer justicia, o que la justicia demore una eternidad en ejercerse, deja a todos en la indefensión”.
“Lo malo es que uno se acostumbra y trata de salvar su vida lo mejor que puede. Cuando a veces hablamos, sobre todo en las fiestas patrias, de la suerte del país, de su historia y de su futuro se me ocurre pensar si, por ejemplo, en el siglo XIX había o no corrupción. ¿Cuándo comenzó el declive? Ahora se van descubriendo casos y más casos. No sé si existe una conciencia alerta acerca de este mal pero es verdad que hay políticos que con todo coraje lo han denunciado, hay funcionarios que trabajan en eso ahora seriamente, y que la mayoría de la población es gente honrada, pero cuál será el resultado no lo sabemos”.
“¿Qué hace la Iglesia ante todo esto? se interrogó el pastor platense y respondió: “Lo denuncia. Cada tanto en los documentos del Episcopado aparece el tema de la corrupción, pero la cuestión no se arregla por allí. La cosa se arregla con un cambio moral de toda la sociedad argentina, con una intolerancia santa y sabia respecto de que hay cosas que no pueden ser permitidas y que deben ser sancionadas como corresponde, y a su tiempo, y no 20 o 30 años después”.
En la parte final de sus reflexiones monseñor Aguer señaló que “este es un asunto para reflexionar, porque así como existe la corrupción de los grandes avivados también está la corrupción cotidiana. No nos engañemos, el hábito de tratar de ‘meter la mula’ al prójimo también es corrupción y merced a ese y otro comportamiento de la misma especie se va configurando todo un clima social en el que la vigencia de una corrupción amplísima se hace posible. Esto equivale a la falta de verdad y, por tanto, a la falta de justicia, por no hablar de la falta de amor. Entonces, ¿qué queda de la convivencia en una sociedad?”.
“No quiero terminar con una nota pesimista, pero que esto existe hay que reconocerlo. Se puede superar. ¿Cómo se puede superar? Apoyándose en la honradez de tantísima gente. Estoy convencido de que la mayor parte de los argentinos es gente honrada pero sin embargo aparece con tanta prepotencia esta dimensión tremenda de la corrupción. ¿Estamos distraídos? ¿No nos hemos dado cuenta? ¿Hemos sido indebidamente tolerantes? Aquí hay algo que tenemos que pensar bien y cambiar”.+
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 10:01 p.m.
Maricas, políticos y eclesiásticos: declaración de la Comunión Tradicionalista
Se trata de una ley minuciosa, de casi 60 páginas y 99 artículos, que tiene por objeto suprimir la «el concepto socialmente establecido de hombre o mujer» y sustituirlo por «la identidad de género sentida» por cualquier persona en cualquier momento. La ley afecta a las obras, las palabras e incluso los pensamientos (el odio se considera un agravante), por omisión o comisión, que supongan una diferenciación por razones de sexo. Su aplicación incluye todos los ámbitos de la vida social, públicos o privados; afecta a la vida familiar (que equipara absolutamente las parejas de cualquier orientación sexual con la familia tradicional, y promueve actuaciones «preventivas» y la acogida de niños LGTB en casas habilitadas al efecto); al ámbito laboral y al educativo (sea público o no, en todos ellos se impedirán los manuales sostengan la discriminación sexual «socialmente» admitida); a la sanidad, que proporcionará a los LGTB una especial atención para sus transformaciones físicas y para la reproducción asistida; al ámbito de la justicia y al ejército. Y eso en todas las dependencias públicas o privadas (el uso de los baños para hombres o mujeres dependerá de la identidad de género sentida); y para todas las edades, incluidos los menores que atendiendo sólo a su inclinación recibirán la «atención sanitaria» de ayuda a su desarrollo físico, es decir, que podrán ser objeto de las cirugías de cambio de sexo. Los LGTB, dada su «especial vulnerabilidad» recibirán un trato tan de favor en todos esos ámbitos que hasta se invertirá la carga de la prueba en los procedimientos judiciales. Asimismo se emprenderán acciones de concienciación contra la discriminación en todos los terrenos. Todo ello, incluido el desarrollo de la ley, formará parte de las competencias de una Agencia Estatal contra la discriminación por orientación sexual, identidad de género, expresión de género y características sexuales, ente independiente, pero de derecho público estatal, cuyos miembros serán elegidos entre «personas de reconocido prestigio en la defensa contra la discriminación de las personas LGTB» y que tendrá extensiones en todas los organismos de la administración.
En otras palabras: la ley entregará un poder totalitario a los LGTB y a sus parciales, que extenderán obligatoriamente su ideología y prohibirán cualquier forma de defensa o acción que responda a la distinción natural entre el hombre y la mujer. Y eso bajo penas gravísimas, multas desproporcionadas, inhabilitaciones, cierres de negocios, cuando no privación de libertad con agravantes especiales.
Buena parte de la casta política, Podemos, Ciudadanos y PSOE incluidos, se ha adherido a la exigencia, y parece dispuesta a apoyar la ley mencionada con todas sus consecuencias. Los maricas, según la prensa, han emplazado al PP a sumarse a esta iniciativa, so pena de no ser invitados a la semana del orgullo gay y a su satánica liturgia. Con la vista puesta en unos votos que sólo emplean para su política capitalista, no es difícil imaginar a los próceres del PP devanándose los sesos para no inquietar demasiado al voto católico y dar al mismo tiempo satisfacción a los maricas.
No menos preocupados, los eclesiásticos de más elevado rango en nuestro país andarán rascándose la cabeza para ver la manera de torear la cosa con la ambigüedad sistemática que les caracteriza. Y es que su posición se ha vuelto verdaderamente insostenible. Desde los tiempos posconciliares, los eclesiásticos españoles, siguiendo las pautas marcadas por Tarancón y, en última instancia por Maritain, se han opuesto constantemente a la existencia de formaciones políticas declaradamente católicas y han favorecido la acción política de los católicos desde el interior de los partidos existentes. La absoluta inoperancia de semejante planteamiento, evidente para todos, ha sido suplida con una política hecha por detrás, o bajo capa, que ha permitido a esos eclesiásticos evitar sobresaltos y persecuciones a costa del creciente desprestigio de la Iglesia.
Al mismo tiempo, convencidos de que las cosas no podían llegar tan lejos, redujeron de hecho toda su doctrina social a un débil y recortado mantenimiento de la institución familiar acompañado de una neutra defensa de la libertad religiosa y de enseñanza. Ahora se encuentran con que ese último reducto doctrinal, mantenido, dentro de los parámetros modernistas, va a ser todavía más atacado desde unas instituciones políticas sobre las cuales ya no tienen ninguna influencia ¿Qué decisión tomarán? ¿Expulsarán públicamente de la comunidad eclesiástica a los miembros y a los votantes de los partidos que apoyen la futura ley, como los maricas están dispuestos a expulsar de sus aquelarres a quienes no la sustenten? ¿Les negarán los sacramentos? ¿Recordarán, ante el evidente desastre que están provocando, las obligaciones políticas de los católicos conforme a la doctrina social clásica de la Iglesia? Humanamente hablando, podemos estar seguros de que no lo harán. Se conformarán, en el peor de los casos, con solicitar bajo capa alguna modificación a la futura ley o manifestarán internamente su repulsa en las homilías. Y, en el mejor de los casos, quizás algún obispo se salga de madre y haga alguna declaración pública, de la que se retractará al día siguiente, presionado por la Conferencia Episcopal; o convocarán una manifestación pacífica, apolítica y silenciosa, sin más consecuencias que la de molestar al vecindario y descorazonar a quienes se molesten en asistir a ella.
El Presidente de los Estados Unidos, sin duda agradecido al apoyo decisivo que le han prestado las «iglesias» protestantes y especialmente la evangélica, ha declarado su apoyo a la familia y a la religión, evidentemente desde sus presupuestos democráticos y liberales. Y Putin, de consuno con las autoridades de la iglesia llamada ortodoxa, ha puesto coto a la degeneración sexual y a las pretensiones de los maricas. Aunque sólo sea por eso, los que vivimos en países de raigambre católica sentimos envidia de esos países donde predominan sectas heréticas y cismáticas. Porque no cabe esperar humanamente que los eclesiásticos del día abandonen una actitud que no es de cobarde timidez o de comodidad culpable, sino que se asienta sobre un liberalismo católico profundamente asumido como tesis inamovible.
La Comunión Tradicionalista nunca ha caído en la trampa de reducir su doctrina social y política a la defensa de la familia o a las cuestiones sexuales, como es costumbre entre los católicos actuales. Porque entiende que no hay forma de defender aisladamente la familia, sin encajarla dentro de una sociedad que respete el derecho natural y las doctrina social católica en su totalidad. Sin embargo, hoy, cuando nos encontramos en una situación como la que plantean los maricas, o con otras similares, que ya se han dado y se reproducirán en un futuro inmediato; hoy cuando está en juego la institución familiar, la enseñanza católica y lo que resta de sanas costumbres en nuestra sociedad, se permite recordar a los católicos que esos eclesiásticos no son la Iglesia; y que la misma Iglesia no tiene potestad para dirigir directamente la política, sino sólo para enseñar los principios en que debe fundarse, los cuales, para obligar en conciencia, han de ser acordes con el magisterio perenne de la Iglesia.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:59 p.m.
El comunicado del piloto que sobrevoló el Tribunal Supremo y al que Maduro acusa de terrorista
El policía Oscar Pérez difundió a través de la cuenta en Instagram un video en el que se lo observa leyendo un escrito y dando la cara, acompañado de otros cuatro uniformados encapuchados, en el que pide a los venezolanos ir "a cada base militar" del paísPublicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:59 p.m.
Estados Unidos probó con éxito su nueva arma que revolucionará la guerra en el aire
La tecnología fue diseñada en conjunto entre la compañía Raytheon y el Ejército de los Estados UnidosPublicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:57 p.m.
Boudou, un desprolijo serial
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:51 p.m.
lunes, junio 26, 2017
EVANGELIO DEL DIA
San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires, que, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fueron encarcelados en la Torre de Londres, en Inglaterra. Juan Fisher, obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por la dignidad de su vida, por mandato del rey fue decapitado este día frente a la cárcel, y Tomás Moro, padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo.
San Juan Fisher, obispo, (1469 - 1535) y Santo Tomás Moro, seglar, (1477 - 1535), mártires.
Juan Fisher nació el año 1469; fue hijo de un modesto mercero de Beberly, en el condado de York (Inglaterra); estudió teología en Canbridge, fue ordenado presbítero, por privilegio, cuando solo contaba veintidós años, y a los treinta y cinco ya era Vicecanciller de la Universidad.
Consumado humanista, fundó los Colleges de Cristo y de san Juan, amplió bibliotecas y fundó cátedras con la ayuda de Lady Margaret, madre de Enrique VII. Erasmo llegó a afirmar que no había en el país «hombre más culto, ni obispo más santo». Fue nombrado obispo de Rochester en el año 1504, cargo que ejerció con una vida llena de austeridad y de entrega pastoral, visitando con frecuencia a los fieles de su grey. Se mostró como decidido apologista antiprotestante.
Mantuvo una postura firme y clara ante los proyectos de Enrique VIII sobre su anulación matrimonial, defendiendo la validez y la indisolubilidad del contraído con la reina Catalina de Aragón. Miembro de la Cámara de los Lores, arremete contra ciertas medidas anticlericales y hace añadir una cláusula fatalmente restrictiva al nombramiento de Enrique VIII como Cabeza de la Iglesia en Inglaterra.
Su actitud le llevó a estar dos veces en la cárcel, a sufrir atentados e intentos de asesinato y a soportar bajas calumnias. Por su negativa a prestar el juramento de Supremacía, se le encarceló en la Torre de Londres, le despojaron de su título episcopal y declararon a Rochester «sede vacante». Tomás Moro nació el año 1477, y completó sus estudios en Oxford; se casó y tuvo un hijo y tres hijas. Ocupó el cargo de Canciller del reino. Intimo compañero y amigo personal del rey Enrique VIII, abogado distinguido, notable humanista de gran cultura, amigo de Erasmo, cariñoso padre de familia, caballero simpático por su buen humor y, además católico fervoroso.
Cuando vio que era incompatible con su religión el juramento de sumisión a Enrique como cabeza de la Iglesia en Inglaterra, presentó su dimisión, intentando vivir una vida tranquila con su familia, sin más complicaciones. Pero fue apresado y metido en la Torre de Londres. A todos los esfuerzos de sus amigos para convencerle de que debía prestar su juramento contestó sencillamente que no podía reconciliarlo con su conciencia. Cuando su propia mujer le insiste a hacerlo por lo que ella juzgaba que era bien para su casa, le contestó: «¿Cuántos años crees que podría vivir en mi casa?» «Por lo menos veinte, porque no eres viejo», le dijo ella. «Muy mala ganga, puesto que quieres que cambie por veinte años toda la eternidad». Escribió varias obras sobre el arte de gobernar y en defensa de la religión.
Ambos, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la cuestión de su pretendida anulación de matrimonio, fueron decapitados el año 1535: Juan Fisher el día 22 de Junio, Tomás Moro el día 6 de Julio, después de quince meses de cárcel donde escribió «Diálogo en tiempo de tribulación». El obispo Juan Fisher, mientras estaba en la cárcel, fue designado cardenal por el Papa Pablo III
Oremos
Señor, tú que has querido que el martirio sea el supremo testimonio de la fe, concédenos, por la intercesión de los santos Juan Fisher y Tomás Moro, ratificar con nuestra vida la fe que profesamos con nuestros labios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:20 p.m.
La Macedonia de Alejandro Magno, los orígenes del temible imperio que nació entre las cabras
Un reino de pastores de cabras y jinetes de frontera pasó en cuestión de un siglo a convertirse en el imperio más grande conocido hasta entonces en Occidente. La Macedonia de Filipo II y Alejandro Magno es una gran desconocida en España más allá de la campaña de conquistas que estas huestes llevaron a cabo a través del Imperio persa. Para remediar este vacío, el periodista especializado en historia, arqueología y patrimonio Mario Agudo Villanueva ha publicado recientemente «Macedonia: la cuna de Alejandro Magno» (Colección DSTORIA- Antigua) sobre la evolución económica, política y religiosa de «este pequeño pero decisivo reino de la Antigüedad».
–Los atenienses consideraban a los macedonios unos bárbaros, aunque hoy se estime su historia irrenunciablemente helena, ¿por qué de esta contradicción?
–Macedonia no era a nivel cultural y político igual que el resto de Grecia. Todas las polis griegas tenían su propia idiosincrasia, pero es que Macedonia además era un reino. El rey tenía el poder absoluto, tanto político, militar como religioso. Su clima y su paisaje eran distintos, rodeados de montañas y en una planicie aluvial. Lo que les concedía mucha vegetación y riqueza minera y ganadera... Los rituales también eran muy distintos. Sus tradiciones de enterramiento con piras funerarias eran más propias de tiempos heroicos. Además, los jóvenes macedonios tenían que pasar por un ritual de acceso a la edad adulta que consistía en matar un animal por sus propios medios. Tenían valores arcaicos a ojos del resto de Grecia. Desde Atenas no los consideraban griegos y se los cita frecuentemente como bárbaros. Lo más curioso es que hoy es al revés. La historia de Macedonia es algo irrenunciable para los griegos actuales como consecuencia del impacto de la figura de Alejandro.
–Tal vez la primera pregunta es, ¿qué se consideraba griego en aquel periodo?
–Sí usamos a Atenas como la propagadora del ideal griego, pues los macedonios estaban lejos de serlo. Pero es que ellos tenían una Democracia y su propia variante del idioma griego. Cada polis era distinta. Sabemos que el reino de Macedonia tenía la aspiración de ser considerados griegos, pero cabe preguntarse si eso fue real o fue una construcción propagandística posterior para justificar en tiempos de Filipo II su dominio sobre Atenas. La dinastía Argéada, que reinaría hasta la muerte del hijo de Alejandro Magno, presumía de tener un origen tebano (tres tebanos que emigraron hacia el norte), lo que demuestra cierto interés por vincularse con el mundo griego de alguna manera. También hay que tener en cuenta que varios reyes macedonios abrieron su corte a la llegada de intelectuales de polis griegas, como ocurrió con el rey Arquelao allá por el siglo cuarto antes de Cristo con la llegada del escultor Calímaco o el gran Eurípides. Eso sí demuestra claramente que mantenían interés por acercarse a la cultura griega.
–Tradicionalmente se presenta a Macedonia como una sociedad muy belicosa, poco interesada por la cultura.
–Los macedonios eran bastante aguerridos, entre otras cosas porque tenían vecinos terribles: los tracios en el norte y los ilirios por el oeste. Su posición estratégica, estando en la ruta terrestre entre Europa y Asia, y teniendo grandes cantidades de la madera fundamental para la flota ateniense; los situaba en un terreno bélico de primer orden y les involucró en muchos conflictos. De hecho, fue en las guerras del Peloponeso donde empezaron a despuntar un poquito. Pero eso no significa que no tuvieran también cierta vida cultural, con una orfebrería avanzada, exquisitos relieves, tallados de marfil… El problema es que cómo las fuentes son atenienses pues siempre se presentan deformados los macedonios y los tracios; porque en otro tiempo fueron sus enemigos.
–El filósofo Aristóteles era macedonio y rompe con esta idea de un pueblo de cabreros.
–Aristóteles es el caso más conocido. Nació en Estagira, un territorio que estaba cambiando de manos cada pocos años, pero que en tiempos de Aristóteles y su padre, el médico Nicómaco, quedó férreamente en manos macedonias. A Aristóteles le pesó ser macedonio a ojos de los atenienses y preceptor de Alejandro Magno. De hecho cuando Alejandro murió el filósofo se fue de Atenas.
–¿Cuándo y cómo se convirtió este reino de cabreros en una potencia militar?
–Hubo una serie de pasos previos. Alejandro I, un rey macedonio en tiempos de las Guerras Médicas, se movió con cierta astucia y apareció en los textos como un filoheleno (esto demuestra, de nuevo, que no eran considerados griegos). Macedonia entró con él en el primer plano de la historia de Grecia. Por su parte, el rey Arquelao reformó el Ejército y acogió a intelectuales griegos. Pero el salto definitivo es sin duda con Filipo II, el padre de Alejandro, cuando se gestó la hegemonía sobre Grecia. Alejandro no se puede entender sin la figura de su padre y es muy probable que no hubiera podido llegar tan lejos sin él.
–¿En qué consistieron los cambios encabezados por Filipo II?
–Filipo II heredó un reino en descomposición asediado por todos sus vecinos y lleno de peligros. Con astucia, habilidad diplomática y tácticas militares reunificó el reino, amplió sus fronteras y preparó la campaña asiática. Logró en la batalla de Queronea vencer a Tebas y Atenas, siendo el dominador del escenario político griego. Cuando Filipo fue asesinado por un tema de intrigas amorosas, había ya tropas macedonias en Asia. Filipo marcó el camino a Alejandro.
–¿Qué tenía diferente el ejército macedonio respecto al resto de griegos?
–En sus orígenes el ejército macedonio era en su mayoría caballería, con buenos jinetes y excelentes caballos. Su infantería no era poderosa y no tuvo un ejército en garantías hasta las reformas militares de Arquelao y de Filipo II. Filipo había sido rehén en Tebas y se había dado cuenta de que había otras formas de guerrear más allá de la caballería. Añadió a la buena caballería una poderosa infantería equipada con sarisas, que eran unas largas picas de 3 a 7 metros de longitud. El mayor peso de la pica se compensó con una reducción en el peso del escudo macedonio, que algunos autores apuntan que se inspiró en el tradicional escudo tracio. Asimismo, Filipo entrenó mucho a sus soldados y mejoró sus tácticas. Creó así la imbatible falange macedonia.
Otro de los éxitos macedonios es que fueron incorporando a otras fuerzas auxiliares a su ejército, como la caballería tesalia; y luego unidades procedentes del Imperio persa, ya en tiempos de Alejandro Magno.
–¿Da usted crédito a la idea de que Alejandro estuvo detrás del asesinato de su padre?
–A Filipo II le mató un amante llamado Pausanias por despecho, según las crónicas. No podemos saber lo que ocurrió realmente por la falta de materiales y testimonios. Alejandro salió beneficiado, pero eso era lógico. En el libro cuento que Filipo II nuncas dudó de que su hijo le sucedería y cuando salió a hacer sus campañas fuera de Macedonia le dejó de regente, lo cual fue alabado por los emisarios extranjeros, a los que el joven les dejó alumbrados. En su cabeza era la única posibilidad de sucesión, pues era el más preparado y capaz.
–Filipo II fue asesinado y a la muerte de Alejandro también sus herederos y su madre fueron perseguidos, ¿por qué tenía la monarquía macedonia esta tendencia a las intrigas violentas?
–Hay ciertas turbulentas en la historia de Macedonia, con varios reyes en poco tiempo. Estaban en una zona muy peligrosa y era fácil que murieran en combate. No obstante, a partir de Filipo II si hubo cierta continuidad. Y en general desde que reinó la dinastía Argéada hubo más estabilidad, incluso más que en la democracia ateniense. Los macedonios consideraban a esta dinastía los padres fundadores de la patria, sin los cuales no hubiera existido el reino como tal. La dinastía era sólida dentro de las turbulencias.
–¿Cree usted que con Filipo II la campaña asiática hubiera llegado a buen puerto o carecía del talento de su hijo?
–Aquí entramos en el terreno de la historia ficción. Filipo II era un gran estratega, un buen político, un hábil diplomático y el diseñador del inicio de la campaña. El día de su muerte había destacamentos a punto de cruzar a Asia. Nunca sabremos qué hubiera ocurrido. Alejandro tenía un carácter diferente en algunas cosas a su padre, con el que tenía una relación de hostilidad y admiración a partes iguales. Eran diferentes y a la vez iguales.
–¿Alejandro tenía alguna idea de cómo gestionar el imperio creado o solo era un conquistador?
–Es un debate siempre abierto. Yo creo que Alejandro sí tenía una idea para gestionar este imperio. Fue adoptando las estructuras administrativas del imperio persa, las satrapías, y fue asumiendo decisiones sobre los territorios. Él se preocupaba por la gestión de estos territorios más allá de la campaña de conquista, aunque fuera para su explotación o para dejar a sus heridos. No es que tuviera una preocupación cosmopolita de expandir el helenismo, sino desde una perspectiva macedonia tenía preocupaciones muy inminentes.
–Hay quien dice que Alejandro terminó obsesionado con Asia y alejándose de Macedonia.
–Sí, hay una tendencia a presentar a Alejandro como la víctima de un hechizo persa, fascinado por esta cultura, pero en verdad tenemos la certeza de que se comportó como un macedonio hasta su muerte. Cuando falleció su amigo Hefestión mandó construir una pira funeraria como ordenaba el rito habitual de los macedonios. Además, se hacía acompañar de adivinos y él dirigía los sacrificios en persona. Para su pueblo, el poder del rey se lo daban los territorios que hubiera conquistado y cómo se comportaba, no el título en sí. Y aunque hay una evolución en su personalidad durante la campaña, lo cierto es que reinó como un macedonio toda su vida.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:19 p.m.
Dos historias para conocer La Salada: la extraña muerte de su fundador y la primera coima de Jorge Castillo
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 9:12 p.m.
martes, junio 20, 2017
La heroica muerte de Gonzalo Pizarro «el Largo», el padre «bastardo» del conquistador del Perú
Nacido en 1458, Gonzalo procedía de la rama trujillana de los Pizarro, familia cuyo prestigio era creciente en Extremadura por su participación en la Reconquista. Como explica la historiadora María del Carmen Rubio en su libro «Francisco Pizarro, el hombre desconocido», el escudo familiar reflejaba a dos osos intentando alcanzar las piñas de un pino sobre un suelo de pizarro, y de ahí el apellido. Si bien no era una de las familias principales de la ciudad, sí gozaba de prestigio y decían proceder de uno de los nobles que luchó con don Pelayo en la batalla de Covadonga, allá en los albores de la Reconquista.
En la posterior Guerra de Granada, entre 1481 y 1492, el militar extremeño ganó protagonismo, perdió un ojo y todavía tuvo tiempo de obtener el grado de capitánDesde joven el hidalgo se mostró inclinado por la vida militar de sus ancestros y pronto abandonó Trujillo por Badajoz para intervenir probablemente en la batalla de la Albuera, en 1479, que puso fin a la guerra que mantuvieron los Reyes Católicos contra las fuerzas del Rey de Portugal, aliadas con Juana La Beltraneja. En la posterior Guerra de Granada, entre 1481 y 1492, el militar extremeño ganó protagonismo, perdió un ojo y todavía tuvo tiempo de obtener el grado de capitán. «Siendo alférez, y dando cara por los de su compañía, desafiados colectivamente por los moros de Loja y Vélez Málaga, [...] peleó tres veces, a pie y a caballo, en duelo singular, y tres veces salió vencedor», según se refieren las Informaciones tramitadas en 1529 para otorgar el hábito de Santiago al conquistador del Perú.
La carrera militar de un hombre de acción
Las guerras en la Península foguearon el carácter de Gonzalo Pizarro, pero fue en Italia donde se haría un auténtico soldado, al frente de la infantería que iba a dominar los campos de batalla europeos durante casi dos siglos. Pizarro «El Largo» combatió junto al Gran Capitán contra las tropas francesas de Carlos VIII que habían ocupado Nápoles en 1496. Después de siglos de luchas internas, las fuerzas españolas mostraron al fin a Europa las virtudes de su infantería y el Gran Capitán recuperó para la Corona de Aragón sus tradicionales posesiones italianas en Sicilia y Nápoles. Este primer conflicto entre España y Francia terminó con el tratado de Granada (1500) y supuso un nuevo ascenso para el hidalgo.Ese mismo año, el Gran Capitán y su infantería de confianza zarparon desde Málaga hacia Cefalonia, en manos turcas, pero una nueva ofensiva francesa forzó a la armada española a dirigirse a Nápoles otra vez. Y aunque también aquí el general cordobés estaba en inferioridad, se valió del terreno y la superioridad de su infantería, germen de los Tercios castellanos, para volver a expulsar a los franceses de Nápoles y Sicilia. Por las crónicas escritas por Antonio Rodríguez Villa consta que «El Largo» no fue un soldado más en estas acciones, sino uno de los capitanes de confianza del Gran Capitán. Estuvo presente, entre otras acciones, en las batallas de Ceriñola (abril de 1503), Garellano (a finales de ese año), Gaeta (el 2 de enero de 1504) y en la defensa del cerco de Rocaseca. Al final de esta segunda intervención española en Italia, aparece mencionado ya con el rango de coronel.
Durante un lustro el coronel extremeño permaneció en Trujillo poniendo en orden sus asuntos. En 1512, sorprendió a sus vecinos y a su familia regresando, con 66 años, a la vida militar a propósito de la guerra por anexionar Navarra a la Corona de Castilla. El II Duque de Alba dirigió la conquista de Navarra en un tiempo exprés, mientras que el Gran Capitán permanecía en un segundo plano por decisión de un desconfiando Fernando «El Católico» y sus capitanes se ponían a disposición de otros comandantes. Gonzalo Pizarro se alistó junto al Duque de Nájera, nombrado virrey del reino conquistado, si bien los combates fueron escasos y el veterano coronel apenas tuvo tiempo de recrearse con el olor a pólvora por la mañana.
La guerra de conquista fue breve, pero a partir de entonces Navarra se convirtió en un nuevo frente de las guerras intermitentes entre Francia y España. Ya en tiempos de Carlos I, un ejército francés formado por 12.000 infantes y 800 caballeros invadió el reino, recuperando para la dinastía depuesta de los Albret tanto Pamplona, donde el futuro San Ignacio de Loyola quedó gravemente herido, como Tudela y Estella. Gonzalo Pizarro permaneció al lado del virrey en esta ofensiva, que hizo las veces de carta de presentación para una de las grandes rivalidades del siglo XVI. Carlos I de España contra Francisco I de Francia; el emergente imperio de la Edad Moderna contra el poderoso reino medieval... En paralelo a una nueva ofensiva en Italia, Francisco I logró sorprender a su enemigo íntimo en Navarra e incluso sitió Logroño hasta penetrar en Burgos.
Un testamento sin Francisco
Antes de que se produjera la reacción castellana, el avance francés se extendió hasta tierras burgalesas y se llevó la vida de Gonzalo Pizarro. Durante el asedio francés a la Peña de Amaya, en agosto de 1522, el veterano coronel fue herido de gravedad. Trasladado a Pamplona, ya liberada de los franceses, nada pudieron hacer los médicos y Pizarro murió a finales de ese año. En un primer momento fue enterrado en la iglesia de San Francisco de Pamplona, para ser trasladado luego por su hijo Hernando hacia la iglesia de La Zarza. Este traslado definitivo de sus restos hacia la iglesia de San Francisco de Trujillo tuvo lugar después de 1557, cuando se pudieron reunir al lado de los de su noble esposa doña Isabel de Vargas.Gonzalo se había casado el 29 de julio de 1503 con una prima suya llamada Isabel de Vargas, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos. Su vida familiar fue escasa, dada su intensa carrera militar, y abundantes fueron los hijos ilegítimos que dejó a su paso. En su testamento reconoció hasta a seis de estos hijos bastardos, entre ellos dos que procreó con una molinera de la Zarza. No así al conquistador Francisco Pizarro, al que por alguna razón desconocida nunca reconoció ni quiso conocer. El hijo nació como consecuencia de un galanteo breve o una relación fugaz (incluso se ha insinuado una violación) del militar con una joven llamada Francisca González, «la Ropera», durante las fiestas organizadas en 1478 para festejar la derrota de Juana La Beltraneja.
Se desconoce si el padre del futuro conquistador Francisco Pizarro combatió en algún momento junto a su hijo bastardo en Italia, pues también él se embarcó en 1495 en esta aventura militar, tal vez queriendo emular la carrera de su prestigioso progenitor. El viaje del natural de Trujillo a América en 1499 puso un océano de por medio entre padre e hijo y evitó que pudieran coincidir en más ocasiones.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 5:50 p.m.
Jorge Lanata: "Si volviera el kirchnerismo iríamos para atrás 20 años, sería un desastre"
“Ellos ven que es el último tren, que se mueren”, consideró el periodista. Además, fiel a su estilo, analizó la historia reciente de la Argentina, desde los 70 hasta el gobierno de Mauricio Macri¿Soy capaz de dispararle a un tipo desarmado en un sótano? Mi respuesta es no. ¿Y Verbitsky? Verbitsky sí.
¿Qué consolida al kirchnerismo? Que ellos ven que es el último tren. Que se mueren.
Creo que llevamos mucho tiempo autoengañándonos y eso se tiene que terminar.
Tengo con Macri un diálogo buenísimo porque él se banca lo que pienso, no le hablo pensando que estoy ante el Presidente sino frente al que conozco hace treinta años.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 5:48 p.m.