MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA.
MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA.
Por el Padre Alberto I. Ezcurra. Enseñanzas de una capellán castrense.
3er capítulo “ Aspectos Morales “
b. Licitud de la guerra revolucionaria en cuánto guerra internacional.
El Director.
La guerra revolucionaria, instrumento de conquista mundial del marxismo, no resulta justificada por ninguna de las condiciones morales que pueden hacer lícita la declaración de una guerra justa: declaración por una autoridad competente, justa causa, recta intención ( II-II,q.40 ).
La guerra revolucionaria es guerra permanente, que se establece como situación de hecho . Ninguno de los centros de poder que la promueven ( Rusia, China, etc.) se hace responsable de la declaración. Habitualmente continúan manteniendo relaciones con los países en los que se desarrolla, al tiempo que auxilian a los combatientes con la propaganda, la preparación de campos de entrenamiento en los países “ satélites “,. El comunista oficial condena a veces públicamente los excesos de la “ ULTRA IZQUIERDA “, lo cual no le impide prestarle auxilio legal ( abogados, campañas por la amnistía o derogación de leyes represivas ) y prepararse para aprovechar el caos creado por la lucha subversiva. Esta actitud le sirve incluso para aparecer como “ partido de orden “ y ganar respetabilidad e influjo en las clases burguesas.
La causa marxista no es justa, ni el comunista lucha por la verdadera justicia, a pesar de que los abusos, injusticias y corrupción del demoliberalismo capitalista puedan dar pie a críticas acertadas. Pero el remedio es peor que la enfermedad
c. Licitud de la guerra revolucionaria en cuanto resistencia activa o guerra civil.
La guerra revolucionaria es una agresión internacional que, en el interior de las naciones, asume las formas de una resistencia activa o insurrección contra el poder constituido. El Santo Padre resume de manera acertada esta situación : “ Sin embargo ya se sabe: la insurrección revolucionaria- salvo en caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y damnificase peligrosamente el Bien Común del país- engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios y provoca nueva ruinas. No se puede combatir un mal al precio de un mal mayor “ ( Pablo VI. Populorum Progressio ).
Si aplicamos estos conceptos a la actual situación argentina , constituyen un clara desautorización de la subversión marxista. No parece que se cumpla de manera alguna las condiciones que harían lícita la insurrección. Y si de algún modos las condiciones presenten justificaren un hecho revolucionario, no sería precisamente el proveniente del campo marxista. Más bien al contrario: la carencia de autoridad, el caos y el desorden, la corrupción a todos los niveles, la ineficacia y la debilidad para enfrentar la subversión marxista, podrían legitimar a quienes quisieran restablecer un orden justo y enérgico.
Para una análisis más amplio de las condiciones que legitiman la resistencia activa, podríamos remitirnos al libro de Aldo Cüntingy C. A. Bertone. Hechos, doctrinas sociales y liberación. ( Guadalupe, Bs.As. 1971 ) que las enuncia sintéticamente en la pág. 250:
“ Los poderes públicos se manifiestan sistemáticamente agresores, o incapaces de promover y lograr la paz, seguridad, el progreso moral y espiritual que caracteriza el Bien Común…
Se ha agotado todos los medios legales para corregir los abusos más representativos y responsables.
Existe la certeza moral de que el gobierno futuro será mejor que el presente: se habla de certeza, no de mera presunción; esta certeza exige la preparación de equipos competentes que puedan realizar la sustitución.
Existe la certeza moral de que las perturbaciones materiales , morales y espirituales ocasionadas por la revolución se reducirán al mínimo necesario y que la revolución tiene sólida esperanza de éxito…
Los medios utilizados en la ejecución de la resistencia activa violenta no tienen que ser intrínsicamente malos “.
Apliquemos esto a nuestra situación actual punto por punto:
Ibidem.
No parece que sea el caso, al contrario : partidos y publicaciones que aparecen como aparato político de la subversión funcionan a la luz del día, la “ literatura subversiva “ que se secuestra en los allanamientos es vendida abiertamente en librerías, promotores de la subversión permanecen en la enseñanza, en la función pública, etc .Ni la mayoría del pueblo, ni los “ elementos más representativos y responsables “ prestan su consenso a la subversión. Al contrario, la guerra revolucionaria es una “ revolución permanente “, “ estrategia sin tiempo “ y no atiende a los daños materiales o humanos, ni al tiempo que dura la lucha.
Esto está dictado por las experiencias dictadas por el comunismo internacional ( Rusia, China, Vietnam (. “ Sólida esperaza de éxito “…: en muchas ocasiones los marxistas no la tienen. Entonces se limitan a provocar el caos mediante la agudización de las “ contradicciones dialécticas “.
Los medios utilizados por la subversión ( secuestros, extorsiones, matanzas de inocentes, asesinatos a sangre fría ) son de modo habitual “ intrínsicamente malos “.
CONCLUSIÓN.
La guerra revolucionaria conducida por el marxismo en nuestra patria es “ guerra total “ ( internacional ). Como guerra internacional constituye una injusta agresión : como guerra civil es delito de sedición.
Por lo tanto la resistencia pasiva y activa, por los medios legales y por la coacción armada , hasta la total eliminación de los focos subversivos no sólo es legítima sino obligatoria. Los bienes que están en juego son todos nuestros derechos civiles y religiosos, nuestra concepción de vida., la existencia misma de nuestra patria como nación soberana.
“ La comunidad de naciones debe ponerse en guardia contra criminales sin conciencia que para la realización de planes ambiciosos no tienen reparo en desencadenar una guerra total. Por lo tanto, los otros pueblos, si quieren proteger su existencia y sus preciados bienes y no permitir que malhechores internacionales hagan lo que se les antoje, deben prepararse, quieran o no para el día que tengan necesidad de defenderse. Ni siquiera en nuestros días se puede negar a los Estados este derecho de defensa “. ( Pío XII, al Congreso Internacional de Derecho penal, 3 de Octubre de 1953. AAS, 45, 1953 Nº 15, págs, 730-744).
“ Mas vale para nosotros morir combatiendo que contemplar las calamidades de nuestra nación y del Santuario ” ( I Mac. 3,59 ).
( Continuaremos : “ 2 . RESPECTO A LOS MEDIOS “. El Director).