ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN…(34 ).LA ERA GLORIOSA DE LOS AUSTRIAS
ARCHIVOS DE MI VIEJO ARCÓN…(34 )El Director
LA ERA GLORIOSA DE LOS AUSTRIAS.3ra.parte.
Por Alexander von Randa.
“POR TODA LA REDONDEZ DE LA TIERRA”
Carlos V fue el épico fundador del siglo español, el Emperador andariego de cuarenta expediciones a través de Europa, si bien nadie ha gobernado el mundo de una manera más efectiva y acertada que lo hizo su hijo desde su austero “camarote “ de El Escorial.
El Prudente ,siendo hijo de una portuguesa, no “ conquisto” Portugal; previno al infortunado don Sebastián contra la expedición a Marruecos y dirigió una guerra casi incruenta contra un usurpador y una flota intervencionista francesa ( 1581); pero las tropas españolas abandonaron de nuevo el territorio ibérico país hermano. Estamos plenamente de acuerdo con Ludwing Pfandl cuando afirma que el lema tácito del Prudente era “ Portugal para los portugueses “, lo mismo que cuando señala cómo trescientos años después, dentro del microcosmo de la monarquía danubiana, aunque en una escala incomparablemente mayor, se originó el macrocosmos de un dualismo de alcance mundial.
Por eso, las grandes relaciones de la época de la unión, realizaciones a las que todavía hoy no se les da el debido aprecio, son al mismo tiempo realizaciones del gran pueblo portugués. Fue entonces cuando se colocó la primera piedra de la expansión geográfica y elevación cultural del Brasil; fue entonces cuando se imprimieron los primeros libros sobre las misiones de África ( 1583 ); se restauró la semidestruida misión congolesa de Sao Salvador, se adquirieron las tierras extensas de Sierra Leona, Mozambique y Angola y- y lo mismo que en el México de Carlos V- se entablaron en Angola discusiones en torno a una segundogenitura del África y los reyes africanos llevaron los nombres de Carlos o Felipe. Fue entonces cuando Macao obtuvo su hasta ahora indiscutido Privilegio Chino ( 1597 )- y cuando- en frase acertada el inglés Trevor Davis, biógrafo de Felipe II- la “ dorada Goa “ llegó al apogeo de su florecimiento.
El Estado internacional de los Austrias, extendida entre dos trópicos, superó en un vigésima parte a la extensión de la pax romana y tuvo por origen y sustentación la más elevada ética de aquella época. Trató de resolver simultáneamente la “ cuestión colonial y la cuestión social “. Trescientos años antes de la aparición de la Internacional, implantó la jornada de ocho horas desde el Tirol y el Franco Condado hasta América ( 1593 ); instauró el régimen de protección al trabajo y hasta el sistema de participación de los obreros en los beneficios. Jamás hubo un pueblo que se acercara más al ideal de la paz universal que la Federación universal de Felipe II. Bajo el cetro del “ rey de este mundo “ se otorga la plenitud de derechos a los herederos de los incas y aztecas, se acerca con el régimen de los trabajos forzados del Perú primitivo, se funda en Uruguay y en Timor el Estado “ ideal “ de los jesuitas y dominios y se proclama el postulado de la “ conquista espiritual “ de Oceanía .En el quinto continente, a ambos lados del Tratado de Tordecillas , se funda el tercer Estado ideal que, “ por el apellido de Austria “, había de bautizarse con el nombre de “ Australia del Espíritu Santo “, dado por Quiroz en 1606. Así este gran portugués figura al final del Descubrimiento español, lo mismo que había figurado en sus comienzos su compatriota Magallanes; pero al mismo tiempo, entre dos marinos portugueses figura un gran español al servicio de la Corona de Portugal: San Francisco Javier, el epónimo de la misión en Asia.
Dentro de esta solidaridad ninguno de los dos pueblos hermanos ibéricos tuvo que avergonzarse del otro. Bajo el signo de la solidaridad se concibió por primera y acaso por única vez, la esperanza de que “ que todo el mundo aquende y allende el Ganges, se hiciera cristiano.” El sueño de este segundo San Pablo en Goa fue el más sublime que engendró esta era. Hubiera unido en una sola fe al Viejo y al Nuevo Mundo.
Pero este sueño fue traicionado por Europa.
EL CABALLO ENCABRITADO.
Dentro del carácter típico de los Austrias españoles hay siempre un rasgo peculiar e individual : todos ellos encarnaron el mismo ideal, pero en sus creaciones dejaron siempre un sello que respondía claramente al espíritu del pueblo español de su tiempo. Así se ve, por ejemplo en Felipe IV, el rey culto y galante, representante del Siglo de Oro, quien con la misma elegancia mata toros que traduce a Giuccardini, preside tertulias de poetas o llena el Alcázar de Madrid con mil quinientas obras maestras del arte español. Sobre este mecenazgo descansa, al decir del Marqués de Villa- Urrutia ,la escuela madrileña de pintura.. Es entonces cuando el estilo épico de España logra su más alta glorificación artística. Velázquez alcanzó ante Breda una victoria aún mayor que la que Espínola. El Carlos del Ticiano cabalgaba por los campos de batalla completamente vacío, sin la menor alegoría alusiva a enemigos moribundos o prisioneros; no en balde presidieron los Austrias una Federación europea compuesta por las siete más importantes órdenes militares. Velázquez se atrevió algo más grande: pintar al vencedor abrazando al vencido. Quien ve en esto un anacronismo, no debería lamentarse de la ausencia de la caballerosidad en las guerras modernas. Pero ya Stygowski hizo destacar cómo este mismo Velázquez creó en sus “ hilanderas “ la primera estampa obrera de Europa. La armonía entre la Corte y el pueblo es lo que caracteriza a aquella época que inspiro a Saavedra Fajardo la metáfora del arpa.
El caballo encabritado de esta grandiosa final del arte, ¿ fue sólo un gesto de triunfo ?.El arte de la equitación de esta época, cuya tradición sobrevive en la escuela española de Viena, enseñó a noble corceles a detener golpes mortales. Diríase que toda España se encabritó, con altanero tesón, para defender un ideal amenazado contra un mundo de enemigos.. El caballo encabritado es ciertamente el gesto espléndido, pero también algo más que un gesto.
La rigidez estatuaria de Felipe IV no deja entrever el menor indicio del peligro que ya se avecina , auque si los retratos del Conde-Duque y del Cardenal Infante, “ el genio de la pax austríaca a caballo “; el perspicaz ojo sicológico de Marañón y de Jovert han conseguido vislumbrar, detrás de la actitud de estos personajes, un profunda preocupación por el porvenir. El épico “ no importa “ del caballo encabritado traduce un dramatismo que recuerda la época de la Roma decadente. Fue Cánovas del Castillo quien sugirió la semejanza.
A esta pax austríaca , gloriosa creación española no le fue dado convertirse en la pax humana. Es Estado internacional forjado con la sangre española no había sido planeado contra Europa, sino a favor de Europa, y la causa de su muerte sería también Europa-Había llegado el día en que iban a romperse los diques de la villa imperial de Potosí- el emporio de plata situado en las cumbres andinas-, y en que la flota que transportaba la plata iba a caer bajo las garras de los piratas..Y, sin embargo, esta España, ahora depauperada todavía, tiene aliento para crear la obra del Buen Retiro, el gran monumento de la civilización de aquella época. Pero mientras la grandiosa escenografía de su teatro universal sabía ofrecer el espectáculo de espléndidas naumaquias, el océano se convertía en enemigo. Los mares comenzaban a poblarse de naves enemigas, que ya no ostentaban nombres de Santos , sino de conquistadores y de fieras. La repuesta del Conde-Duque al desafío holandés no fue un gesto de frivolidad; sólo desde Flandes se podía defender y sostener a las Indias. Y también Francia trató de aprovecharse del aislamiento de España; contaba una población dos veces superior y estaba situada en la línea central. Ya apenas se sabía de donde sacar soldados, pero el Cardenal Infante marchaba adelante, porque tenía que marchar adelante. Su bautismo de fuego en Nördlimgen no fue la última, aunque sí la más grande victoria de la confraternidad y de las armas hispano-austriacas (1643). Lo mismo que el nieto de Carlos V, Alejandro Farnesio, él hizo girar como una peonza a un pequeño ejército de tropas escogidas; cuando se encontraba cercado por todas partes allá en la lejana Bélgica, aún fue capaz de hacer salidas en todas direcciones.
Su biógrafo, Van der Essen, dice que semejantes hazañas fueron posibles gracias a que grandes masas de la población de Bélgica- lo mismo que del Franco Condado- sentían un profundo apego por los Austrias, a pesar de encontrase en la situación más angustiosa. La gesta de los Tercios en Bélgica siguen siendo una de las mayores proezas de la historia militar. Ellos lucharon en una situación política y militarmente desesperada, por una causa sublime.
Si ellos se mantenían firmes, quedaría aún la esperanza de conservar entero, sobre toda la redondez de la tierra, el manto inconsútil que Amsterdam, Londres y París, simultáneamente, amenazaban desgarra. Sólo en los desolados páramos de Rocroi ( 1643) se hundió la “ selva de lanzas españolas “, que cantara Ramón de Basterra.