lunes, octubre 28, 2013

El Vaticano ratifica su línea dura con los católicos divorciados 

Por Julio Algañaraz 

El “guardián” de la ortodoxia doctrinaria reiteró que no pueden recibir los sacramentos.

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Vaticano. Corresponsal - 23/10/13
El Vaticano liquidó ayer la esperanza de un cambio importante que permita recibir los sacramentos a los católicos divorciados y vueltos a casar. El guardián de la ortodoxia, “ministro” del Papa en la Doctrina de la Fe, monseñor Gerhard Mueller, firmó un largo artículo en el Osservatore Romano que apunta a cortar en seco un debate que comenzaba a agitar a la Iglesia, a raíz de un documento de la arquidiócesis de Friburgo.
Ese documento propone “abrir un camino” a las parejas en esta situación difícil, al final del cual se les concederían los sacramentos que les niega la Iglesia por haberse casado primero por la Iglesia y luego divorciado por el civil y vueltos a casar civilmente.
En Alemania, la posición oficial de clausura es impopular entre los casi 25 millones de católicos sobre una población de 80 millones de habitantes.
El Papa argentino desea que el tema sea considerado por el Sínodo Mundial de Obispos sobre la Familia, que convocó para octubre del año próximo.
En un diálogo con los periodistas en el avión que lo traía de regreso a Roma desde Brasil, en julio, Francisco se refirió al tema y dijo: “Estamos en camino hacia una pastoral matrimonial un poco más profunda”.
Jorge Bergoglio recordó que los ortodoxos “tienen una práctica diferente … y dan una segunda posibilidad, lo permiten. Creo que este problema debe ser estudiado en el marco de la pastoral matrimonial”.
El cardenal Mueller condenó abiertamente en su artículo de ayer esta práctica de los ortodoxos, afirmando que “no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio”. Y agregó: “Representa una dificultad significativa para el ecumenismo”.
El tono del artículo es de reafirmación absoluta de la posición tradicional de la Iglesia. Algunos podrían leer una elíptica diferenciación de las posiciones de Francisco.
Por ejemplo, el guardián de la ortodoxia, un cargo que durante 24 años ejercitó el tradicionalista predecesor de Bergoglio, el alemán Joseph Ratzinger, antes de convertirse en el Papa Benedicto XVI, también critica la tendencia a dar los sacramentos a los divorciados en nombre de “la misericordia de Dios”. Este es un tema constante de las enseñanzas del Papa argentino.
El cardenal Mueller señaló que se trata de “un falso llamado” con el cual “se corre el riesgo de la banalización de la misma imagen de Dios, según la cual Dios no podría hacer más que perdonar”.
En su artículo en el Osservatore Romano, bajo el título “La fuerza de la gracia. Indisolubilidad del matrimonio y debate sobre los divorciados vueltos a casar y los sacramentos”, monseñor Mueller escribió que “la mentalidad contemporánea se pone más bien en contraste con la comprensión cristiana del matrimonio, especialmente respecto de su indisolubilidad y de la apertura a la vida”.
“Los matrimonios son hoy probablemente inválidos más a menudo que en el pasado porque se carece de la voluntad de casarse según el sentido de la doctrina católica y también es muy reducida la pertenencia a un contexto vital de fe”, escribió.
El “ministro” para la Doctrina de la Fe abrió un poco la puerta señalando que “una verificación de la validez del matrimonio es importante y puede llevar a una solución de los problemas”.
El aumento de las anulaciones por “déficit de fe” en el momento del casamiento fue evocado por el Papa Benedicto XVI y también por el mismo Francisco.
El cardenal Mueller, con la evidente voluntad de plantar una frontera en la cuestión, recordó “el valor antropológico del matrimonio indisoluble”.
Al respecto, reiteró la receta –que muchos consideran fuera del tiempo contemporáneo– cuando no se puede anular el matrimonio y los divorciados vueltos a casar piden la absolución. La comunión eucarística puede ser devuelta si los “arrepentidos” aceptan la tesis eclesial de vivir juntos “como amigos”, como hermano y hermana”.
Probablemente, el artículo que confirma la clausura vaticana en el tema va a hacer montar un debate agitado más que poner fin a las discusiones.