¿Quieren esa humanidad?
¿Quieren esa humanidad?. Aquí la tienen……………
In memorian, Capitán de Navío ( R ) Carlos José Pazo y treinta y ocho presos políticos dejados morir en los penales federales
Los alcahuetes, los “colaboradores” que hoy se llenan la boca pidiendo “justicia” para ocultar cobardías pasadas, los que entregaron a sus “cumpas” para salvar su pellejo, los que se fueron al sur porque les quedaba grande para su pavura tomar un fusil, los que nunca hicieron un habeas corpus por un “desparecido”, los que recién hoy se acuerdan de las madres de un lado, los que medran desde la justicia y desde la política, los que se cagan encima cuando una bruja de pañuelo blanco los mira torva, las abuelas pretendidas que devenidas en cazadores de recompensa no dicen que la mayoría de los “nietos” encontrados estaban en manos de gente del “palo”, los que siguen mirando al costado olvidándose que, treinta años antes, pedían que a los subversivos les cortaran la cabeza públicamente en la Plaza de Mayo pueden estar contentos, la “lesa humanidad” sigue vigente, y ahora si con pruebas al canto, en la Argentina..
La “lesa humanidad” - esa que sirve para todo y en especial para circos montados a las apuradas con payasos impartiendo “justicia”, con profesionales del apriete, con escribas mercenarios s y muchedumbre de obsecuentes que esperan medrar a partir de un grito o una fotografía – está de parabienes. Está fuerte y saludable en la República y para sorpresa de imbéciles u olvidadizos la aplica el Estado Nacional.
En los campos de concentración en que esta administración ha convertido a los penales federales ya han muerto treinta y nueve presos políticos. Han muerto en su mayoría privados de asistencia médica, de ayuda espiritual, de contención familiar. Han muerto como cualquier interno de un campo de concentración. Pero en estos campos de concentración vernáculos los SS no son los pobres tipos del SPF sino los resentidos y miedosos “vengadores” que hoy, disfrazados de jueces y fiscales, sacan chapa de “derechos y humanos”. Esto no me lo contaron esto lo viví personalmente. Tiempo atrás, cuando el Suboficial mayor Cruciani estaba en agonía y estando yo en Marcos Paz para visitar a otro preso político se me autorizó a visitarlo. Agonizaba en la enfermería del penal y no en un hospital, como han dicho y siguen diciendo para cubrirse las espaldas, donde por lo menos podía ser contenido en su dolor. Lamentablemente la llegada de algunos alcahuetes de los DD. HH. que adujeron que un “represor” no podía tener un trato “preferencial” me privó de la posibilidad de estar con él en su padecimiento.
No hace falta que yo, hoy dolido por la muerte de otro héroe de la lucha contra la subversión, diga esto. Desde tiempo atrás lo vienen denunciando los familiares y amigos de los presos políticos, lo vienen denunciando sus abogados y todo aquel que aunque sea una vez haya ido a visitarlos a un penal federal.
La “lesa humanidad” sigue vigente en Argentina. Pero espera, porque así sucederá, que se de vuelta la taba.