lunes, agosto 25, 2008

Crítica

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EDITORIAL
Crítica

     Porque le hemos criticado sin tregua siempre, con largueza, nos asiste hoy el derecho de decidir a quiénes --y a quiénes no-- aceptaremos como socios de esa crítica. Y hasta el de realzar, si viene al caso, cierta fibra moral y de carácter que no redimen a Guillermo Moreno de su maniática pasión por dibujar los números y desdibujar la realidad, pero que resisten y ganan, cuando le vemos defender hasta el fin su estilo y sus ideas, cualquier cotejo con sus detractores de última hora.
     Estos, curiosamente, se cobijan bajo el alero del mismo hombre, Néstor Kirchner, al que Moreno sigue y obedece con ardimiento. Y éstos son con quienes no queremos andar hoy la ruta del pujante anti-morenismo que campea por doquier.
     Detrás de los comentarios sarcásticos o críticos sobre el funcionario ventilados en los últimos días por Carlos Kunkel, Nilda Garré, Mercedes Marcó del Pont y algunos dirigentes de la UIA, sospechamos --casi olfateamos-- el deseo de salvarse a sí mismos; o el de que Moreno, rodando por el piso, absorba todas las críticas y les salve a ellos.
     Si verdaderamente fuesen sinceros y no especuladores deberían cargar contra Néstor Kirchner. Pero, claro, eso sería como pedirle peras al olmo.