Carta a Maby Picón, viuda del Mayor Viola y madre de María Cristina, ambos asesinados por el ERP.
A Maby Picón en el amor del Padre. Por Juan Carlos Sánchez
Publicado en Periodismo de Verdad, Tucumán 18 de agosto de 2008.Carta abierta a la viuda del Capitán Viola luego de ver el programa “Periodismo de Verdad” conducido por Luz García Hamilton.
Querida Maby:
En la terrible soledad del escarnio y el suplicio, ya al borde de la muerte el hombre exclama “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen…”
Como si faltara algo más para mostrar el amor de su Abbá, su Papito, nuestro Papá, Tata Dios, Tatita, Jesús nos dona la capacidad de perdonar.
No clama venganza, no pide que se detenga la agonía que aceptó libremente en la oración en el Huerto de los Olivos sometiéndose a la voluntad del Padre. No ordena al tiempo que se congele y a la creación que se le doblegue o desaparezca dando por terminada su oblación. Podía hacerlo, todo fue hecho por Él y para Él y el Padre lo escucha y su Palabra es. Pero no se retracta de lo que juró.
Jesús, absolutamente solo, abandonado por el amado - amante, hecho pecado Él que nunca cometió alguno, pide perdón por sus asesinos. Es la sublimación del amor. Solamente quien ama sabe perdonar.
Sólo quien perdona resucita del dolor, de la frustración, de algunas de las tantas muertes que sufrimos en la vida. Solamente para quien perdona el tormento y la muerte se convierten en glorificación.
Dios no deja en manos de terceros su obra, viene a nosotros, pone su tienda para vivir tres décadas en la oscuridad oculto entre su familia y su pueblo, tres años predicando, tres horas de agonía y para yacer tres días en la tumba y su última plegaria es de perdón.
Jesús, todo amor, nos dona el perdón poco antes de la hora 15 del 7 de Abril del año 30
Dios asume sobre sí en la Persona del Hijo todo el mal para derrotar al mal. Lo hace de la forma más cruenta dándonos así la medida de nuestra valía, la de cada uno de nosotros a los ojos del Padre Creador, inmensa, infinita, nos compra al precio de su sangre sin retacear una sola gota. Dios no se anda con chiquitas cuando hace algo, todo lo suyo es magnífico e irrepetible como cada uno de nosotros que somos sus amigos y por quienes da la vida demostrando que es quien ama más y primero. Y por eso mismo como Intercesor clama al Padre el perdón. El Justo sabe que no hay justicia sin perdón, el que no sabe odiar, el que es puro Amor sabe que no hay amor sin perdón. Es su penúltimo don, el último será la resurrección, nuestro gozo y alegría.
Vos Maby -permíteme te tutee sin conocerte pero te siendo hermana- recibiste con generosidad ese don y sabes perdonar. La Argentina que vos y gente como vos son capaces de construir es la que quiero para mis hijos y los hijos de mis hijos.
No deseo una sin olvido ni perdón. No me interesa tanto el olvido aunque la memoria es un mecanismo de autoflagelación y como tal tóxico, sí el perdón. Perdonar nos permite recordarlo todo con la alegría del amor aunque duela. Una comunidad incapaz de perdonar está sometida a la violencia y al odio, es esclava.
Si no olvido sufriré o gozaré según sea el carácter del recuerdo, si no perdono me habré condenado al infierno de la autoexclusión. “El infierno existe y es la autoexclusión” nos enseñó Juan Pablo II el Grande. Es la soledad del amor ausente, la incapacidad de ver al otro tal como lo ve el Padre Creador y de amarlo de la forma que Él lo ama y pide lo amemos. Si no aprendo a perdonar -y solamente aprenderé si acepto el don de Dios-, traficaré mi vida en plenitud por el exiguo precio de la venganza. Mía es la venganza dice el Señor no porque sea un Dios vengativo que goce con ella sino porque no desea para nosotros el oprobio moral de ese sentimiento y entonces lo asume como propio tal como hizo con la Cruz.
Otro tema es la justicia de los hombres, pálido reflejo siempre imperfecto de la divina. La verdadera es equilibrio.
Es inexistente cuando la balanza que la prefigura se inclina siempre hacia un mismo lado pero he de confesarte que, además de no confiar en ella, descreo de ella. Solemos decir que el condenado paga su deuda con la sociedad con cárcel o embargos o con la vida y no es cierto. Todo delito es pecado y ya el pecado está pagado totalmente por Aquél que rogó al Padre el perdón de sus asesinos. Yo mismo crucifico a Jesús con cada pecado, los que mataron a tu esposo y a tu hija crucificaron a Jesús, los que desaparecieron a Vargas Aignase crucificaron a Jesús, los que hoy odian o trafican con el odio crucifican a Jesús. Y todo ese pecado está pago ya por anticipado. El perdón fue primero, el Padre Creador perdonó antes de crearnos, antes de la ofensa y el protoevangelio al decir “…Ella -la mujer, María de Nazareth- te aplastará la cabeza y tu -dice a la serpiente- se acecharás el calcañar…” nos da la pista de la Redención imaginada por Dios desde antes de los tiempos. Por eso la justicia es vana cuando no logra restituir lo dañado y la vida es irrestituible. Para el homicida la cárcel cabe cuando es posible su recuperación y para que de no serlo, no siga matando. Nunca por venganza, es absurdo.
Ya ves Maby cuán absurdo es que la Patria está dividida y por eso mismo en franco retroceso en todos sus aspectos. Para algunos son más importantes sus intereses económicos o ideológicos o ambos que la felicidad de todos los argentinos y son gobierno. Para ellos quizá sea necesaria la cárcel porque tienen voluntad y capacidad de daño, no fueron neutralizados ni se han convertido y dañan a las futuras generaciones con sus mentiras. Hasta que puedan ser controlados habrá que insistir con mensajes como el tuyo, pacificadores, veraces, intentando minimizar el perjuicio o como el de Luz que condujo el programa que me movió a escribirte o el de tantos otros. Habrá que seguir luchando sin dar tregua porque está en peligro la Patria que es otro don y tarea que tenemos la obligación de preservar.
Me alegró tu carta Maby, la que leíste ante las cámaras y toda la nota. Se me hizo patente eso de la otra mejilla y lo de perdonar 70 veces 7 dicho con la firmeza de quien sabe que es instrumento y que a Dios rogando y con el mazo dando.
Quienes mataron a tu esposo y a tu hija, porque no entienden este lenguaje, porque han perdido su íntima dimensión del amor y la capacidad de reconocerse como hermanos con todos los argentinos, arden hostiles y desconformes de sí y de los otros. Pobres, son dignos de compasión, se autoexcluyen.
Te agradezco hayas aceptado el reportaje de Periodismo de Verdad, me ayudaste a pensar y me reconfortaste, hay esperanzas, si el dolor te ha templado también debe haberlo logrado con otros y habrá otros y otros más y más y al final todos juntos lo lograremos. La victoria es inevitable.
Dejo en manos de Luz hacerte llegar estas líneas y no puedo dejar de felicitarlas a las dos, a vos por lo dicho hasta aquí y a la inquietante colega tucumana por su virtuosismo profesional y dulce estilo.
Te beso el alma:
JC, Director de Política y Desarrollo ( P & D )
Fuente: Política y Desarrollo