PERONCITO, le cortaron las piernas,na sabía nada porque vivía en una burbuja y a Vandor lo mató la malaria.
"LOS HOMBRES ADORAN A DIOS Y AL SOLDADO EN LOS MOMENTOS DE PELIGRO, Y NO ANTES. CUANDO ÉSTE HA PASADO, DIOS ES OLVIDADO Y EL SOLDADO DESPRECIADO"
Por Sergio Crivelli
Se pretende que el principal protagonista de la política nacional entre 1945 y 1975 fue una marioneta en manos de su esposa y de un Cagliostro rioplatense. Increíblemente se ha desempolvado la "teoría del cerco", excusa difundida por Montoneros para explicar por qué el "líder" por cuyo regreso habían matado y se habían hecho matar los eliminaba sin inmutarse. Según esa explicación, Isabel y López Rega impedían que Perón se enterase de la feroz batalla que se estaba librando a su alrededor.
Como es obvio, la verdad era otra. La izquierda peronista -JP, Tendencia, Montoneros, etcétera- se enfrentó con el propio Perón en una lucha por el poder tan inmisericorde como desigual. El envejecido caudillo había vuelto al país para ocupar la presidencia a pesar de su precario estado de salud y lo primero que hizo fue fumigar a Héctor Cámpora, a los gobernadores y a los diputados de la izquierda que querían hacer una revolución a la cubana para instalar la patria socialista.
Todo empezó en Ezeiza, cuando los montoneros le arruinaron la apoteosis del retorno. El cruce del Rubicón, sin embargo, fue el asesinato de José Rucci, uno de los garantes del pacto social y del plan económico del tercer gobierno peronista. A partir de ese momento el aniquilamiento del oponente fue la única lógica para ambos bandos. El propio Perón los amenazó públicamente, pero los montoneros siguieron adelante: tenían poder de fuego, pero no estrategia política. Dejaron de esa manera expuesta a la militancia de superficie que empezó a ser aniquilada con nula posibilidad de defensa.
Perón e Isabel habían sido elegidos por el voto popular, pero aquéllos no eran tiempos democráticos. La negociación fue reemplazada por las balas y los explosivos. La izquierda privilegió la lucha y apostó al golpe militar con la delirante hipótesis de que al enfrentarse con las Fuerzas Armadas conseguiría que el pueblo se pusiese finalmente de su lado. Hubo, no obstante, quienes como Rodolfo Walsh criticaron con dureza la estrategia de los "fierros", porque veían venir la tragedia y reclamaron la vía política en lugar de la militar. La conducción de Montoneros desoyó esas opiniones y mandó a sus integrantes a una masacre segura que comenzó con los grupos de tareas de la Triple A y continuó con los de la ESMA sin que se notase demasiado la diferencia.
Frente a esta situación, el grueso de la sociedad se limitó a observar. Sólo quería estabilidad económica y mejores ingresos. Lo de siempre. Alguno de los que tomaron parte de aquella guerra intraperonista debería decirlo con todas las letras. Pretender un "bill" de indemnidad histórico para el fundador del movimiento no sólo ofende la inteligencia de los votantes, sino que a esta altura ya tiene un efecto electoral irrelevante.
Publicado por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal en 7:43 p.m.