San Aelredo de
Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense
Sermón para la Anunciación
Sermón para la Anunciación
“Se le dará el
nombre de Emmanuel”
¡Dios con nosotros! No le habéis visto vosotros, hijos de Adán, subir al cielo para ser Dios; Dios desciende del cielo para ser Emmanuel, Dios-con-nosotros. ¡Viene a nosotros para ser Emmanuel, Dios-con-nosotros, y nosotros descuidamos de ir a Dios para ser en él! “Oh, vosotros, humanos ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?” (Sl 4,3). Mirad que ha venido la verdad: ¿por qué amáis la falsedad y buscáis el engaño?” Mirad que ha venido la palabra verdadera e inalterable; ¿por qué buscáis el engaño” Aquí tenéis al Emmanuel, aquí tenéis a Dios-con-nosotros.
¿Cómo podía él estar más cerca de mí? Pequeño como yo, débil como yo, desnudo como yo, pobre como yo… en todo se ha hecho semejante a mí, tomando lo que es mío y dando lo que es suyo. Yo yacía muerto, sin voz, sin sentido; ya ni tan sólo poseía la luz de mis ojos. Hoy él ha descendido, este hombre tan grande “este profeta poderoso en obras y palabras” (Lc 24,19). “Ha puesto su rostro sobre mi rostro, su boca sobre mi boca, sus manos sobre mis manos” (2R 4,34) se ha hecho el Emmanuel, ¡Dios-con-nosotros!