Cristina y su curiosa necesidad de montar escenografías artificiales en cada discurso
UNA CONDUCTA PARA EL PSICOANÁLISIS
Más allá de las reiterativas cadenas
de Cristina Fernández, me pregunto en serio y sin ironía, por qué necesita en
cada discurso montar una especie de escenario de gente que la aplauda y La
Cámpora le cante consignas de apoyo.
En serio, creo
que si tiene que anunciar algo importante por cadena, basta con un escritorio y
un discurso para explicar determinada medida o acto de
gobierno.
Yo recuerdo muchas cadenas de
presidentes o ministros de economía que anunciaban un plan económico y, en
general, aparecían sentados solos detrás de un escritorio formulando sus
anuncios, con la bandera nacional atrás y a un costado par que se
viera.
Pero Cristina Fernández pareciera
necesitar del aliento de los aplaudidores (en general son siempre los mismos) y
de los cánticos de La Cámpora como para tomar fuerza porque, a esta altura
del partido todos advierten que esa escenografía con actores de reparto es
totalmente artificial y forzada. Esa cosa forzada se nota en los festejos casi
babosos de muchos de sus funcionarios y
funcionarias.
Desde el punto
de vista comunicacional creo que ya harta a la gente ese montaje, pero más allá
de cómo la gente reciba ese montaje armado, me sigue intrigando esa necesidad de
tener que sentir que la aplauden y la alientan, porque si estuviese convencida
de sus medidas y anuncios no necesitaría de un aplauso forzado y apoyos no
espontáneos de La Cámpora, que por cierto jamás podrán sustituir el apoyo o el
rechazo del conjunto de la población a las políticas del
gobierno.
Desde mi punto de vista y sin ser
irónico, creo que dejó de ser un tema de forma de comunicación para
transformarse en algo psicológico que
desconozco.
Francamente hace rato que vengo
pensando en el tema. A mí, personalmente, si estuviera en su lugar, me daría
vergüenza tener que apelar al aplauso forzado y el apoyo bullanguero de La
Cámpora en algún discurso que tuviera que dar, pero reconozco que no todos
tenemos la misma personalidad. Unos se sienten seguros y tranquilos de sus ideas
y otros necesitan del aliento de la tribuna para poder
expresarse.
Dejo planteado el tema para los
expertos en comunicación o bien para los psicólogos que, tal vez, puedan
detectar los temores que puede tener cada persona cuando tiene que comunicar
algo y requiere de una escenografía montada como las que estamos acostumbrados a
ver por televisión.