Lo que la oposición calla y el Gobierno esconde. Por Roberto Cachanosky
Periodismo de Verdad: 19 de
agosto de 
2011                          
     
Sabemos que el famoso modelo tiene sus inconsistencias y que solo es cuestión de analizar cómo las financia el Gobierno
Lo que hay que tener en cuenta es que el voto de la gente, por más mayoritario que sea, no puede cambiar las leyes económicas
Si la Presidenta continúa en el Gobierno, tendrá que 
optar por confiscar algún activo líquido o estatización de flujos para 
no hacer el ajuste
Suponiendo que el resultado electoral del 14 pasado
 realmente fue así y que el 23 de octubre hay un resultado similar, el 
Gobierno heredará una situación económica realmente complicada. Por 
supuesto que la amplia mayoría de la población no tiene por qué saber 
cómo se financia esta fiesta de consumo ni la relación que hay entre 
calidad institucional, crecimiento económico y mejora en el nivel de 
ingreso de la población. Estas son cosas que conocemos unos pocos por 
razones profesionales y, por lo tanto, no compramos el argumento de que 
la Argentina crece como nunca lo hizo en su historia. Sabemos que el 
famoso modelo tiene sus inconsistencias y que solo es cuestión de 
analizar cómo las financia el Gobierno. O, si se prefiere, cómo las 
sostiene y las consecuencias que puede traer esas prácticas de 
artificialidad y distorsión en los precios relativos. Por eso es 
importante resaltar que, más allá del voto de la gente que en un momento
 estuvo incentivada por el famoso voto cuota en el 1 a 1 y ahora en el 
“modelo”, lo que hay que tener en cuenta es que el voto de la gente, por
 más mayoritario que sea, no puede cambiar las leyes económicas. Puesto 
en otros términos, la gente puede, con el voto, llevar a una determinada
 persona al poder, pero esa persona no puede modificar las leyes de la 
economía por DNU o cualquier otro instrumento.
Mucho hemos hablado los economistas de la santa soja como la gran 
financiadora del modelo, lo cual es cierto. A De la Rúa le tocó una soja
 de U$S 160 la tonelada y el kirchnerismo largó con una soja de U$S 230,
 con un promedio desde mayo del 2003 hasta julio de este año de U$S 328 
la tonelada, por supuesto que con picos como los de ahora de U$S 500 la 
tonelada. Es decir, el precio promedio de la soja durante la gestión 
kirchnerista duplicó el precio que le tocó a De la Rúa.
Al ex presidente radical le tocó un Brasil con un dólar en el orden 
de los 2,50 reales y a Kirchner le tocó un Brasil que partió de un dólar
 de 3 reales que fue bajando hasta los 1,60. Brasil y la soja han jugado
 y siguen jugando un papel fundamental en el incremento de la actividad 
económica argentina, lo que implica que esos dos datos no son fruto o 
virtud del modelo. No es que el “modelo” logró subir el precio de la 
soja en el mundo o que Brasil tuviera un dólar cada vez más barato. El 
punto es que esos son datos exógenos al modelo que sin duda lo 
beneficiaron.
Ahora bien, a pesar de esas dos grandes ventajas exógenas al modelo, 
mi visión es que el estímulo artificial del consumo ya no se financia 
con la soja o el dólar barato en Brasil. Puesto en otros términos, ni la
 santa soja ni el real fuerte alcanzan para financiar energía y 
transporte público “baratos”, fútbol para todos y desmadre del gasto 
público.
Que ni la soja ni el dólar barato en Brasil ya no son suficientes 
para financiar el modelo queda en evidencia por la cantidad de cajas a 
las que fue recurriendo el Gobierno en todos estos años. Cuando confiscó
 los ahorros de la gente en las AJFP fue porque necesitaba más caja 
porque la soja ya no alcanzaba.
Otro dato: basta ver la situación patrimonial del Banco Central
 para advertir que el Gobierno necesitó recurrir al stock de reservas 
del Central para financiarse. En la primera semana de enero del 2010 el 
BCRA tenía en su activo Letras Intransferibles del Tesoro por $ 36.200 
millones. En el balance del 7 de agosto pasado figuran en el activo del 
Central $ 106.872 millones en letras intransferibles que son un paga 
Dios. Es que el BCRA multiplicó por 3 su tenencia de bonos basura 
deteriorando su patrimonio neto
Los constantes manotazos a las cajas de la Anses, el Central y 
previamente a los ahorros de las AJFP muestran que el precio de la soja a
 U$S 500 ya no alcanza para financiar el modelo. Lo que necesitaría el 
Gobierno, para poder sostenerlo sin sobresaltos, es una soja subiendo de
 precio todo el tiempo y/o un aumento constante en la producción de 
soja.
También el Gobierno ha recurrido a un fenomenal impuesto 
inflacionario. Las tasas de emisión monetaria del 40% anual muestran a 
un BCRA descontrolado en su política monetaria. Si uno suma toda la base
 monetaria (pesos en circulación + encajes bancarios) y las Lebacs, 
Nobacs y pases que ha colocado el Central se encuentra con que por cada 
dólar de reserva tiene 6 pesos que respaldar, cuando en enero de 2010 la
 relación era 4,29. Para ponerlo en forma sencilla y que lo pueda 
entender el lector no especializado, si hoy se quisiera establecer una 
convertibilidad el tipo de cambio sería de $ 6 por dólar. Aclaro que no 
estoy diciendo que hay que devaluar ni que el tipo de cambio que yo 
deseo es de $ 6 por dólar, o que el dólar tiene que tener un precio de $
 6. Solo digo que el Central tiene 6 pesos de pasivos por cada dólar de 
reserva con tendencia a un mayor deterioro.
Cristina Fernández ha dicho que no piensa moverse un centímetro de lo que han hecho hasta ahora,
 esto significa que seguirán poniendo el carro delante del caballo lo 
que significa estimular el consumo sin la inversión y el correspondiente
 incremento de la productividad que le de sustento al mayor consumo. Por
 otro lado, con la baja calidad institucional que impera en la 
Argentina, serán muy pocos los kamikazes que se animarán a hundir 
inversiones. Así que lo que tiene que pensar el economista es por quién 
irá el Gobierno para seguir financiando el aumento artificial del 
consumo.
Vamos a decirlo de otra manera. La política económica actual se 
asemeja a una familia que inesperadamente ve incrementados sus ingresos 
(soja). Con esos mayores ingresos comienza a consumir todo lo que le 
ingresa sin ahorrar un centavo. Como se sobrepasa en el gasto que supera
 sus ingresos incrementados, comienza a vender activos para seguir 
consumiendo más (reservas del BCRA, ahorros privados en las AFJP, etc.).
 Por ejemplo la familia puede vender su casa para hacer un viaje 
exótico. En el corto plazo todos están felices con el viaje exótico, 
pero no toman conciencia que cuando vuelvan, tendrán que buscar un lugar
 dónde ir a vivir. Cuando esa familia descubre que los ingresos, a pesar
 de haber aumentado, no le alcanzan para financiar su desaforado nivel 
de gasto, y ya no tiene más activos para vender y seguir consumiendo, 
cae en la triste realidad que tendrá que limitar su nivel de consumo al 
ingreso que tiene. Esto es lo que le tendría que hacer una familia y lo 
que le pasa a un país cuando se incentiva artificialmente el consumo. La
 familia tiene que bajar el consumo, en un país se llama ajuste y es lo 
que Cristina Fernández dijo que no va a hacer. Como la Presidenta no 
puede inventar la pólvora, solo queda por ver por qué activos va a ir el
 Gobierno si renueva en octubre. Activos líquidos no hay salvo los 
depósitos en los bancos. ¿Será por eso que hay tanta fuga de capitales y
 el dólar sube? Y flujos líquidos no hay salvo que estaticen el comercio
 exterior con la posterior caída de la producción. Aquí no hay magia 
posible. Si la Presidenta continúa en el Gobierno, tendrá que optar por 
confiscar algún activo líquido o estatización de flujos para no hacer el
 ajuste que cualquier familia tendría que hacer, porque la santa soja ya
 no alcanza.
Esto es lo que no se ha animado a decir la oposición porque hubiese 
perdido votos (igual los perdió) y de lo que se aprovechó el Gobierno 
para seguir un tiempo más en la rueda de la felicidad. El problema de la
 oposición es que no se anima a advertirle a la gente lo que viene.
En definitiva, si la convertibilidad estalló porque no pudo seguir 
financiándose aquél nivel de gasto público, ¿por qué este modelo va a 
terminar en forma diferente si el origen del problema es el mismo? Un 
gasto artificialmente alto. En los 90 se financió con deuda, ahora con 
soja más confiscaciones más una presión impositiva salvaje.
Insisto, solo se me ocurren dos sectores por los que puede ir el 
Gobierno. Uno la estatización del comercio exterior y otro los depósitos
 bancarios. Tendría una tercer alternativa, sincerar el Indec y las 
cuentas públicas para salir a colocar deuda en el exterior, si es que 
este convulsionado mundo se lo permite.
Fuente: La Nación
 
 
 
