ROBENBERG, Historia del Bolchevismo.
*EL OBJETIVO ES LA REVOLUCIÓN. NO
SE TRATA DE UN PROBLEMA ECONÓMICO; SE TRATA, ANTE TODO, DE UN PROBLEMA DE
CONCEPCIÓN DEL MUNDO*.
Un escritor católico, MONSEÑOR
GAUME, lo hacía resaltar en 1877 (¿?) de un modo impresionante.
“Si arrancáis su máscara a
la revolución y le preguntáis: ¿QUIÉN ERES?, os responderá:
“No soy lo que se cree. Muchos
hablan de mí, pero muy pocos me conocen. No soy ni el carbonarismo…ni la
revuelta…ni el cambio de la monarquía en república, ni la substitución de
una dinastía por otra, ni la alteración momentánea del orden público. No soy ni
los gritos de los Jacobinos, ni los furores de Montagne,
ni las luchas de las barricadas, ni el pillaje, ni los incendios, ni la ley
agraria, ni la guillotina, ni MIRAT, ni ROBESPIERRE, ni BABOEUF, ni MAZZINI, ni
KOSSUTH. Esos hombres son hijos míos, no son yo. Esas cosas son mis obras,
no son yo. Esos hombres y esas cosas son hechos pasajeros, y yo soy un estado
permanente.
“YO SOY EL ODIO A TODO ORDEN
QUE EL HOMBRE NO HA ESTABLECIDO Y EN EL CUAL NO ES REY Y DIOS CONJUNTAMENTE. YO
SOY LA PROCLAMACIÓN DE
LOS DERECHOS DEL HOMBRE, SIN PREOCUPARSE DE LOS DERECHOS DE DIOS. YO SOY LA FUNDACIÓN DEL
ESTADO RELIGIOSO Y SOCIAL SOBRE LA VOLUNTAD DEL
HOMBRE EN VEZ DE LA VOLUNTAD DE
DIOS. YO SOY DIOS DESTRONADO Y EL HOMBRE CONVERTIDO EN UN FIN EN SÍ MISMO.
“HE AQUÍ POR QUÉ ME LLAMO REVOLUCIÓN, ES DECIR, INVERSIÓN…” (Monseñor Gaume, La Revolution. Recharches Historiques, T. 18. Sociedad de San
Pablo. Lille, 1877.
Por su parte, LENIN y MAO,
esos dos grandes maestros del comunismo nos lo dicen claramente:
“El marxismo es el
materialismo. Como tal, es tan implacablemente hostil a la religión como el
materialismo de los enciclopedistas del siglo XVIII o el materialismo de
FEUERBACH. Esto es innegable. Pero el materialismo dialéctico de MARX y de
ENGELS llega más lejos que los enciclopedistas de FEUERBACH, en la aplicación
de la filosofía materialista al campo de la Historia,
al campo de las ciencias sociales. Debemos combatir a la religión. Es el ABC de
todo materialismo y, por tanto, del marxismo. Pero el marxismo no es un
materialismo que se queda en el ABC. El marxismo llega más lejos. Dice: hay
que saber lucha contra la religión…”. (LENIN, El Proletario, nº 45, 26-13 de mayo de 1909).
“La religión es el opio del
pueblo”. Esta sentencia de MARX constituye la piedra angular de toda
concepción marxista en materia de religión. Religiones e Iglesias modernas,
organizaciones religiosas de todas clases, son consideradas por el marxismo
como órganos de reacción burguesa, que sirven para defender la explotación y
para embrutecer a la clase obrera…”
(LENIN, El Proletario, nº 45, 26-13 de mayo de 1909).
“Repudiamos toda moral
procedente de una inspiración extraña a la humanidad, extraña a las clases
sociales. Esa moral no es más que un engaño, una farsa, es atiborrar el cráneo
de los obreros y campesinos en interés del capitalismo.
“Por ello afirmamos: la moral
considerada al margen de la sociedad humana no existe para nosotros; es una mentira.
Para nosotros, la moral está subordinada a los intereses de la lucha de clases
del proletariado”.