Periodismo de Verdad: 19 de
agosto de
2011
Sabemos que el famoso modelo tiene sus inconsistencias y que solo es cuestión de analizar cómo las financia el Gobierno
Lo que hay que tener en cuenta es que el voto de la gente, por más mayoritario que sea, no puede cambiar las leyes económicas
Si la Presidenta continúa en el Gobierno, tendrá que
optar por confiscar algún activo líquido o estatización de flujos para
no hacer el ajuste
Suponiendo que el resultado electoral del 14 pasado
realmente fue así y que el 23 de octubre hay un resultado similar, el
Gobierno heredará una situación económica realmente complicada. Por
supuesto que la amplia mayoría de la población no tiene por qué saber
cómo se financia esta fiesta de consumo ni la relación que hay entre
calidad institucional, crecimiento económico y mejora en el nivel de
ingreso de la población. Estas son cosas que conocemos unos pocos por
razones profesionales y, por lo tanto, no compramos el argumento de que
la Argentina crece como nunca lo hizo en su historia. Sabemos que el
famoso modelo tiene sus inconsistencias y que solo es cuestión de
analizar cómo las financia el Gobierno. O, si se prefiere, cómo las
sostiene y las consecuencias que puede traer esas prácticas de
artificialidad y distorsión en los precios relativos. Por eso es
importante resaltar que, más allá del voto de la gente que en un momento
estuvo incentivada por el famoso voto cuota en el 1 a 1 y ahora en el
“modelo”, lo que hay que tener en cuenta es que el voto de la gente, por
más mayoritario que sea, no puede cambiar las leyes económicas. Puesto
en otros términos, la gente puede, con el voto, llevar a una determinada
persona al poder, pero esa persona no puede modificar las leyes de la
economía por DNU o cualquier otro instrumento.
Mucho hemos hablado los economistas de la santa soja como la gran
financiadora del modelo, lo cual es cierto. A De la Rúa le tocó una soja
de U$S 160 la tonelada y el kirchnerismo largó con una soja de U$S 230,
con un promedio desde mayo del 2003 hasta julio de este año de U$S 328
la tonelada, por supuesto que con picos como los de ahora de U$S 500 la
tonelada. Es decir, el precio promedio de la soja durante la gestión
kirchnerista duplicó el precio que le tocó a De la Rúa.
Al ex presidente radical le tocó un Brasil con un dólar en el orden
de los 2,50 reales y a Kirchner le tocó un Brasil que partió de un dólar
de 3 reales que fue bajando hasta los 1,60. Brasil y la soja han jugado
y siguen jugando un papel fundamental en el incremento de la actividad
económica argentina, lo que implica que esos dos datos no son fruto o
virtud del modelo. No es que el “modelo” logró subir el precio de la
soja en el mundo o que Brasil tuviera un dólar cada vez más barato. El
punto es que esos son datos exógenos al modelo que sin duda lo
beneficiaron.
Ahora bien, a pesar de esas dos grandes ventajas exógenas al modelo,
mi visión es que el estímulo artificial del consumo ya no se financia
con la soja o el dólar barato en Brasil. Puesto en otros términos, ni la
santa soja ni el real fuerte alcanzan para financiar energía y
transporte público “baratos”, fútbol para todos y desmadre del gasto
público.
Que ni la soja ni el dólar barato en Brasil ya no son suficientes
para financiar el modelo queda en evidencia por la cantidad de cajas a
las que fue recurriendo el Gobierno en todos estos años. Cuando confiscó
los ahorros de la gente en las AJFP fue porque necesitaba más caja
porque la soja ya no alcanzaba.
Otro dato: basta ver la situación patrimonial del Banco Central
para advertir que el Gobierno necesitó recurrir al stock de reservas
del Central para financiarse. En la primera semana de enero del 2010 el
BCRA tenía en su activo Letras Intransferibles del Tesoro por $ 36.200
millones. En el balance del 7 de agosto pasado figuran en el activo del
Central $ 106.872 millones en letras intransferibles que son un paga
Dios. Es que el BCRA multiplicó por 3 su tenencia de bonos basura
deteriorando su patrimonio neto
Los constantes manotazos a las cajas de la Anses, el Central y
previamente a los ahorros de las AJFP muestran que el precio de la soja a
U$S 500 ya no alcanza para financiar el modelo. Lo que necesitaría el
Gobierno, para poder sostenerlo sin sobresaltos, es una soja subiendo de
precio todo el tiempo y/o un aumento constante en la producción de
soja.
También el Gobierno ha recurrido a un fenomenal impuesto
inflacionario. Las tasas de emisión monetaria del 40% anual muestran a
un BCRA descontrolado en su política monetaria. Si uno suma toda la base
monetaria (pesos en circulación + encajes bancarios) y las Lebacs,
Nobacs y pases que ha colocado el Central se encuentra con que por cada
dólar de reserva tiene 6 pesos que respaldar, cuando en enero de 2010 la
relación era 4,29. Para ponerlo en forma sencilla y que lo pueda
entender el lector no especializado, si hoy se quisiera establecer una
convertibilidad el tipo de cambio sería de $ 6 por dólar. Aclaro que no
estoy diciendo que hay que devaluar ni que el tipo de cambio que yo
deseo es de $ 6 por dólar, o que el dólar tiene que tener un precio de $
6. Solo digo que el Central tiene 6 pesos de pasivos por cada dólar de
reserva con tendencia a un mayor deterioro.
Cristina Fernández ha dicho que no piensa moverse un centímetro de lo que han hecho hasta ahora,
esto significa que seguirán poniendo el carro delante del caballo lo
que significa estimular el consumo sin la inversión y el correspondiente
incremento de la productividad que le de sustento al mayor consumo. Por
otro lado, con la baja calidad institucional que impera en la
Argentina, serán muy pocos los kamikazes que se animarán a hundir
inversiones. Así que lo que tiene que pensar el economista es por quién
irá el Gobierno para seguir financiando el aumento artificial del
consumo.
Vamos a decirlo de otra manera. La política económica actual se
asemeja a una familia que inesperadamente ve incrementados sus ingresos
(soja). Con esos mayores ingresos comienza a consumir todo lo que le
ingresa sin ahorrar un centavo. Como se sobrepasa en el gasto que supera
sus ingresos incrementados, comienza a vender activos para seguir
consumiendo más (reservas del BCRA, ahorros privados en las AFJP, etc.).
Por ejemplo la familia puede vender su casa para hacer un viaje
exótico. En el corto plazo todos están felices con el viaje exótico,
pero no toman conciencia que cuando vuelvan, tendrán que buscar un lugar
dónde ir a vivir. Cuando esa familia descubre que los ingresos, a pesar
de haber aumentado, no le alcanzan para financiar su desaforado nivel
de gasto, y ya no tiene más activos para vender y seguir consumiendo,
cae en la triste realidad que tendrá que limitar su nivel de consumo al
ingreso que tiene. Esto es lo que le tendría que hacer una familia y lo
que le pasa a un país cuando se incentiva artificialmente el consumo. La
familia tiene que bajar el consumo, en un país se llama ajuste y es lo
que Cristina Fernández dijo que no va a hacer. Como la Presidenta no
puede inventar la pólvora, solo queda por ver por qué activos va a ir el
Gobierno si renueva en octubre. Activos líquidos no hay salvo los
depósitos en los bancos. ¿Será por eso que hay tanta fuga de capitales y
el dólar sube? Y flujos líquidos no hay salvo que estaticen el comercio
exterior con la posterior caída de la producción. Aquí no hay magia
posible. Si la Presidenta continúa en el Gobierno, tendrá que optar por
confiscar algún activo líquido o estatización de flujos para no hacer el
ajuste que cualquier familia tendría que hacer, porque la santa soja ya
no alcanza.
Esto es lo que no se ha animado a decir la oposición porque hubiese
perdido votos (igual los perdió) y de lo que se aprovechó el Gobierno
para seguir un tiempo más en la rueda de la felicidad. El problema de la
oposición es que no se anima a advertirle a la gente lo que viene.
En definitiva, si la convertibilidad estalló porque no pudo seguir
financiándose aquél nivel de gasto público, ¿por qué este modelo va a
terminar en forma diferente si el origen del problema es el mismo? Un
gasto artificialmente alto. En los 90 se financió con deuda, ahora con
soja más confiscaciones más una presión impositiva salvaje.
Insisto, solo se me ocurren dos sectores por los que puede ir el
Gobierno. Uno la estatización del comercio exterior y otro los depósitos
bancarios. Tendría una tercer alternativa, sincerar el Indec y las
cuentas públicas para salir a colocar deuda en el exterior, si es que
este convulsionado mundo se lo permite.
Fuente: La Nación