Nuevo documento sobre la liturgia: triunfo tradicional
Nuevo documento sobre la liturgia: triunfo tradicional
  El Papa restringirá el poder de los obispos de  limitar la aplicación del Motu Proprio 
  Recordarán los lectores nuestra adhesión a la campaña de  ruego al Santo Padre para que no permitiese la restricción del uso de la misa  tradicional por medio de un documento aclaratorio del motu proprio Summorum  Pontificum. Gracias a Dios y a Santo Padre, se sabe en grado de certeza  razonable que el próximo documento, a conocerse a principios de mayo, no solo  evita restringir sino que amplÃa la libertad de los fieles que solicitan la  misa tradicional, llamada ahora “Forma Extraordinaria†. Confirmando lo por  nosotros muchas veces afirmado, en el sentido de que los obispos son  mayoritariamente reacios y aún enemigos declarados de conceder el ejercicio de  este derecho a los sacerdotes y a los fieles, como ocurre en la Arquidiócesis  de Buenos Aires, el artÃculo de Golias reconoce, además la derrota  progresista en materia litúrgica, aunque reclama, veremos con qué veracidad,  haber torcido la voluntad del Santo Padre en otras materias de sustancial  importancia para la Fe.
 Asà confiesan la derrota los progresistas de Golias: 
 “Mientras que algunos cardenales como William Joseph  Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Antonio  MarÃa Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto  Divino, trataron de limitar la generosidad de la aplicación del motu proprio,  el punto de vista de Ratzinger a una concesión muy amplia habrÃa ganado.El  Papa quiere asà facilitar la celebración según los libros litúrgicos  antiguos y no respalda el punto de vista restrictivo (o minimalista) que sigue  siendo el de una gran mayorÃa de los obispos de todo el mundo. 
 “El Papa estrÃa másy más convencido del éxito  real de esta medida "liberal".Sin duda, aquà y allá, siguen existiendo  algunas reservas, por ejemplo, en la misa de ordenación de sacerdotes  diocesanos que no podrá ser celebrado según el rito antiguo.Sin embargo, la  intención de esta puesta a punto romana es negar la lectura minimalista del  motu proprio, en el sentido de que la decisión de celebrar una misa pública  con el rito antiguo (o "forma extraordinaria", como él dice hoy )  requerirÃa el consentimiento del obispo, mientras que cada sacerdote es  libre de organizar una celebración en su parroquia, siempre y cuando exista una  demanda.Claramente, Benedicto XVI es muy consciente de la muy fuerte resistencia  de los obispos, que a veces prohÃben a los sacerdotes dispuestos dar cabida  a grupos unidos a la liturgia antigua y públicamente celebrar la misa para  ellos. Por lo tanto este nuevo llamado al orden se dirige no a los  tradicionalistas sino a los obispos que no cooperan con ellos. 
 “Sabemos de fuentes romanas directas que este decreto ha  sufrido de hecho una doble corrección.Originalmente habÃa sido preparado  por monseñor Guido Pozzo, secretario de la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei"  asignado al manejo del caso. Posteriormente, el cardenal Levada y su fiel  asesor,Mons. Charles J. Scicluna, un maltés, han modificado significativamente  el texto en el sentido restrictivo, con el acuerdo del Cardenal Cañizares  Llovera, Prefecto de la Congregación de Culto Divino! Nuestros informes  recientes eran bien precisos. 
 “Una vez modificado por la Levada, el documento llegó a  la oficina del Papa quien no quedó satisfecho con los cambios realizados. Por  tanto, la versión final serÃa más o menos como el documento que Guido  Pozzo habÃa inicialmente redactado. Es decir,en un sentido más favorable a  los tradicionalistas. 
 “A pesar de su posición moderada en algunos aspectos,  Benedicto XVI está muy unido a la sacralidad de la liturgia bajo una forma  tradicional, como para retacear en este aspecto. Acepta el espÃritu de  AsÃs. Dio un paso hacia los judÃos al eximirlos de toda culpabilidad  en el juicio de condena. Pero en la liturgia, no ha cambiado†. 
 ¡Demos gracias a Dios! 
 Nota: la referencia a los judÃos es a  su responsabilidad en el juicio que condenó a Nuestro Señor Jesucristo a la  pasión y muerte.