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Campañas Antisubversiva | | |||
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En la segunda mitad de la década de 1960, la República Argentina se transformó en terreno fértil para que, desde distintos sectores de la política nacional, se desarrollaran las actividades revolucionarias armadas. Si bien se registraron manifestaciones violentas en todo el espectro político argentino, las que más se hicieron notar fueron las provenientes de elementos radicalizados de la izquierda nacional. Inspiradas en la Revolución Cubana que derrocó a Fulgencio Batista en enero de 1959, estas expresiones demostraban la determinación de la izquierda argentina más extremista de proyectarse desde el terreno puramente político al de la acción armada. Si bien sus primeras manifestaciones se registraron en 1959 (establecimiento de un campamento guerrillero en Tucumán) y la última en 1989 (copamiento de instalaciones del Ejército en las afueras de Buenos Aires), su accionar se haría sentir con mayor fuerza entre 1970 y 1978. La subversión, tal la designación con la cual se identificaba al fenómeno en su tiempo, fue combatida por las fuerzas armadas y de seguridad aplicando doctrinas y estrategias que comenzaron a desarrollarse en la década de 1960. La campaña antisubversiva se inició en forma inorgánica hacia 1970, alcanzó su mayor desarrollo con su militarización formal a principios de 1975 y concluyó dos años después del golpe militar que derrocó a la presidente María E. Martínez de Perón; aunque en 1989 tuvo un rebrote extemporáneo muy breve. Según las fuentes que se decida consultar, las bajas atribuibles al conflicto fluctúan entre 10.000 y 30.000 personas e incluyen tanto víctimas del terrorismo izquierdista como abatidos y desaparecidos por la represión militar. Si bien originalmente fue un conflicto de corte policial, la campaña fue resuelta militarmente entre 1975 y 1978. La militarización formal tuvo lugar el 5 de febrero de 1975, cuando el Ejército recibió órdenes presidenciales de "neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos" que actuaban en la Provincia de Tucumán, contando para ello con el apoyo de las demás fuerzas armadas y de seguridad, los ministerios del Interior y Bienestar Social y la Secretaría de Información Pública. Los elementos subversivos estaban constituidos por guerrillas rurales organizadas por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) al Sudoeste de la capital tucumana en octubre de 1973 con la intención de constituir un frente rural que, mediante el dominio territorial de su zona de operaciones, le permitiera alcanzar reconocimiento internacional y algún grado de apoyo político, económico y material para continuar su lucha contra el poder establecido; de manera similar a lo hecho por Fidel Castro en Cuba quince años antes.
La jurisdicción militar para la represión de elementos subversivos se extendió, mediante tres decretos presidenciales, a todo el territorio nacional el 6 de octubre de 1975. Y a las fuerzas y organismos ya comprometidos se agregaron la Policía y el Servicio Penitenciario federales, fuerzas policiales y servicios penitenciarios provinciales y la Secretaría de Informaciones del Estado, los que fueron puestos bajo control operacional de un Consejo de Seguridad Interna que integraban el Presidente de la Nación, todos los ministros del Poder Ejecutivo Nacional y los comandantes generales de las fuerzas armadas. Este marco legal fue el que se empleó hasta principios de la década de 1980 para combatir la amenaza de la guerrilla urbana que encarnaban el ya citado ERP, la organización Montoneros y otros grupos armados menores. |