El vergonzoso ataque contra Libia
El vergonzoso ataque contra Libia
Las Fuerzas Armadas españolas, reducidas al papel de cipayos.
En medio de la peor recesión desde la posguerra, despilfarro de recursos en un ataque injusto.Con el desprecio por los españoles que les es peculiar, el PSOE que detenta este turno el Gobierno (de ocupación) de España ha acordado con el PP (la «oposición», según algunos) el envío de tropas y material a Libia, para contribuir al ataque que los Estados Unidos de Norteamérica han desencadenado contra el gobierno de aquel país, sin declaración de guerra ni asomo de causa que lo justifique. El espacio aéreo español, nuestras bases y nuestros sistemas de defensa están nuevamente al servicio de esta criminal operación.
Nadie en su sano juicio simpatiza con Muamar el Gadafi. Sin embargo, hasta hace pocos meses era recibido con honores en Madrid, Roma o París; se abrazaba con Juan Carlos y con Silvio Berlusconi; firmaba tratados de amistad y cooperación, y acuerdos para la explotación de sus inmensos recursos petrolíferos, acuerdos que se han respetado y que benefician, por ejemplo, a la compañía española REPSOL YPF.
De repente, atacado por un conglomerado de fuerzas, en su mayoría extremistas mahometanos —mahometanos son el propio Gadafi y su régimen, pero menos agresivos—, que no presentan un frente común ni capacidad de organizar un mando común ni un gobierno, reciben el apoyo de los EE.UU., seguidos servilmente por Gran Bretaña, por la República Francesa y por un conglomerado de estados que incluye a algunos árabes que han reprimido con mano de hierro revueltas similares a las que ahora combate Gadafi. Comienzan los bombardeos, la invasión, y el riesgo de convertir Libia en la Somalia del norte, en manos de piratas mahometanos —evocación del viejo Trípoli, pero ahora con los españoles en el bando equivocado—, y hacer descender a su población de un nivel de vida y asistencia aceptables al caos y miseria al que previamente se ha reducido a Iraq, por ejemplo.
Una ofensiva criminal, ilegal e ilegítima, a la cual La Zarzuela, La Moncloa y sus aliados han vuelto a uncir a las Fuerzas Armadas españolas, casi sin presupuesto, humilladas hasta la náusea por el propio Gobierno, que ya nos está desangrando, a costa de su abyecta sumisión a Barack Hussein Obama, en Afganistán, en el Líbano, etcétera.
Unas Fuerzas Armadas españolas que deberían estar ocupándose del enemigo marroquí al sur, de las provocaciones británicas en Gibraltar, de los ataques de los piratas somalíes. Pero los españoles no son dueños de sus destinos, ni tienen quien defienda sus intereses. Hay que poner fin a este régimen ya, antes de que este régimen ponga definitivamente fin a España.
Juventudes Tradicionalistas de España
Marzo 2011