La ley natural, valor irrenunciable que garantiza la libertad
Agencia Informativa Católica Argentina
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La ley natural, valor irrenunciable que garantiza la libertad
Ciudad del VaticanoAICA
Benedicto XVI subrayó la necesidad y la urgencia de crear en la cultura y en la sociedad civil y política las condiciones indispensables para un pleno conocimiento del irrenunciable valor de la ley moral natural. En su audiencia a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el Papa afirmó que la ley natural constituye la verdadera garantía que tenemos todos de vivir libres, respetados y defendidos de cualquier pretensión de manipulaciones ideológicas y de cualquier abuso perpetrado sobre la base de la ley del más fuerte.
El Santo Padre dijo que, a menudo, la opinión pública pide a los teólogos que promuevan el diálogo entre las religiones y las culturas, que contribuyan al desarrollo de una ética que tenga como coordinadas la paz, la justicia y la defensa del ambiente natural. “En esta perspectiva –añadió- también se pide a los teólogos que ofrezcan respuestas adecuadas a las que aferrarse para superar las alienaciones que condicionan y oprimen la vida de los individuos”.
“Y, sin embargo, no se puede silenciar que la identidad de la teología no está en este nivel de problemáticas y exigencias. La necesidad humana de trascendencia y de orientaciones, sostenibles y dignas de atención universal, se centra en la cuestión de la verdad. La característica esencial e imprescindible para la teología es situar la cuestión concerniente a la verdad de la fe y no simplemente interrogarse sobre su eficacia práctica y social”.
“Desde el punto de vista objetivo –prosiguió el Papa- la verdad es la Revelación de Dios en Cristo Jesús, que solicita como respuesta la obediencia de la fe en comunión con la Iglesia y su Magisterio. Desde el punto de vista subjetivo de quien hace teología, la virtud fundamental del teólogo es la de buscar la obediencia a la fe, que lo convierte en colaborador de la verdad”.
“Por otra parte, la obediencia a la verdad no significa renunciar a la búsqueda y a la fatiga de pensar. La inquietud del pensamiento, que indudablemente no podrá ser aplacada nunca del todo en la vida de los creyentes, desde el momento que ellos también están en el camino de la búsqueda y de la profundización de la Verdad, será una inquietud que los acompaña y los estimula en la peregrinación del pensamiento hacia Dios y de esta forma será fecunda”.+
El Santo Padre dijo que, a menudo, la opinión pública pide a los teólogos que promuevan el diálogo entre las religiones y las culturas, que contribuyan al desarrollo de una ética que tenga como coordinadas la paz, la justicia y la defensa del ambiente natural. “En esta perspectiva –añadió- también se pide a los teólogos que ofrezcan respuestas adecuadas a las que aferrarse para superar las alienaciones que condicionan y oprimen la vida de los individuos”.
“Y, sin embargo, no se puede silenciar que la identidad de la teología no está en este nivel de problemáticas y exigencias. La necesidad humana de trascendencia y de orientaciones, sostenibles y dignas de atención universal, se centra en la cuestión de la verdad. La característica esencial e imprescindible para la teología es situar la cuestión concerniente a la verdad de la fe y no simplemente interrogarse sobre su eficacia práctica y social”.
“Desde el punto de vista objetivo –prosiguió el Papa- la verdad es la Revelación de Dios en Cristo Jesús, que solicita como respuesta la obediencia de la fe en comunión con la Iglesia y su Magisterio. Desde el punto de vista subjetivo de quien hace teología, la virtud fundamental del teólogo es la de buscar la obediencia a la fe, que lo convierte en colaborador de la verdad”.
“Por otra parte, la obediencia a la verdad no significa renunciar a la búsqueda y a la fatiga de pensar. La inquietud del pensamiento, que indudablemente no podrá ser aplacada nunca del todo en la vida de los creyentes, desde el momento que ellos también están en el camino de la búsqueda y de la profundización de la Verdad, será una inquietud que los acompaña y los estimula en la peregrinación del pensamiento hacia Dios y de esta forma será fecunda”.+
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