USINA : LA NUEVA KGB NACIONAL
AMIGOS DE LA LIBERTAD
- Esta nota de la Revista Noticias del 21 de septiembre da una explicación sobre las obsesiones del gobierno en materia de información.
- Siguen dando muestras de que ignoran que el pueblo se está cansando y no los votará a su tiempo.
- El presidente habló en la sede de Naciones Unidas con un auditorio vacío. Claro, allá no podían llevar a la comitiva numerosa que viajó ni a los piqueteros ni a los planes trabajar, ni a los villeros que acostumbran a acarrear, que además de hartos y cansados, ningún entusiasmo ponen aunque les martillen con los bombos y otras delicadezas.
- La KGB nacional, servirá para criadero de parásitos que a nadie convencerán, más, como, cuando actualmente se oyen voces de protesta por doquier y falta más de un año para votar.
gm
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política
Policía del Pensamiento
Una investigación de la Revista Noticias:
La Gestapo K
Cómo trabaja el grupo que investiga el pasado y presente
de opositores, empresarios y periodistas.
Qué es USINA,
el órgano que funciona en la Casa Rosada.
El papel de la SIDE y de Télam.
Por Franco Lidner,
investigador de la Revista Noticias
12.09.2006 | 11:42
Kirchner está en todas partes. Cada vez que algún opositor o ministro suyo dice algo, él se entera. Cada vez que un periodista lo cuestiona, recibe una desgrabación al instante. Dos veces por hora –y hasta quince por día– lee un resumen de todo lo que se informa por tevé, radio, cables de agencias… ¡y hasta sitios de internet!
Cuando cae la noche, su amigo Francisco "Paco" Larcher, el segundo de la SIDE en los papeles y jefe en los hechos, le lleva un minucioso informe de Inteligencia con las novedades de la jornada: tal legislador del bando enemigo se reunió con un importante empresario, tal otro columnista de diario criticó al Gobierno en una charla privada con corresponsales extranjeros, etcétera. Kirchner saborea cada detalle, de a ratos enfurece, planea la venganza y llama a sus hombres para el ataque.
La agencia oficial Télam hará lo suyo, algunos de sus ministros llamarán a las ovejas descarriadas para advertirles que están bajo vigilancia y hasta el propio Presidente levantará el teléfono en casos especiales.
Con esa información confidencial, semanas atrás llamó al titular de una privatizada para que no fuera a almorzar con el diputado peronista Juan José Álvarez, hoy opositor a la Casa Rosada.
"¿Con quién te andás juntando vos?", le preguntó divertido. El empresario entró en pánico y dejó plantado a Álvarez.
La agencia oficial Télam hará lo suyo, algunos de sus ministros llamarán a las ovejas descarriadas para advertirles que están bajo vigilancia y hasta el propio Presidente levantará el teléfono en casos especiales.
Con esa información confidencial, semanas atrás llamó al titular de una privatizada para que no fuera a almorzar con el diputado peronista Juan José Álvarez, hoy opositor a la Casa Rosada.
"¿Con quién te andás juntando vos?", le preguntó divertido. El empresario entró en pánico y dejó plantado a Álvarez.
CONTROL TOTAL. Hasta hoy, sólo los integrantes del Gobierno sabían de la existencia de la
Unidad del Sistema Informativo de la Nación Argentina (USINA).
Las oficinas de ese departamento dedicado al seguimiento minuto a minuto de los medios –diarios, cables de noticias, tevé y radio– funcionan en la planta baja de la Casa Rosada. Son unos 60 hombres al mando del vocero del Presidente, Miguel Núñez, y del polémico secretario de Medios, Enrique "Pepe" Albistur, que depende del jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Si muchos se preguntaban a qué se dedicaba el silencioso Núñez dentro del Gobierno, ahora ya saben la respuesta.
El diario La Nación, que días atrás adelantó parte de esta historia, reveló que también trabajan en el proyecto dos subalternos de Albistur, la directora de Contenidos de Medios de Comunicación, Andrea Caldararo, y el coordinador de Radio y Televisión, Federico Chichoni.
Que una dependencia oficial se llame USINA es un dato bastante significativo.
Al sitio web –usina.gov.ar– sólo pueden visitarlo quienes dispongan de una clave habilitada. "Sólo funcionarios autorizados", advierte una leyenda.
Superado ese obstáculo, las cosas se ponen interesantes: desgrabaciones instantáneas de todo lo que dicen los periodistas que están en la mira de Kirchner, titulares de noticieros –sobre todo del canal Crónica TV, el más importante para el Presidente por su llegada a las clases más populares– y un enorme archivo donde pueden buscarse las noticias sobre determinada persona que le interese al Gobierno.
Por ejemplo, si en el buscador se escribe el nombre de Jorge Fontevecchia, CEO de la editorial Perfil y fundador de NOTICIAS, las cuatro primeras entradas que aparecen son éstas:
• "Periódico Austral (de Santa Cruz)le responde a Fontevecchia". Allí se transcribe la desgrabación de un comentario del periodista Alfredo Leuco en el programa de Luis Majul en La Red.
• "Yo estuve hablando con Fontevecchia y no estoy muy de acuerdo con lo que decidieron". Desgrabación de un comentario de Jorge Lanata en su programa de Del Plata.
• "Perfil publicará nota donde dicen que Carrió borró a Olivera de informe polémico". Comentario del periodista Reynaldo Sietecase en el mismo programa.
• "Repercusiones de la querella a NOTICIAS". Desgrabación de la entrevista radial de Marcelo Zlotogwiazda a Darío Gallo, editor ejecutivo de esta revista, luego de la querella que Albistur presentó
contra NOTICIAS el año pasado.
Está claro que los hombres de USINA saben qué informaciones les interesan al Presidente y a su esposa Cristina.
El jueves 6, ella habló durante casi tres horas en el Senado para defender el proyecto oficial de los superpoderes. Fue una exposición cargada de rabia y de datos indiscretos sobre quienes la dama considera sus enemigos.
Sus colegas senadores repararon en las numerosas carpetas que Cristina traía consigo, y uno hasta bromeó: "Casi se trae la biblioteca completa". Esos dossiers secretos eran obra de los sabuesos de USINA e informaban con detalle policíaco sobre los antecedentes de tal o cual periodista, legislador o funcionario. Hay que citar algunos párrafos de la Primera Dama para entender hasta dónde llega el control que aplican los Kirchner. Mientras leía los recortes de su amplio archivo, decía con tono irónico: "Bueno, acá tenemos a la titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Elisa Carrió, UCR Chaco.
‘Se reunió con el secretario general de la Presidencia, Jorge De la Rúa, para unificar posiciones.’ ¡Resulta increíble! Increíble no porque alguien se reúna con un miembro del Poder Ejecutivo, sino porque se debería ser más cuidadoso cuando se habla, cuando uno se dirige a los demás y se han tenido determinadas conductas…".
Cristina, que tiene entre sus aliados al sindicalista Luis Barrionuevo,
le reprochaba a Carrió una reunión de hace años con el hermano de Fernando de La Rúa.
USINA también husmea en los antecedentes antecedentes de cada periodista que osa criticar alguna medida del Gobierno.
Con las carpetas en la mano, Cristina acusó: "Veamos quiénes son y qué dicen los juristas que consulta el diario La Nación… Debieron haber dicho que la doctora Delia Ferreira Rubio ha sido asesora toda la vida del radicalismo.
Asesora del doctor Molinari Romero, que era entonces senador. Y además se registró en la Cámara de Diputados con la categoría A-3, empleada, desde el 25 de enero del ’90 hasta el 29 de diciembre del ’91, a las órdenes de Juan Pablo Baylac, el vocero de De la Rúa, ¿se acuerdan?". La dama está siempre bien informada, al igual que su marido.
Lo peor fue cuando atacó al periodista Adrián Ventura, del diario La Nación, porque estaba disconforme con sus artículos. "Además de periodista, es abogado y profesor de Derecho.
Menciono este tema porque una vez, en una clase pública en la Universidad de Belgrano, haciendo referencia al golpe del 24 de marzo de 1976, dijo que el gran error del golpe había sido no permitir que siguiera gobernando el peronismo. Porque si le hubieran permitido
seguir gobernando, el peronismo habría desaparecido. Es bueno saber estas cosas. No porque no tenga derecho a opinar, sino porque me pone un poco nerviosa que gente así enseñe Derecho a nuestros jóvenes".
Ventura no quiso responderle a la Primera Dama. Está alarmado porque las palabras de ella traslucen el espionaje al que fue sometido el periodista.
"El Gobierno no comprende que la prensa está para contribuir al debate público", dice.
NOTICIAS: ¿Es la primera vez que lo atacan así?
Ventura: No, ya me pasó en diciembre pasado, cuando a Cristina no le
gustó una nota mía sobre la reforma al Consejo de la Magistratura.
REPRESALIAS. Los 60 fisgones de USINA trabajan en tres turnos de ocho horas y rastrillan toda declaración que pueda incomodar a los Kirchner. Lo sabe Víctor Hugo Morales, el conductor del ciclo "Desayuno", que se emitía desde hacía siete años por Canal 7. Tampoco él pudo burlar a la Gestapo de la Casa Rosada. Sus comentarios sobre el conflicto de las papeleras con Uruguay, que iban a contramano del pensamiento oficial, fueron oportunamente registrados por la Policía del Pensamiento.
A eso se sumó su condición de columnista del diario Perfil, aborrecido
por Kirchner y su esposa. Primero, la directora de programación de la emisora, Rosario Lufrano, le prometió al periodista un mes más de aire, pero todo cambió luego de que Morales hablara con NOTICIAS.
Lo echaron sin muchas explicaciones apenas estuvo en la calle la edición anterior. Y al cierre de este número, Víctor Hugo y su equipo aún no habían podido recuperar las pertenencias que dejaron en su oficina, ahora clausurada con llave. A este caso hay que agregarle el de José "Pepe" Eliaschev, censurado en Radio Nacional, y el de Jorge Lanata, quien dos años atrás dejó de conducir "Día D" en América TV por las presiones del Gobierno contra los dueños del canal. Tanto a Lanata por entonces como a Víctor Hugo ahora les ofrecieron a cambio programas de historia y cultura, desde donde ya no podrían
molestar al poder. Ninguno de los dos aceptó.
Los propios funcionarios del Gobierno se sienten vigilados por la Inteligencia de Kirchner. Al vice Daniel Scioli le "pincharon" sus teléfonos, como meses atrás reveló NOTICIAS, y a otros como el ministro del Interior, Aníbal Fernández, también lo espiaban. Eso cuenta el periodista Gerardo Young, del diario Clarín, en su libro de próxima aparición: "SIDE, la Argentina secreta".
Allí además se detalla cómo tres agentes se infiltraron como alumnos
en el instituto Hannah Arendt, donde la opositora Elisa Carrió da clases (ver recuadro). Carrió ya no se sorprende cuando ve el mismo auto estacionado a la entrada de su edificio de avenida Santa Fe, así como Roberto Lavagna se acostumbró a la presencia de algunos parroquianos sospechosos en el bar
que queda enfrente a sus oficinas de Diagonal Norte. El diputado Francisco De Narváez, millonario y opositor, también les contó a sus amigos que lo vigilan desde una ventana indiscreta del edificio lindante al suyo, en Palermo.
El ex ministro Gustavo Beliz se fue del Gobierno denunciando a la SIDE y escuchando ruidos algo intimidatorios en la línea de su celular. Y varios legisladores porteños, del oficialismo y la oposición, semanas atrás verificaron que sus líneas de teléfono estaban intervenidas.
¿En todos lados está el Gran Hermano K? También son curiosos los carteles contra el fundador de NOTICIAS, Jorge Fontevecchia, que días atrás aparecieron por toda la Ciudad de Buenos Aires y que fueron pagados por la SIDE.
Los sabuesos de USINA no sólo recopilan todo el flujo informativo que el Presidente tiene para consumir cada media hora en su despacho, sino que bucean en los antecedentes de amigos y rivales y preparan instructivas carpetas como las que Cristina lleva consigo al Senado o la que acusa a los clientes de Ecolatina, la antigua consultora de Lavagna, de haberse favorecido durante la gestión del echado ex ministro de Economía. El elenco comunicacional del Gobierno también ha intentado "infiltrar" algunas redacciones –entre ellas la de NOTICIAS– para saber más de la vida de sus periodistas.
Además del vocero Núñez y del secretario secretario de Medios Albistur, quienes se destacan en ese equipo de Inteligencia paralela son el ex cuadro "sushi" Gustavo Fernández Russo, quien hace tiempo se amputó su primer apellido, así como en la novela de George Orwell
se modificaba el pasado en los archivos periodísticos para que coincidiera con el discurso oficial.
Junto con el ex "sushi" Russo, en ese grupo está ganando terreno –a expensas de Núñez– un hombre que responde al jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Se trata de su vocero Eduardo Roust, quien viene de trabajar con Carlos Ruckauf y tiene antecedentes tan "progres" como los del propio Fernández o los de Kirchner en Santa Cruz.
Además está la novia de Núñez, Graciela Otegui, y el ex vocero de Cristina Fernández, Diego Buranello.
El presupuesto anual de esas oficinas semiclandestinas ronda los 2 millones de pesos, sólo contando sueldos. Utlizan, entre otros, los servicios de la consultora Ejes de la Comunicación, dirigida por Mario Moldován, un viejo socio comercial de Albistur y también ex jefe de prensa del intendente porteño Carlos Grosso, como se encargó de destacar el diario Página/12 hace tres años, cuando el hombre trabajaba para Mauricio Macri y no para el Gobierno.
¿En qué ayuda Moldován a los hombres de USINA? Hace desgrabaciones minuto a minuto de todos los comentarios de políticos, empresarios y periodistas.
Algunos funcionarios aún se resisten a colaborar con la Gestapo K. En la campaña porteña del año pasado, la titular del PAMI, Graciela Ocaña, fue entrevistada en el programa "Informe Central" de América TV y criticó a su ex jefa Carrió. Pocas horas después, Eduardo Roust, el vocero del jefe de Gabinete, se cansó de llamar a los productores de radio y tevé para difundir la hazaña e invitarlos a entrevistar de nuevo a Ocaña. El problema fue que ella, que ya había cumplido, no quería que la pasearan por los medios.
No dio más notas. Y protestó con amargura ante Alberto Fernández porque se sintió usada por los cerebros de USINA.
También la ministra Felisa Miceli experimentó algo parecido cuando semanas atrás leyó unas declaraciones suyas contra Lavagna en otro "house organ" del mundo kirchnerista, la agencia oficial Télam, que dirige un ex periodista de Página/12, Martín Granovsky. Miceli, una discípula de Lavagna, les asegura a sus confidentes que no dijo ninguna de las palabras que le adjudicó el cable apócrifo de Télam, pero que no se atrevió a desmentirlo en público.
Télam es la misma agencia que el 25 de mayo pasado multiplicó por cinco el número de asistentes a la Plaza del Sí que organizó el Gobierno: ¡habló de 500 mil personas! En la campaña del 2005 colaboró con la operación de Inteligencia contra Carrió, al desparramar antes que nadie la falsa información que hablaba de una cuenta en el exterior de Enrique Olivera, el segundo de la jefa del ARI. Télam informó de esa presentación judicial del kirchnerismo media hora antes de que se produjera. Ni Orwell pudo imaginar algo así.
ASFIXIA. ¿Por qué llegaron a tanto Kirchner y su esposa? No hay antecedentes en la Argentina reciente de una obsesión como la de ellos por vigilarlo y digitarlo todo. Si las patas más fuertes de esa política de espionaje, propaganda y desinformación son la SIDE, Télam y USINA, también hay otros organismos gubernamentales apoyando el modelo. Por ejemplo, a las empresas familiares del diputado De Narváez le llovieron varias inspecciones de la AFIP de Alberto Abad cuando se convirtió en opositor. Y desde el Ministerio de Planificación de Julio De Vido se hacen los llamados a empresarios para que no se les ocurra apoyar la candidatura presidencial de Lavagna, así como les advierten que el diario Perfil o el programa "Fuego Cruzado" de América TV –conducido por Marcelo Longobardi y Alfredo Leuco– son malos lugares para publicar sus anuncios. A esa increíble discriminación económica se suman los millones de pesos de publicidad oficial que el Gobierno reparte entre los medios que reflejan las buenas noticias que le interesa leer a Kirchner.
El caso específico de Lavagna, el opositor a quien más le teme el Presidente, es preocupante. La constructora Techint, de buena relación con el ex ministro, ya sufrió una advertencia del Gobierno: la empresa de Paolo Rocca debía elegir ya mismo de qué lado estaba.
Lo mismo ocurrió con otros miembros de la Unión Industrial como Luis
Betnaza y José Ignacio de Mendiguren.
Desde España, donde se encontraba de viaje, Lavagna les pidió calma a los empresarios asustados. Les mandó a decir, por medio de su amigo Alberto Coto, que no dejaría trascender los contactos que tuviera con ellos, ni los apoyos económicos que espera para largarse.
El secreto es la única opción que el Gobierno le dejó a su ex ministro estrella. Es cierto que el ministerio de De Vido y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no son los únicos que aprietan a los hombres de negocios. También el embajador en España, Carlos Bettini, un viejo amigo de Néstor y Cristina, presiona a las compañías extranjeras como Repsol YPF para que no auspicien a periodistas que el Gobierno considera críticos. Nadie que no esté del lado del Gobierno tiene aire para seguir respirando en el país de Kirchner.
¿Por qué el Presidente está empeñado en convertir a la Argentina en una enorme Santa Cruz, donde todos bailan al compás que marca el amo? ¿Eso habla de cierta inseguridad psicológica?
Parece imposible mantener en el tiempo un modelo basado en el control policíaco del pensamiento y el apriete sistemático, pero Kirchner por ahora lo está logrando. Con la economía en crecimiento, la sociedad puede hacer la vista gorda ante los excesos de poder y hasta perdonar escándalos como los del ex presidente Menem, que fue reelecto con el 50 por ciento. El politólogo Rosendo Fraga opina: "El Gobierno hoy intenta imponer un sistema hiperpresidencialista.
En ese contexto, con la oposición desarticulada, los medios de comunicación son el único límite que le queda a Kirchner".
El Presidente sigue avanzando sin sutilezas. Debería releer a Orwell para entender lo que hoy siente una parte importante de sus gobernados.-