martes, octubre 03, 2006

Guerrilla Verdad Histórica

La Verdad - Un enfoque para la Historia


I.- INTRODUCCIÓN.

LA VERDAD es "LA SÍNTESIS de CAUSAS Y EFECTOS". La Verdad no es el resultado de un análisis parcializado o sectario de los hechos. Así tomados no sirven para que la justicia pueda imponer fallos justos, ni tampoco sirven para el juicio de la historia por falta de imparcialidad. LA VERDAD sólo tiene valor cuando sobre los acontecimientos ocurridos se integran y contraponen todos los factores, sin omitir ninguno, ya sea materiales, circunstanciales, intelectuales o emocionales que dieron lugar a ese resultado. ESE RESULTADO ES LA VERDAD. Por eso se dice, entre otras cosas, que los jueces hablan por sus fallos, porque sus fallos son LA VERDAD. Cuando esto no ocurre, no sólo se desvirtúan los hechos sino, lo que es más grave, se destruyen las bases para reconstruir, con credibilidad, la verdad histórica de aquellos.

LOS HOMBRES con honestidad intelectual harán posible, con la ayuda de DIOS, que la cruenta historia Argentina, de esta segunda mitad del siglo, se escriba con LA VERDAD, teniendo una visión completa y real de los hechos.

He comenzado a desarrollar las presentes consideraciones sobre LA VERDAD incorporando un párrafo inicial, a modo de exordio, porque creo que las bases que se pueden dar para buscar el camino tan ansiado por todos los argentinos esta precisamente en encontrar la “SÍNTESIS” entre “LAS CAUSAS y los EFECTOS”. Si la sociedad, en todos los sectores puede llegar a esa SÍNTESIS es probable que se pueda encontrar LA VERDAD.

Con ello se podrá lograr la ansiada paz a la que todos aspiramos sin que ello signifique renunciar individualmente a los dolores humanos que los hechos han producido.

El mundo en que vivimos está llegando a los tramos finales de este siglo y los argentinos de las generaciones involucradas en los problemas de este último período, debemos de reconocer que nuestra vida en él, ha estado y lo sigue estando aún, caracterizada por circunstancias tan dolorosas y desgarradoras que su génesis, su desarrollo y las consecuencias derivadas nos han colocado y nos siguen manteniendo aún, sin lugar a dudas, en la responsabilidad de afrontar uno de los más grandes problemas que registra nuestra historia.

Hoy, tal cual están planteadas las cosas, parecería imposible y hasta ilusorio poder encontrar un camino, que poco a poco, vaya eliminando los desencuentros, los desaciertos o los errores, que toda la sociedad en su conjunto, ha vivido, ha compartido y ha sido en definitiva participe necesario de los episodios más crueles y más sangrientos de este último cuarto de siglo.((1) SÍNTESIS: Composición de un todo por la reunión de sus partes (Gran diccionario SALVAT -Tomo 3 - La Nación).

En el habitante de nuestra tierra, el recuerdo y la angustia por los problemas vividos en ese período, palpita en distintas dimensiones y gravita sobre la mente y sobre el espíritu en diferentes formas. Es difícil, por lo tanto lograr que las reflexiones, las culpas y las reacciones del hombre adquieran en forma súbita o a través de un corto lapso, una identidad de criterios y pensamientos y que todos, unos y otros, quienes o cuales, grupos o sectores, etc., se avengan a querer zanjar los desencuentros y acepten , con particular resignación, los acontecimientos del pasado, aunque estos sean recientes, en pos de otros objetivos, no sólo para el presente que estamos viviendo, sino y sobre todo para el futuro de nuestros hijos y de todos los argentinos.

Han pasado muchos años desde el momento en que en el país se puso término a la guerra desatada por la subversión marxista y consecuentemente con ello, se han ido mezclando y desarrollando las generaciones que han tenido vivencia activa de los hechos con las nuevas generaciones que se han ido sucediendo hasta el presente.

En ese lapso transcurrido, parte de la sociedad Argentina de entonces, ha ido perdiendo la memoria y ha entrado en una especie de parálisis mental y de olvido y parte también ha ido revitalizando su pensamiento y su accionar, sectorizando las circunstancias y las causas que motivaron esos tristes acontecimientos.

Al mismo tiempo las nuevas generaciones que se han ido incorporando a la sociedad lo han hecho, por lo tanto, desconociendo las CAUSAS y el porque de esa lucha, analizando los EFECTOS sin conocer la real naturaleza de los cruentos episodios de violencia, muerte y destrucción que caracterizaron la triste década del setenta en todo el país.

Sin embargo no puede escapar al criterio y razonamiento consciente de nadie que los episodios que se vienen divulgando y realizando referidos a las FF.AA. están impregnados de una acción psicológica disolvente, apoyada por tendencias políticas e ideológicas caracterizadas por un parcialismo sectario, ampliamente deformado, que muestra en todos los casos los “ efectos “ producidos sin poner en evidencia las “causas” claras y concretas de los hechos reales que los motivaron.

Así proyectado el resultado, sería lo mismo si se mostrara, a modo de ejemplo, el estado que presentaban las grandes ciudades europeas durante la Segunda Guerra, observando la destrucción y la miseria producida por las bombas enemigas, sin analizar los factores, circunstancias y hechos a que dieran origen tales episodios.

Estas consideraciones están perfectamente certificadas si tenemos en cuenta, que en una reciente resolución del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se dispuso construir un monumento en un sector de la costanera norte en homenaje a los beneméritos desaparecidos durante la guerra desatada por la subversión inscribiendo la nomina según los registros de la CONADEP, prescindiendo de incluir también, a la totalidad de los muertos caídos en dichas circunstancias.

II.- LA VERDAD DIRIGIDA Y LA VERDAD REAL.

El espíritu de este trabajo busca tratar de aportar una ayuda y advertir, como ciudadano, a toda la sociedad y en especial a la dirigencia política que comprendan cabalmente cual ha sido la verdadera razón y sobre todo la real naturaleza de la lucha fratricida que todos los sectores de la sociedad han protagonizado, ya sea como actores de cada sector contrapuesto y espectadores de los momentos mas trágicos de la vida argentina de este siglo.

1.- La Verdad Dirigida.

En esferas judiciales y legislativas y también en la opinión pública algunos grupos o sectores sociales se vienen analizando una serie de consideraciones y produciendo un conjunto de episodios orientados a establecer lo que se ha dado en llamar LA VERDAD en relación con los acontecimientos en directa vinculación con la participación que les cupo a las FF.AA. en dichas acciones, todas ellas dentro del período que abarcó el proceso militar, o sea desde el 26 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983.

La VERDAD que está latente y que se pretende imponer por determinados sectores de decisión política y judicial, con el apoyo de importantes medios de comunicación social, esta caracterizada exclusivamente a la comprobación de lo sucedido a las personas desaparecidas, si ellas se encuentran muertas, en tal caso donde han sido enterradas, quienes son los culpables de cada situación particular y cual ha sido la causa concreta por la cual cada uno de ello se encuentra en esa situación.

Pretender vincular y circunscribir los acontecimientos subversivos que afrontó el país en la década del setenta a ese lapso mencionado, seria incurrir en el gravísimo error de borrar, para el análisis de la historia, todo el pasado anterior e inmediato con todos los acontecimientos producidos por la propia subversión, de origen nacional y también desconocer la profunda raíz foránea de características internacionales que se proyectó en muchos países y por consiguiente también en el nuestro, especialmente a partir de la II Guerra Mundial, en especial en los procesos subversivos revolucionarios de ideología marxista-leninista.

Frente a este panorama descrito, a través del cual se pretende llegar a LA VERDAD sobre los graves acontecimientos de ese periodo, resultaría procedente formular algunas reflexiones orientadas a dejar establecido, que el tratamiento del tema así planteado, no tendrá a juicio del suscripto un resultado positivo en el sentido de buscar a través de mecanismos legales y jurídicos LA VERDAD sobre las intenciones o los deseos de encontrar la información que se pretende obtener por dichos medios.

De acuerdo con ello surgen entre otras consideraciones:

-Será difícil poder encontrar después de tanto tiempo una situación de los hechos lo suficientemente reales y objetivos como para poder llegar a establecer con un criterio "casi" exacto los resultados pretendidos. El tiempo transformó y la acción psicológica coadyuvó fundamentalmente para que esa situación no se pueda definir, ni siquiera lo mas acertadamente posible, sumado a la circunstancia de no existir, en la actualidad, la mayoría de los protagonistas de ambas partes, quedando por lo tanto LA VERDAD imposibilitada de llegar a un juicio de valor positivo.

-Asimismo resulta lógico pensar que al término de esa larga búsqueda la sociedad se encuentre nuevamente frente a una resultante de carácter general, sin haber podido definir hechos particulares o individuales que no harán nada mas que volver a repetir el conocimiento del cuadro amplio y generalizado, ya conocido en su conjunto, de los tristes y desgraciados episodios vividos en esa época.

-Por otra parte resulta también claro, que todos estos procedimientos no hacen otra cosa que generar una pantalla que trata de soslayar, ocultar y hasta desconocer cual ha sido la verdadera responsabilidad que les ha correspondido a los que son considerados como desaparecidos y sobre los cuales, parecería que la historia les estaría reservando un papel como tal.

-Un factor coadyuvante que aumenta las dificultades de alcanzar el objetivo perseguido, lo constituyen los esfuerzos, de resultados negativos, que se realizan para la búsqueda de informes, documentación, órdenes u otros antecedentes, en donde algunos dicen que existen y otros que han sido destruidos. La realidad es que lo poco que se ha podido reunir carece de un encuadre ordenado y preciso y sobre los cuales se deducen suposiciones o afirmaciones que surgen de u análisis que resulta, por lo tanto, poco claro y lleno de subjetividades.

-Finalmente no resulta serio pretender hablar sobre LA VERDAD cuando se busca circunscribir a esta dentro de un contexto de tiempo en el cual no se trata, ni siquiera mínimamente, las causas de los efectos que se quiere investigar, causas todas ellas cuyos orígenes se pretenden desconocer como inexistentes y que se remontan todas al período anterior al año 1976 y que como ya se ha dicho tienen un origen vernáculo e internacional.

Estas consideraciones están claramente certificadas en las actividades que vienen desarrollando algunas Cámaras Federales, en donde la resultante de las investigaciones, no hacen otra cosa que destacar episodios repetidos de hechos producidos en esa época, en los cuales participa solamente un sector de los afectados, no pudiéndose determinar nominal ni fehacientemente quienes fueron los ejecutores, y si aún se pudieran establecer algunas responsabilidades, estas caerían inexorablemente en el terreno de la prescripción, producto de la sanción de las leyes existentes, resultando por lo tanto imposible llegar a definiciones que permitan alcanzar los verdaderos objetivos que se proponen con dichos actos judiciales.

Todas estas reflexiones permiten concluir que “esta VERDAD”, que se pretende imponer, carece de un sustento formal y sobretodo valedero, por lo que solamente puede ser considerada como una “VERDAD DIRIGIDA” en la cual al pretender incluir en ella a todo el proceso subversivo, pasa a ser mas bien una “VERDAD MENTIROSA”, ignorando por lo tanto “LA VERDAD REAL”.

2.- La Verdad Real.

Frente a este análisis, que se pretende imponer, resulta necesario buscar, a través de un ENFOQUE racional cual es el camino correcto para poder llegar a lo que constituye la VERDAD REAL. Este camino o rumbo a seguir, tal vez no sea el único, ni el mas exacto, pero lo que sí pretende es fijar un criterio veraz de los muchos, que sin lugar a dudas, pueden buscarse en este difícil trance de hallar la paz y la concordia, que toda o gran parte de la sociedad argentina aspira encontrar.

Resulta por lo tanto indudable y necesario, como principio fundamental para un análisis de LA VERDAD REAL, que se oriente para la comprensión y entendimiento de los hechos, aceptar sin límites, que el país afrontó una GUERRA, que debió hacerlo contra fuerzas irregulares, encubiertas y mimetizadas dentro de la sociedad, enraizadas espiritualmente e ideológicamente con el marxismo, cubriendo todos los sectores del quehacer nacional y en donde su accionar incidió en los 360 grados, incluso hasta en el seno de las propias familias y en donde la información imponía ser rápidamente confirmada y explotada porque la rapidez y la sorpresa significaba el mayor y hasta casi el único porcentaje del éxito en las operaciones.

La GUERRA en cualquiera de sus formas, medios que se empleen, naturaleza y objetivos, será siempre un acto en el que muchas veces predominará la irracionalidad del hombre contra el hombre en la búsqueda de sus propias motivaciones, las que siempre van estar orientadas a destruir fundamentalmente al enemigo.

Quien así no lo entienda no ha comprendido cabalmente el problema y estará siempre sujeto al análisis unilateral y parcializado de los hechos. Su intelectualidad no estará por lo tanto en condiciones de encontrar y reconocer LA VERDAD.

Siempre estará embanderado en la parcialidad de un sector de los acontecimientos.

En las situaciones críticas de la GUERRA, en las que está siempre en juego la propia vida, no se puede pretender el dominio de si mismo.

Los aciertos y los errores son cotidianos y continuos y esta conducta, muchas veces impulsiva y vehemente, que requiere una reacción inmediata, involucra a todos los profesionales, por más adiestrados que sean, buscando producir siempre, en el enemigo, el mayor daño posible.

Ni la globalización, ni los acuerdos entre partes, y también ni los progresos técnicos han logrado, hasta el presente, que los hombres diriman sus diferencias sobre aquellos intereses vitales que lo afecten pacíficamente, manteniendo siempre un criterio de racionalidad, claridad y justicia.

Así lo registra la historia de todas las épocas y en episodios más contemporáneos que todos conocemos, tomando como ejemplo a FRANCIA contra ARGELIA e INDOCHINA, a JAPÓN en PEARL HARBOR, en el empleo de la bomba atómica por EE.UU. y en muchos episodios más recientes como el ataque al crucero BELGRANO y el ataque de EE.UU. en el África y Afganistán del año pasado.

III.- NATURALEZA DE LA GUERRA Y HECHOS PRINCIPALES.

1.- Naturaleza de la guerra.

La Argentina afrontó en la década del setenta una GUERRA DE NATURALEZA REVOLUCIONARIA, ideológicamente marxista-leninista en su raíz fundacional y nacionalista subversiva interna en los objetivos perseguidos, aplicando los principios y métodos que se aplicaban en todo el mundo y que hicieron estragos en muchos países de Europa, Asia y América Latina.

En todos ellos la forma de conducción y los métodos empleados fueron los mismos que se aplicaron en nuestro país y también en todos ellos las autoridades oficiales se vieron obligadas a empeñar las Fuerzas Armadas, dándole por lo tanto, el carácter de una verdadera guerra, o sea la GUERRA REVOLUCIONARIA.

Los intelectuales y estudiosos de la historia militar, y muchos otros sectores de la sociedad, incluyendo los políticos - que son en definitiva quienes las deciden- saben que todas las guerras no son iguales y que no se conducen de la misma manera. Sin dar ejemplos de las guerras producidas, porque seria muy largo enumerarlas, existen aquellas que antes de su inicio pueden requerir años de preparación, otras que están precedidas por variadas demostraciones con movilizaciones y despliegues.

Algunas, cuando se desatan, son sorpresivas y por lo tanto sin declaración previa, como es la regla actual; pueden ser cortas y rápidas o lentas y prolongadas, pero todas tienen en general una NATURALEZA distinta.

Existen aquellas que persiguen la recuperación o conquista de sectores geográficos, otras tienen una raíz económica, otras están orientadas al predominio de la raza, otras se apoyan en el fundamentalismo religioso.

Algunas son entre países o bloques, otras son internas del propio país.

También están aquellas como la que nos tocó vivir a nosotros y a muchos otros países donde la NATURALEZA de la lucha estaba fijada en el dominio del hombre buscando el sometimiento de su espíritu y de su voluntad mediante el empleo de acciones arteras, sorpresivas y violentas.

A estas se las llamó GUERRA REVOLUCIONARIA.

-Fue una GUERRA porque así lo manifestaron los propios revolucionarios en sus PARTES DE GUERRA y en los propios y variados documentos que publicaban (El Combatiente, Estrella Roja, La Causa Peronista, etc.).

-Fue una GUERRA INTERNA porque se desarrolló en el interior de nuestro país, entre los propios condicionales, alterando y violentando a toda la sociedad y a las propias Instituciones.

-Fue REVOLUCIONARIA porque como ya se ha dicho buscaba el dominio del espíritu del hombre tratando de dominarlo e imponer una ideología marxista contraria nuestro estilo de vida.

Si estas consideraciones no las analizamos y no las integramos en sus causa y en sus efectos derivados, no vamos a poder llegar nunca a comprender la verdadera realidad de los momentos vividos en esa época, como así también vamos a ignorar los grandes acontecimientos similares que afrontó el mundo durante este siglo.

En un LIBRO publicado por la Biblioteca del Oficial del Circulo Militar titulado “Apuntes de Historia Militar” escrito por el entonces Mayor Juan Domingo Perón, profesor de la Escuela Superior de Guerra, al referirse a la naturaleza de la guerra, decía: “Hoy, puede afirmarse, que el concepto mundial se ha establecido. Nadie piensa de distinto modo: El fin de la guerra es el aniquilamiento del enemigo, cualquiera sean los medios puestos en la balanza de los distintos pueblos” (1).

2 .- Hechos Principales.

QUIEN puede decir que la Argentina, en la década del setenta, no soportó una guerra:

NADIE que tenga medianamente un mínimo sentido de racionalidad, puede pensar que en nuestro país no hubo una guerra. Una guerra contra fuerzas irregulares de origen nacional, no declarada formalmente a pesar de los hechos que se estaban desarrollando y puesta en vigencia por un gobierno constitucional que llevo a las FF.AA. institucionalmente a la lucha.

NADIE puede olvidar que las FF.AA. fueron empeñadas por una decisión política del gobierno constitucional para aniquilar a las bandas subversivas que asolaban el país, lo que presupone no realizar para ello operaciones de vigilancia y seguridad parecidas o similares a las llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad y policiales. Las FF.AA. fueron empeñadas para ir al encuentro del enemigo, para aniquilarlo y no para esperarlos, detenerlos y limitar su acción.

También es sabido que el aniquilamiento puede suponer como objetivo la perdida del espíritu de lucha y la entrega total al triunfador, pero esto no se da en la lucha revolucionaria marxista donde el fracaso o la derrota presupone un paso atrás para volver nuevamente a reiniciar la lucha. Así lo pusieron en evidencia los revolucionarios que fueron puestos en libertad en mayo del 73, todos los cuales volvieron a la lucha nuevamente a partir de ese momento.

( (1) CAPITULO II - LA GUERRA - NATURALEZA DE LA GUERRA - Pagina 98 - Segunda Edición).

NADIE puede desconocer que esa guerra fue desatada por ideologías subversivas foráneas, que respondiendo a una conducción internacional sembraron el terror antes de 1973 y cuyos personeros, amnistiados por un gobierno constitucional, fueron puestos en libertad luego de haber sido detenidos, juzgados y condenados por la justicia, volviendo a instaurar el caos hasta 1976, produciendo en ese lapso una cantidad de atentados, muertes, secuestros, asesinatos sistemáticos y selectivos, que hicieron temblar la estructura de la Argentina como Nación y cuya vigencia parece querer ser borrada de la historia argentina.

NADIE puede ignorar que frente a estos hechos de violencia los políticos de entonces, algunos de los cuales hoy tienen nuevamente plena vigencia, levantaron sus voces desde altos puestos oficiales de responsabilidad clamando para que las FF.AA. pongan término a esos tristes episodios.

NADIE puede desconocer que la justicia no pudo recomponerse y no logró convocar a jueces capaces de afrontar los propio riesgos de vida, tomando para ello como ejemplo los asesinatos de varios magistrados que habían intervenido en la condena de muchos de los que fueron puestos en libertad. Los partes de guerra publicados después de los atentados así lo evidencian.

NADIE puede dejar de recordar que el país soportó un intento de segregación geográfica-política de un sector del territorio nacional a través de un despliegue terrorista de guerrilla rural con el solo objetivo de crear una zona independiente dominada por el marxismo con su propia bandera y sus propias INSTITUCIONES POLÍTICAS Y MILITARES.

NADIE que haya seguido de cerca los acontecimientos de esa época puede olvidar los ataques a los cuarteles para matar a cuadros, soldados y civiles, robar las armas y materiales de guerra de la Nación, secuestrar y torturar oficiales y suboficiales , llegando a matar a soldados en pleno descanso y hasta bañándose, en cuyo caso ni armas tenían para defenderse, como ocurrió en el cuartel de un Regimiento en Formosa.

NADIE puede ignorar la cantidad de bombas y ataques sorpresivos, solapados y demoledores que se produjeron en organismos públicos, policiales, civiles, sociales, etc., donde perdieron la vida gran cantidad de seres humanos de distintas edades y procedencias.

NADIE, que no haya estado preocupado por el país en esa época de terror, ha dejado de conocer la información producida por todos los medios de los hechos ocurridos, los que por abarcar el momento inmediato del suceso siempre han sido objetivos y veraces.

NADIE, del conjunto de las FF.AA. que participaron en ese cruento proceso ha dejado de reconocer que se han producido gravísimos errores de procedimiento, los que nunca han sido el producto de una intencionalidad manifiesta, reconocimiento este que no ha tenido correlato similar por parte de quienes en su momento arrastraron al país a este tipo de lucha.

NADIE, por último, puede decir que esta guerra se desató contra seres humanos sin causa justificada, ni que de la noche a la mañana las FF.AA. tomaron el poder como bandas armadas para matar y destruir, sin criterio ni discrecionalidad. La GUERRA fué un hecho real, palpable y objetivo entre dos adversarios que produjeron muertes, secuestros, destrucción y desaparecidos, enervados todos por la particular naturaleza de los hechos.

Todas estas consideraciones y muchas otras constituyen solamente un enunciado donde se enmarcan una gran cantidad de hechos violentos que conforman la existencia de una GUERRA REAL. Una GUERRA no declarada en sus términos por las autoridades políticas responsables de afrontarla, pero sí confirmada en los hechos por las disposiciones de un gobierno constitucional, por los dirigentes de todos los partidos políticos, por los legisladores en sus continuas y permanentes predicas y por muchos sectores de la sociedad.

Una guerra impulsada por la acción de fuerzas irregulares que pretendían imponer sus principios y su ideología a través de los numerosos actos de violencia sistemática y selectiva, difundiendo los hechos en los numerosos documentos emitidos.

V . - EPILOGO.

Han pasado veinte años y a juicio del suscripto no se han estructurado aún las bases para dejar establecido públicamente cual ha sido la VERDAD REAL. Una VERDAD que sirva , con justeza y claridad para escribir la historia de aquellos trágicos acontecimientos de la década del setenta.

Por el contrario, la sociedad Argentina viene observando desde hace bastante tiempo como. en forma casi cotidiana y sutilmente. se está produciendo lo que podríamos llamar un “REVISIONISMO” del pasado inmediato. Un revisionismo que no sólo se conforma por traer al presente los episodios del pasado legalmente superados, sino porque ciertos sectores, a pesar de la correcta postura oficial del gobierno, pretenden aceptar, como normal y lógico, la ingerencia de jueces extranjeros en asuntos, que sin lugar a dudas, son de nuestra exclusiva y soberana competencia.

Al mismo tiempo, se nota también como algunos sectores de la sociedad discriminan en los hechos y en los comentarios a miembros de las FF.AA. en actividad o retiro , que por haber tenido en el pasado, una participación activa o pasiva en los hechos, están sometidos en la actualidad a esa situación social que no se compadece con la búsqueda de la pacificación que todos anhelamos.

Parecería ser que no han sido suficientes las decisiones legales y las medidas jurídicas adoptadas por la Nación para poner un límite material a estos tristes episodios, persistiendo en buscar antecedentes e investigar hechos puntuales, que será difícil esclarecer, no sólo por el tiempo transcurrido y la falta de información veraz, sino también, porque todos ellos ocurrieron dentro del contexto de una guerra en la cual toda la sociedad, como actora o espectadora ha sido responsable.

Hasta el presente han sido muchas las voces que se han levantado en busca de clarificar los acontecimientos producidos expresando la verdadera realidad de los hechos. Sin embargo, esos esfuerzos ponderables y muy loables no han sido suficientes por representar una opinión de carácter individual y si lo han sido a través de un conjunto, han carecido de la fuerza documental que debe surgir de un núcleo humano con representatividad, legalmente y oficialmente constituido y aceptado, organizado y preparado, con la fuerza y el espíritu necesario para destacar y poner en evidencia la VERDAD REAL de todo lo acontecido.

Todavía permanece latente en el ambiente el recuerdo de aquellas palabras pronunciadas por el entonces Ministro del Interior Dr. TRÓCOLI cuando expresó en 1984, al término de la difusión del resultado de la “Conadep”, que “ahora queda pendiente conocer lo que hizo la subversión”.

Lamentablemente esto es lo que está faltando y que el gobierno no supo o no quiso hacer y que debió ser realizado con todo el apoyo oficial, de la misma forma en que se realizó la investigación de la Conadep. Sólo así se podrá tener la versión oficial del real proceso subversivo que aconteció en el país.

Por último, en este cuadro de la realidad que afrontan los sectores cuestionados de las FF.AA. merece un comentario final, la dificultad que se presenta para poder llegar con amplitud y claridad a la opinión pública a través de los medios de comunicación social, a los que sólo se puede acceder, por lo general, por medio de amistades o favores y cuando ello resulta posible, en mayoría de los casos, la información se da a conocer en forma sectorizada y estructurada por terceras personas y cuyos comentarios, por lo general, no reflejan el verdadero sentido de lo que se pretende decir.

OSCAR E. GUERRERO.

Gral. Br. ( R).

NOTA: Este trabajo fue escrito en octubre del año 1998 y fue publicado por la revista del Círculo Militar.

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