lunes, agosto 28, 2006

Sobre el IX Encuentro de Formación Católica de Bu enos Aires

Aclaraciones sobre el
IX Encuentro de Formación Católica de Buenos Aires
En calidad de Presidenta del Círculo de Formación San Bernardo de Claraval,
ante las diferentes y confusas versiones acerca de la Misa celebrada el 20
de agosto en Luján por Monseñor Baseotto, me propongo formular algunas
precisiones.
En primer lugar, con respecto a las groseras injusticias ocurridas con
miembros de Gendarmería Nacional por asistir a la procesión organizada en el
marco de nuestro IX Encuentro de Formación Católica de Buenos Aires, no
podemos dejar de pronunciar nuestro más enérgico repudio, por considerar que
con dicha medida se constata una vez más la prepotencia con que el Gobierno
embiste indirectamente, contra las tradiciones de la Iglesia, amedrentando a
los miembros de las FF.AA.. ¿Cuántas veces las bandas
militares -dependientes del poder civil- se han unido a una festividad
religiosa sin el menor inconveniente?
Pero pareciera ahora que el error más grave que han cometido los sancionados
ha sido, sin duda, interpretar que las celebraciones de la Iglesia importan
a la Patria, y es dable acompañarlas. De la sanción se colige, en cambio,
que han pasado a ser "actos privados" y nada tiene que hacer allí una banda
nacional.
Resulta curioso cómo quienes se gozan en proclamar las injusticias sufridas
por un supuesto "terrorismo de Estado", no vacilan en aplicar
progresivamente el terror, dirigido especialmente contra los sectores
católicos o afines, ya que medidas como ésta apuntan, en última instancia, a
sembrar la desconfianza y el temor -no sólo entre las FF.AA. sino aún entre
la población- a participar de ceremonias o prácticas que tradicionalmente
han sido un derecho indiscutible de cualquier argentino. Así llegamos a que
la organización de una Misa por la reconciliación de los argentinos, una
procesión en que se ruega para que no se asesine a los niños por nacer, un
Vía Crucis por los muertos por la subversión, son sentidos como actos
"peligrosos" de sedición, simplemente porque se trata de un gobierno
pendenciero, abortista y subversivo. Y lógicamente, éste no puede llevarse
bien con nadie que se precie de sostener los principios católicos. ¿Acaso no
estamos ya, entonces, en un clarísimo caso de persecución religiosa? La
ecuación es elemental, a menos que se busque una tibia componenda por la
cual debería haber un "catolicismo moderado" (¿?) que no mencione ni tenga
en cuenta esas cuestiones, y todos contentos. Como con la Iglesia Nacional
de China Comunista, claro.
A quien desee conocer "cómo una banda de música de la Gendarmería Nacional
terminó animando la procesión a Luján organizada por el Círculo de Formación
San Bernardo de Claraval", diremos que realicé -yo, personalmente- los
trámites pertinentes que cualquier hijo de vecino debe hacer para que una
banda militar anime festivamente una procesión, como lo hicimos durante
varios años sin ningún problema, sin el más mínimo ánimo de provocación.
¿Acaso no existe aquí "libertad de expresión"?...Perdón, permitan la ironía.
Que se sonrían los necios y se rasguen las vestiduras los pusilánimes,
mientras todo el que tenga todavía un gramo de sentido común no atrofiado
por la parafernalia mediática compruebe entonces la necesidad de haber dicho
lo que se dijo en la procesión a Luján. Que el marxismo ya gobierna
impunemente, no es ningún secreto, y si tener en cuenta al Magisterio
infalible de la Iglesia (que califica al mismo como "intrínsecamente
perverso") nos merece ser llamados con cualquier epíteto descalificador,
esto no nos quitará el sueño, aunque preferimos llamarnos católicos, a
secas. Cabe entonces recordar que la "catolicidad" es desde siempre
sinónimo de "universalidad", en virtud del reconocimiento de Pedro, el Santo
Padre -hoy Benedicto XVI- como única cabeza visible de la Iglesia fundada
por Cristo, y su autoridad suprema. De ello, pues, se derivan algunas
conclusiones:
- Nunca puede hablarse con propiedad de "católicos sectarizados",
pues en la medida de su unión al Santo Padre, ya sean 10 o 1000, forman
parte de la Iglesia universal, sin requerir un "número" determinado para
agruparse. Al contrario, existen de hecho numerosas sectas (de "sectare",
cortar, segregar) en nuestro país, incluso llamadas "cristianas", con una
gran cantidad de miembros y que no por ello son considerados -ni por ellos
ni por nosotros- parte de la Iglesia.
- Unidos al Santo Padre, estamos asimismo unidos a nuestros obispos, en
obediencia y en oración, y nos asiste todo el derecho de dirigirnos a ellos
filialmente cada vez que, como grey, requerimos la voz, el ejemplo y la
enseñanza de nuestros pastores. Monseñor Baseotto -¡a ver si se comprende,
por favor!-, no es el presidente de un efímero partido político, sino un
LEGÍTIMO PASTOR DE LA IGLESIA, y como tal lo reconocemos, además de solícito
padre, aunque ninguno de nuestros integrantes pertenezca a las FF.AA. Si
Mons. Aguer, o Mons. Sarlinga, o Mons. Di Monte, ¡o Mons. Bergoglio, claro!
hubiesen podido celebrar la misa solicitada por nosotros en la basílica de
Luján, nos hubiese reconfortado muchísimo. Pero sepan, señores, que en la
Iglesia hay mucha más libertad de la que pintan las telenovelas, y en nada
transgredimos el Derecho Canónico por sentir una particular afinidad y
predilección por los obispos que, cuando la vida inocente está siendo más
gravemente amenazada, más celosamente se ponen junto a los indefensos para
defenderlos. Bioética y educación son, a nuestro parecer, las causas más
urgentes que reclaman hoy la voz de nuestros pastores. No obstante, pese a
que la Teología de la Liberación ha sido ya numerosas veces condenada por el
Magisterio, nos perturba sobremanera constatar bastante a menudo, la
desobediencia de sacerdotes y aún de obispos al respecto. Y la liturgia es
otro aspecto en el que se advierte una insensible desobediencia. El párroco
de la basílica -no Mons. Di Monte, en absoluto- parece desconocer los
últimos documentos de la Santa Sede al respecto (recomendamos la lectura
atenta de "Redemptionis Sacramentum"), y simplemente, nosotros pedimos que
alguien se los haga conocer, advirtiéndole que la liturgia no es su
"propiedad". He ahí la somera exposición del problema, y toda la razón por
la que libremente, optamos por celebrar la misa en la Villa Marista, a la
espera de que la autoridad legítima de la basílica -y no nosotros- le
explique al padre Torres Carbonell lo que parece no haber comprendido. Como
bien se ha aclarado ya, Monseñor Baseoto, ni ningún obispo o sacerdote
legítimamente ordenado, necesita el "apoyo" de otro obispo para celebrar una
misa en un templo que es Santuario Nacional; ni siquiera, propiamente,
autorización. Todas las demás interpretaciones con que el periodismo
confundió las inteligencias de algunos, son vulgar chusmerío.
Cabe preguntarse, respecto de nuestro Encuentro, si se ha tratado de un
grupo minúsculo de "dinosauros", ¿a qué viene tanta prensa y preocupación,
aún por parte del gobierno?...Digamos entonces que en las cifras o mienten
un poco o no andan muy bien informados que digamos.
Se ha señalado por ahí que "quedamos aislados" en la Villa Marista. ¿Acaso
esperaban que ofreciéramos conferencias por la calle, con parlantes?.
Gracias a Dios, nuestros eventos gozan de buena "circulación", y cualquier
participante puede entrar y salir cuando lo desea, pues no hay un Fidel
Castro custodiando la puerta. Frente a que "los organizadores del encuentro
tampoco brindaron detalles sobre las actividades que se realizaron",
digamos entonces que si tan secreta y sospechosa era nuestra programación,
¿cómo es que Página 12 la publicó (colaborando con su difusión, claro) más
de un mes antes en forma completa, con temario, espectáculos y referencias
específicas? No vemos por qué razón les inquieta tanto un Encuentro de
Formación en que se abordan temas sobre todo de filosofía, estética, y
veracidad en medios de comunicación, pues en un mundo que se muestra ávido
de armonía, paz y claridad, creemos que la Verdad y Belleza distan bastante
de ser temas "anacrónicos".
Otro tema que nos parece oportuno aclarar es el referido a las acusaciones
de antisemitismo. ¿Son antisemitas los judíos de buena voluntad que
actualmente, en cualquier parte del globo, condenan los horrores que el
sionismo está perpetrando en el Líbano?; ¿y les parece absurdo que un grupo
de católicos -vale decir, que creemos que Cristo es el Camino, la Verdad y
la Vida para todo hombre- rece por una Argentina Católica y Mariana, a cuyo
amparo todos puedan crecer en libertad? ¡Pues que se reniegue de San Martín
y de Belgrano de una buena vez, tachándolos también de "intolerantes", y
sacándose la careta, se confiese que en realidad querrían que nuestra azul y
blanca sea reemplazada por un trapo rojo!
Discúlpennos: no podemos compartirlo; por encima de nuestra querida Patria
tenemos nosotros una Patria más grande, más justa, invulnerable, y a Ella
quisiéramos de corazón que pertenezcan todos los hombres, porque a todos les
deseamos la felicidad eterna del Cielo. Este afán es el que impulsa al
misionero, y sin él, el católico no es tal. Simplemente pretendemos ser
fieles al Evangelio, que nos pide que nuestro lenguaje sea "sí, sí- no, no".
Y si nuestro tono es airado, esperamos ser comprendidos en nuestro cansancio
ante la permanente tergiversación de palabras, gestos y actitudes,
tendenciosamente interpretadas para confusión y daño espiritual de los
distraídos.
Sería interesante que alguna vez, los corifeos de todos los derechos,
comiencen a respetar uno que pasan por alto: el derecho a la Verdad.
M.Virginia O. de Gristelli
Jorge Esteban Gristelli