Meditación diaria - Echar a Dios
Echar a Dios
Fuente: Catholic.net
Autor: P. Mariano de Blas LC
Hay en nuestro mundo una costumbre que se va agudizando cada vez más. Y es la costumbre, incluso diría yo la manía, de ir echando a Dios de nuestro mundo. Echarlo de la familia, porque no nos sirve, porque estorba, porque es molesto. Echarlo de la sociedad, echarlo del mundo cultural, echarlo incluso de las iglesias. No queremos saber nada de El.
¿Por qué? Porque nos estorba, nos fastidia, nos molesta. Porque no lo necesitamos ya. Más aún, hay gente que presume de haber logrado este gran triunfo: Ya hemos puesto al hombre en su lugar. No necesitamos de Dios.
Pero, ¿qué es lo que realmente sucede? El que pierde no es El. El que pierde es el hombre. Y, así, podemos constatar estadísticamente que los lugares donde Dios está ya casi fuera, el hombre se ha vuelto contra sí mismo. Hay, casualmente, más suicidios. Casualmente más egoísmo. Hay, casualmente también, más guerras, más violencia.
¿Por qué en nuestro siglo ha habido tantas guerras, hay tantos desastres, hay tantos suicidios? ¿No será por esa manía de dar un puntapié a Dios y echarlo de nuestro mundo?
Repito que el que pierde no es El, porque El está tranquilo. El nos ve, El dice: A ver que puede hacer el hombre solo, sin Mí. Y el resultado es trágico. Por eso, hay todavía algunos que le queremos decir a El: No te vayas, por favor, porque entonces nos va a ir muy mal.
¡Pobre hombre! Has echado a Dios de tu mundo, y te estás muriendo. ¿A quién vas a recurrir ahora?.
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