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Año: 7 Numero 110 22 de Agosto del año del Señor 2006
«Si Hay Que Decidir Entre Mi Vida Y
“Trabajar, Sufrir Y Morir Caballerescamente, Y No Como Un Burgués En
San Maximiliano Kolbe
Dos Santos, Un Mismo Anhelo:
Pág. III
Reflexión del arzobispo de
Pág. V
Carta De Mons. Martini Al Presidente Del Senado De La Nación
Pág. VII
R. P. Marcos Pizzariello SJ
Pág. IX
“El Caballero De Nuestra Señora”
Fundada Por El Padre Carlos Alberto Lojoya
En El Año 1984,
Como Boletín Parroquial De
Nuestra Señora De
Reeditada el 4 de Agosto de 2000
Por Correo Electrónico
Para Continuar Difundiendo
Lo Bello, Lo Bueno Y Lo Verdadero
Para Mayor Gloria De Dios
Y Salvación De Las Almas.
Director y Responsable:
Marcelo E. Grecco
E-mail: c_senora@yahoo.com
Editorial:
Dos Santos, Un Mismo Anhelo:
Los santos no son modelos en sí mismos, sino que han imitado al Divino modelo, Cristo, por ello en sus vidas encontramos muchas virtudes que los asemejan.
Ciertamente al contemplar a Maximiliano Kolbe y a Ramón Nonato encontramos muchas coincidencias: ambos devotos de María desde su más tierna infancia; ambos con un fuerte amor a
Al pensar en San Ramón, solemos recordar los hechos milagrosos de su nacimiento, que llevaron a agregar el “Nonato”, que indica que Ramón no ha nacido de forma natural, que no ha sido “parido” por su madre, quien había fallecido veinticuatro horas antes de su nacimiento y cuyo vientre fue abierto por un cazador, de quien nuestro santo llevará su nombre, con su cuchillo. Siempre el hecho de un nacimiento y el misterio de la vida, que en el se encierra, es sorprendente y milagroso. Pero, sin duda, para aquel tiempo, donde no existían los medios que hoy tiene la ciencia medica, lo hace más deslumbrante y sorprendente. Muchos de sus devotos son los que recuerdan este hecho, pero pocos los otros que llevaron sin duda a Ramón al camino de Santidad y que viviendo heroicamente sus virtudes movieron a los pastores de
Pocos conocen al niño y joven que mantenían largos coloquios con
Un anhelo que no puede mirarse con los ojos horizontalistas del progresismo, ni con la mirada marxista de la teología de la liberación. Este anhelo hay que contemplarlo con los ojos de los cristianos que ven en ello no solo la posibilidad de liberar a los cautivos por los moros, sino además de liberar a todos de toda falsa doctrina que no fuera la de Cristo, anhelo de liberar por Cristo, para Cristo y en Cristo a todas las almas.
Este anhelo lo llevaba a la búsqueda incansable de oro con el solo objetivo de liberar a los cautivos y cuando este era escaso él mismo era el precio por la libertad de aquellos.
No buscaba agradar a los moros, ni coqueteaba con ellos, sin embargo su conducta influyo en muchos de los infieles logrando la conversión de ellos. Para frenarlo fue torturado públicamente, azotado y hasta un hierro candente atravesó sus labios y un candado fue puesto en su boca. Lejos de acallarlo, él seguía predicando, no tenía miedo a los que mataban el cuerpo.
Pocos conocen al que no quería para sí el cardenalato y que por obediencia lo acepto, al que dejo por obediencia la tierra de cautivos y marcho a Roma donde el Papa lo llamaba pero nunca llego porque murió en el camino. Pocos conocen que sus restos fueron llevados por una mula ciega hasta la ermita de su juventud, donde tantos encuentros tuvo con
El nombre de San Maximiliano Kolbe, se relaciona casi siempre a su martirio en aquel campo del horror que fue Auschwitz, que nada tiene que envidiar a los peores campos marxistas. En aquel lugar el Padre Kolbe ofrendó su vida por sus hermanos en claro testimonio de su fe. Muchos conocen al martir que ofrece su vida, pero pocos conocen como fue preparándose para su entrega.
Lo primero que debemos decir, en honor a la verdad, que los primeros que incentivaron al santo a ser santo son sus padres, una vez mas debemos marcar la importancia que el hogar católico sea escuela de santidad, que los padres sean verdaderos «sastres de Dios»1.
Pocos conocen al niño Raimundo, luego Maximiliano, que también, como Ramón, tendría muchos coloquios con su Madre del Cielo, y fue Ella quien alguna vez se le apareció (según ha contado su madre días después de su muerte) y le ofreció dos coronas que él acepto, una blanca y una roja. La blanca era la de la pureza, la roja del martirio.
Pocos conocen al fundador de
“¡Nada para sí, todo para
Pocos conocen al fundador de la ciudad de
Pocos conocen al que supo levantar la cabeza y brindar la ayuda a pesar de que la ciudad de
Dos hombres que en siglos muy distintos imitaron hasta el heroísmo a Cristo, amando profundamente a las almas y dando todo por su salvación. Que podamos imitar a estos modelos de imitación del Divino Modelo
Supla
Versailles, junto a
21 de Agosto de 2006
Fiesta de San Pío X
Reflexión del arzobispo de
Cuando hablamos acerca del problema de la desocupación solemos apuntar al papel que corresponde al Estado en su deber de promover políticas activas de empleo. Es verdad, le cabe una responsabilidad muy grande de incentivar al mundo productivo a la creación de fuentes de trabajo. Según
Carta De Mons. Martini Al Presidente Del Senado De La Nación
Al Señor
Vicepresidente de la Nación Argentina
DON DANIEL SCIOLI
Presidente del Senado de la Nación
Reciba mis cordiales saludos y deseos de Paz y Bien en Jesucristo, Señor de
Con la confianza en su gestión al servicio de
Aún no se ha acallado la conmoción de la opinión pública, frente al caso de una menor de edad discapacitada, que fuera víctima de un abuso, del cual quedó encinta. Muchas voces se alzaron pidiendo la condena a muerte de la persona por nacer, víctima inocente también del mismo abusador. Entre dichas voces carentes de la más mínima piedad, se destacaron -paradójicamente-, las del ministro nacional encargado de la salud pública, las de una integrante de la máxima instancia judicial, y la del gobernador de la provincia donde sucedieron los hechos. Un fallo inicuo, basado en las tesis eugenésicas de los años veinte -precursoras del nacionalsocialismo-, condenó a muerte al inocente. La cordura de los médicos puso las cosas en su lugar: se negaron a actuar como verdugos de la pena capital.
Por declaraciones periodísticas, se supo que la familia no pensaba dar en adopción a la criatura luego de nacer, aceptaron de buen grado criarla, su desesperación había sido por motivos económicos. ¿Acaso no hubiera sido más justo y razonable, buscar desde el comienzo una solución acorde con la dignidad humana?. Mientras el gobernador bramaba la muerte de la persona por nacer, ¿no se le ocurrió pensar en cumplir las mínimas obligaciones que su cargo importa: posibilitar la vida, alimentación y crianza de todos los bonaerenses?.
Entre los que -como si estuvieran en el circo romano-, le "bajaron el pulgar" a este niño inocente, hay varios legisladores nacionales, diputados y senadores. Todos han agraviado al pueblo argentino. Ninguno le ha pedido perdón, ni tan siquiera a los familiares de la persona por nacer. En lugar de ello, han profundizado el agravio al pueblo argentino, al solicitar la destitución de la valiente Sra. Juez, Dra. Inés Siro, quien basada en razones estrictamente jurídicas -como surge de la simple lectura de su resolución-, salvó la vida de una criatura inocente. Pura hipocresía que no puede ocultar, el refinamiento con que se la planteó. Tal es el desprecio que algunos hombres -mujeres y varones- públicos sienten, por la vida y la dignidad de sus conciudadanos. Desde luego, quienes actúan de ese modo, no pueden pretender representar a nuestro pueblo; salvo un uso fraudulento de los mecanismos políticos vigentes.
Ese Honorable Senado tiene en avanzado estudio, un proyecto en revisión, originado en
Estamos a poco más de un año de una nueva compulsa electoral, donde se elegirán las máximas autoridades. Ocupando sendas bancas en el Senado de
Señor Presidente, que siempre tengamos pasión por el Bien Común, que es el bien de todas las personas, desde el momento mismo de la concepción, hasta su muerte natural.
Reciba mi abrazo hecho bendición y oración en Cristo que es
¡DIOS ES AMOR!
Mons. Baldomero Carlos Martín,
obispo de San Justo
R. P. Marcos Pizzariello SJ
Es interesante relacionar esta definición con el fin de la educación cristiana y con la causa ejemplar de la misma.
Si partimos de la cosmovisión católica, hemos de admitir que la causa final de la educación es la gloria divina y la causa ejemplar es Cristo Jesús, arquetipo de toda perfección.
Ahora bien, imitar a Jesucristo significa amar a Dios heroicamente.
No hemos de educar a los jóvenes para el éxito sino para el heroísmo, porque la finalidad de la vida humana no es otra cosa que la gloria divina.
Una buena educación no debe preparara los jóvenes a labrarse una fortuna. Es un peligro de gran actualidad el considerar así la vida y estimar una situación por el caudal de la cuenta corriente que se tiene en el banco.
Ganas tanto al mes: ese es el argumento decisivo para el vulgo. Se ha dicho que ciertos jóvenes deben tener, sin duda, una máquina de calcular en lugar del corazón.
La santidad, como meta de la educación, la ha de tener constantemente ante sus ojos todo educador cristiano, y ha de procurar por consiguiente no sólo instruir a su educando sino educarlo en Cristo, para Cristo y con Cristo.
Para amor a Dios heroicamente, primero tenemos que conocerlo y luego adherir incondicionalmente nuestro corazón a Él.
Educar para el heroísmo es educar para la santidad en sentido cristiano. Y educar para la santidad significa procurar que el educando logre los hábitos perfectos, de acuerdo al ejemplar supremo de perfección: Cristo Jesús. Esto equivale a decir que se ha de vivir de acuerdo al Evangelio, de acuerdo al Sermón de la montaña. Sí, vivir de acuerdo a la fe.
Tarea ardua, ciertamente, porque la juventud es terreno apto pero difícil para la santidad. Un gran filósofo, profundo conocedor del hombre y de la juventud, escribió de ella: “Nuestra juventud prefiere ahora el lujo y la molicie, Tiene modales chabacanos y desprecio la autoridad, Ha perdido el respeto por los mayores, prefiere parlotear, divertirse, antes que dedicarse al honrado esfuerzo del trabajo. Los jóvenes de ahora contradicen a sus padres, comen sin urbanidad, y tiranizan a sus profesores.”
. ¿De quién son estas palabras?¿De algún autor famoso contemporáneo? Nada de eso. Son palabras de Sócrates en el siglo V antes de Cristo.
En la juventud actual hay algo que siempre es antiguo y que no se diferencia en nada de lo del joven de hace 2400 años, aunque el mundo juvenil vaya expresando esa realidad perenne de un modo totalmente nuevo en cada época.
Pero a ese joven así descrito hay que santificarlo. Todo es posible con la gracia divina; y el ejemplo de jóvenes santos de todos las épocas demuestra que la santidad no está agotada, ni se puede agotar por razones circunstanciales.