Ambrosio Spínola: el genio militar de los Tercios que destrozó las inexpugnables defensas holandesas de Breda
Fernando Martínez Laínez, autor de «La senda de los Tercios. Las lanzas», explica a ABC cómo fue el auge y la caída de este personaje
«Honor y reputación, honor y reputación». Las palabras que balbuceó incesantemente el general Ambrosio de Spínola en su lecho de muerte demuestran las dos premisas que rigieron su existencia. Tan solo habría que añadir un término más a esta pequeña lista para terminar de definirle: España. Y es que, el que fuera uno de los últimos grandes generales de los Tercios se dejó la fortuna de su familia, y hasta la vida, para acabar con los enemigos del Imperio allá por Flandes.
De hecho, su capacidad estratégica le permitió tomar en 1625 Breda, la plaza mejor fortificada de su tiempo y uno de los centros neurálgicos de los rebeldes en plena Guerra de los Treinta Años. Fue, en definitiva, un héroe al que su origen genovés no le impidió abrazar nuestra amada España.
De Ostende a Frisia, sus batallas se contaron casi siempre por victorias gracias a su carácter pragmático (no solía embarcarse en empresas que no viese factibles) y a su maestría a la hora de dirigir a los combatientes. Por ello, el popular escritor y periodista Fernando Martínez Laínez (un clásico en lo que a escribir de Tercios se refiere) ha elaborado su nueva novela en torno a su figura. «La senda de los Tercios. Las lanzas» (Ediciones B, 2017), recorre la vida de este general. Un hombre que, a pesar de ser genovés, amó a España como a su patria y a sus líderes como hermanos.
Y todo ello, a pesar de que al final de su vida fue menospreciado y atacado por el Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV. Un pésimo gobernante que, según explica el autor a ABC, llevó a nuestro país a la ruina: «Era un fantasmón. Hablaba de grandes proyectos que, posteriormente, se demostraban irrealizables». El autor afirma, a su vez, que este político fue el representante más claro de una «selección natural a la inversa» acaecida en España desde la muerte de Felipe II. Es decir, la tendencia a que hayan sido «los peores los que hayan actuado políticamente en los momentos de crisis de este país».
Si Spínola viviera le diría que no le falta razón, pues por culpa de las envidias y odios del valido, el que fuera uno de los generales más laureados de los míticos Tercios españoles acabó su vida apartado de la política y marginado por la misma monarquía por la que había combatido durante décadas y a la que había otorgado unas victorias militares incomparables.
A través del mismo Spínola, y junto a Alonso de Montenegro (un soldado ficticio con el que Laínez busca reunir el espíritu de los combatientes españoles de la época) «La senda de los Tercios. Las lanzas» busca recorrer el inicio del ocaso de las «legiones romanas españolas». Unos hombres curtidos que llegaron a dominar Europa a base de pica y arcabuz.
El popular autor también recrea el viaje acaecido en 1629 en el que el militar, ya sesentón, se topó con Diego Velázquez. Un encuentro en el que, según determina el escritor español, el oficial ofreció datos clave al artista para que elaborar el cuadro de «Las lanzas». Por si fuera poco, también guarda algunas de las muchas páginas de la obra para narrar las vicisitudes de Federico de Spínola, un héroe olvidado a pesar de ser hermano de Ambrosio y de que tuvo la osadía de querer conquistar Inglaterra. Todo ello, antes de morir «partido en dos» por una bala de cañón.
1-En su obra incide en que la decadencia de España por culpa de los líderes políticos empezó hace siglos.
La decadencia de España por culpa de los políticos se inició en el siglo XVII. Empezó una vez muerto Felipe II con los validos y los favoritismos. En ese momento se perdió la conciencia de Estado. Hasta entonces, tanto este monarca como Carlos V se habían rodeado de muy buenos secretarios. Consejeros muy competentes. Esa administración era bastante buena, pero se rompió en la época de Felipe III con el Duque de Lerma, un golfo y un corrupto hasta la médula que se quedó con el dinero de media España.
A partir de ese punto se inició la cuesta abajo. Se empezó a elegir a los más corruptos y a los que menos talento tenían.
Desde los tiempos de Felipe III la clase política española ha funcionado como una especie de selección natural a la inversa. Han sido los peores los que, en los momentos críticos de este país, han actuado políticamente. El desastre nacional que hemos vivido en los grandes períodos se explica en base a ello.
«El Duque de Lerma fue un golfo que se quedó con el dinero de media España»2-¿Sucedió lo mismo en el siglo XVI, la época en la que se ambienta su novela?
Sí. En tiempos de Felipe IV esta tendencia se acentuó con el Conde-Duque de Olivares. Un fantasmón que siempre hablaba de grandes proyectos que, posteriormente, se demostraban irrealizables. Además estaba imbuido de una gloria personal que le llevó a la ceguera, a no ver el drama que se estaba desarrollando: el de una España empobrecida, rodeada de enemigo que estaba siendo atacada por muchos frentes y que se iba derrumbando poco a poco.
Esta tendencia a los malos gobiernos es una de las claves que explica la parte tan negativa de nuestra historia. Hemos tenido históricamente muy mala suerte. Ha habido una especie de maldición. Una gran falta de cabezas rectoras, de personas con talento político y con una envergadura suficiente para sacar al país del atolladero.
Esta tendencia se atenuó con los Borbones, pero luego volvió a crecer en la Guerra de la Independencia. En aquellos años estuvimos rodeados de personajes esperpénticos y nefastos. La misma Guerra Civil muestra la incapacidad política de este país.
3-¿Sufrieron los Tercios esta mala política?
Los Tercios eran una fuerza de choque al servicio de una política. En ese momento, una Corona que representaba al Estado. El problema es que esa política quebró en el siglo XVII.
Los Tercios cumplieron su cometido hasta que, debido a la política desastrosa que se fue gestando, se quedaron solos y empobrecidos. Poco a poco, empezaron a faltar el dinero y los recursos humanos (hombres que combatieran). Esto sucedió incluso en Castilla, la cantera principal de los Tercios. Esa conjunción, la falta de hombres y de fondos, es lo que finalmente aniquiló a España.
«La falta de hombres y de dinero aniquiló a España»4-Frente a esos políticos destacó Ambrosio de Spínola...
Sí. Fue un personaje muy querido por sus hombres. No pedía nada que no pudiese hacer él mismo. Casi siempre pagaba puntualmente, algo muy difícil en una época donde los retrasos en los sueldos podían ser de años. Tampoco se embarcaba en empresas vanas. Así, cuando acometía una tarea, sus soldados sabían que tenían muchas posibilidades de éxito. Todo eso daba mucha moral a la tropa y le granjeó muchas simpatías.
5-Sin embargo, antes de ser un gran general tenía envidia de su hermano Federico.
Federico era el aventurero, el héroe. Lo único que le gustaba era la espada, dedicarse a las empresas bélicas. De hecho, planteó de nuevo la conquista de Inglaterra por mar. Era un verdadero militar. Fue uno de los que se dio cuenta de que a Holanda había que vencerla por mar y no por tierra. Toda su obsesión fue conseguir galeras para combatir a los rebeldes. Atacarles donde más le dolía y hacerlo mediante el corso. Por desgracia, murió como le correspondía: una bala de cañón le partió prácticamente en dos.
6-Ambrosio, por el contrario, se dedicó más al estudio desde su niñez.
El caso de Spínola es muy distinto. Era un patricio genovés destinado a las finanzas y a ganar dinero. Tuvo que seguir otro camino para adquirir esa capacidad militar con la que Federico nació. Él la consiguió a base del estudio, por ejemplo, de la táctica (en la que fue un maestro). Federico no estudió nada.
Está claro que tenían dos personalidades diferentes que se complementaban. Un ejemplo es que, cuando Federico murió, Ambrosio se dio cuenta de que era una locura intentar invadir Inglaterra y se negó a continuar esa empresa. Reconoció que no había medios para ello y que no era posible construir una flota que se midiera a la británica en el Canal de la Mancha.
«Ambrosio reconoció que era una locura intentar invadir Inglaterra»7-¿La falta de dinero de España llevó a Spínola a sufragar su propio ejército con la fortuna de su familia?
Sí. Spínola era un personaje excepcional en ese sentido. ¿Quién tendría hoy en día arrestos para perder una gran fortuna como la que tenía en la guerra? Y eso, siendo un extranjero, aunque siempre consideró que tenía dos patrias.
8-¿Afectó en España el que fuera genovés?
Aquí estuvo colmado de honores. Fue Grande de España y le nombraron prácticamente todo lo que podían nombrar desde el punto de vista honorífico. Pero la realidad era que había muchos que le consideraban extranjero.
Además, los genoveses tenían mala fama por entonces. Se les consideraba mercaderes que explotaban y vampirizaban el oro y la plata que llegaba desde América.
9-Sus victorias militares fueron más que destacables. Sin embargo, la de Breda fue la más determinante. ¿Por qué era esta ciudad tan inexpugnable?
Breda era una ciudad fortificada rodeada de una serie de posiciones defensivas muy poderosas. Además había zonas pantanosas casi inaccesibles. A parte de ello, había que evitar que se abasteciera mediante barcos.
Además estaba bien defendida. Los enemigos se dividieron en dos fuerzas. Una que se encontraba dentro de la ciudad, dirigida por Justino de Nassau, y otra que atacaba desde el exterior, a las órdenes de Mauricio de Sajonia. El objetivo de ambos era coger entre dos fuegos a Spínola. Por eso era tan difícil mantener el cerco en torno a Breda.
10-¿Todos los enemigos eran holandeses?
No. Entre los sitiados había holandeses, pero también ingleses y franceses. Era una tropa curtida, había voluntarios, mercenarios contratados... Una fuerza de varias nacionalidades.
11-¿Cómo logró Spínola cerrar el cerco?
Desde el punto de vista logístico fue una gran hazaña porque hubo que hacer frente a factores como la climatología -fue un invierno durísimo-, a las enfermedades o a la desviación de ríos -Spínola ideó un sistema para canalizar las corrientes a base de barreras para que su ejército se pudiese mantener en la zona-. Como asedio de una gran ciudad fue un modelo casi irrepetible.
Posteriormente creó trincheras a su alrededor para evitar la comunicación de Breda con el exterior. Spínola era un gran admirador de Julio César, que era un líder de espada, pero también de pico y pala. Lo primero que hacían los romanos cuando llegaban a un sitio era cavar trincheras y levantar empalizadas. El genovés siguió esa tradición heredada en principio de las legiones, pero también de los tiempos del Gran Capitán.
12-Al final, tras 11 meses de asedio, se logró tomar la ciudad. ¿Se barajó la posibilidad de abandonar el cerco?
Realmente nadie tenía confianza en que se fuera a tomar Breda. Incluso los oficiales eran escépticos y afirmaban que era una locura. Decían que lo único que iba a generar era un gran gasto de dinero. Casi contra la opinión de la gran mayoría de los oficiales, Spínola se empeñó y lo consiguió.
El problema es que Breda capituló 13 años después de mala manera. Se perdió por la falta de dinero y de recursos y se volvió al punto cero.
«Breda capituló 13 años después de mala manera. Se perdió por falta de dinero y de recursos»13-¿Qué significó la conquista de Breda por Spínola?
Desde el punto de vista militar, y visto con perspectiva, Breda fue una hazaña tremenda que cambió el mundo. Pero fue una gran batalla de una guerra perdida, un episodio brillante de heroísmo de perdedores.
14-¿Por qué entró en conflicto con el Conde-Duque de Olivares a pesar de todas sus victorias?
Era un personaje muy pragmático. Eso le llevó a chocar con el Conde-Duque de Olivares. Cuando el político empezaba a elaborar planes fantásticos que no tenían posibilidad real de llevarse a cabo, Spínola le cantaba las cuarenta. Le decía que eran entelequias, que los Tercios no podían combatir a ese ritmo porque no había soldados ni armas.
Mientras Olivares elucubraba sin ninguna base real, Spínola buscaba conseguir una paz con Holanda al precio que fuese. Lo hacía porque sabía que aquella guerra se estaba llevando por delante a España.
15-¿Hasta qué punto llegó el conflicto entre ambos?
Hubo un momento en el que Spínola casi se rebeló. Fue cuando, tras volver a España, el Conde-Duque y el Rey le ordenaron regresar a Flandes para seguir combatiendo. Él se negó. Les dijo que no tenía ningún sentido volver si carecía de recursos y les explicó que la situación era desastrosa. Eso se interpretó como una grave falta. En esa disputa estuvo en Madrid muchos meses. Mientras tanto, sus enemigos le fueron minando el terreno. Llegó un momento en el que se hartó de todo. Eso contribuyó a su ruina personal.
16-¿Fue entonces cuando conoció a Diego Velázquez?
Sí. Le conoció porque el rey encargó al pintor que fuera a Italia a adquirir obras de arte para la Corona española. En ese viaje que hizo desde Barcelona coincidió con Spínola, que iba al norte de Italia tras ser designado capitán general en el Milanesado. Por entonces Velázquez se consideraba un funcionario, para él pintar era casi un hobby. Su obsesión era tratar de ascender socialmente en la corte.
«Para Velázquez pintar era casi un hobby. Se consideraba un funcionario que quería ascender en la corte»17-¿Por qué quería Velázquez pintar sobre Breda?
El futuro lienzo de «Las lanzas» estaba destinado al Salón de Reinos, donde estaba el antiguo Museo del Ejército. Formaba parte de una serie de cuadros que representaban victorias militares españolas. En ese proyecto intervinieron varios pintores.
Es normal que Velázquez, que era el pintor del rey, recibiese el encargo. Por la repercusión era una de las batallas clave de ese tiempo. Desde el punto de vista pictórico las lanzas es un homenaje al poder de la corona española.
18-¿Le ofreció Spínola datos sobre Breda?
No tenemos una relación exacta de lo que hablaron, pero probablemente trataron el cerco y el sitio de Breda. Spínola fue el que le aportó los datos que luego le sirvieron para pintar el cuadro de «Las lanzas». Hay que tener en cuenta que Velázquez nunca estuvo en Breda, por lo que todo lo que supo fue de oídas. De lo que le contaba Rubens, Velázquez, los capitanes presentes en la batalla...
19-¿Fue la información de Spínola determinante para que Velázquez pintase el cuadro?
Bueno. La toma de Breda fue en 1625 y Velázquez conoció a Ambrosio era 1629. A partir de ese punto pasó mucho tiempo hasta que el artista terminó el cuadro en 1635. Además, se sabe que cambió de idea varias veces.
20-¿Retrató Velázquez con exactitud a Spínola?
Sí. Un ejemplo es que, en el cuadro, aparece pie a tierra durante la rendición de Breda. Algo extraño en la época. Esa imagen es bastante exacta según las crónicas.
Se sabe que. cuando Justino de Nassau se entregó, se adelantó con 300 notables a la tienda de Spínola. Parece que fue poco menos que a arrodillarse, pero Spínola se lo impidió. Eso enfadó a los soldados, que se quejaron de que había sido demasiado generoso en la victoria. Pensaban que Breda merecía un saqueo en compensación.
Además, cuando salieron desfilando tras la contienda, los vencedores parecían los vencidos. Los sitiados tenían comida y estaban en buenas condiciones físicas. Y los sitiadores habían pasado muchas penalidades.
21-Finalmente Spínola murió en 1630 hastiado...
Sí. Es muy triste como le fueron acorralando hasta casi quitarle el mando en Italia. Murió casi de pena, del propio estrés, de la decepción y el desengaño. Todo ello le llevó a la tumba.
«Spínola murió casi de pena, del propio estrés, de la decepción y el desengaño. Todo ello le llevó a la tumba»22-¿Cómo debemos recordarle?
Era casi medieval en algunos aspectos. Un sujeto del renacimiento tardío imbuido todavía de los ideales de la caballería que aparecen en el Quijote. Fue un personaje crepuscular condenado a desaparecer con la historia de su propio país.
23-¿Fue un ejemplo Spínola de cómo España desprecia a sus héroes?
Su historia demuestra como grandes figuras españolas han acabado en el basurero, además de vilipendiadas y marginadas. Spínola no fue una excepción, es algo que ha sucedido a una serie interminable de grandes personajes de este país que han terminado de mala manera.
24-¿Qué aporta la novela histórica que no puede ofrecer el ensayo?
La novela histórica y el ensayo son dos discursos diferentes. La primera aporta una emoción que normalmente le falta a la historia fría. Eso es lo que hace que las novelas se lean con mucho interés y que arrastren a mucha gente. En contraste, la historia es una materia de estudio imprescindible, pero que no tiene por qué emocionar. Son, en definitiva, dos estilos que se complementan.
25-¿Es históricamente rigurosa «La senda de los Tercios. Las lanzas»?
Sí. He sido muy fiel a los datos y a la investigación histórica alrededor de la figura de Spínola y a la Historia de España.
26-¿Alonso de Montenegro fue real?
Alonso de Montenegro es un personaje ficticio. Le presento como un arquetipo del soldado de los Tercios. Alguien muy imbuido de su destino de soldado y que no pretende ser otra cosa. Que solo busca combatir. Eso era lo que pasaba en la época. Cuando alguien se enrolaba en los Tercios no había fecha para licenciarse. Estaba casi de por vida en ellos hasta que el rey le daba permiso para irse. Ese es el aspecto que más me ha interesado destacar: su voluntad de soldado.