A NO DORMIRSE: EL PROYECTO AUTORITARIO
ACECHA
Ellos todavía quieren ir por todo y es
obligación de los dirigentes políticos y la gente plantarse ante la dictadura
que imponer si los dejamos. La semana pasada debatíamos la posibilidad de un
autogolpe. No es que necesariamente vaya a ocurrir, pero, considerando los
antecedentes de los k, no es descartable la
posibilidad.
ROBERTO CACHANOSKY – ECONOMIAPARATODOS.NET
La semana pasada debatíamos con Pablo
Torres Barthe sobre la posibilidad de un autogolpe (http://goo.gl/wmmphg). Con sólidos
argumentos Pablo explicaba en ese video cómo sería operativamente ese
autogolpe. No es que necesariamente vaya a ocurrir, pero, considerando los
antecedentes de los k, no es descartable la
posibilidad.
La cuestión viene a cuento porque todos
sabemos que el proyecto que tenía el matrimonio era ir alternándose en las
candidaturas a presidente de manera de, en principio, quedarse 20 años en el
poder. Por supuesto que la muerte de Néstor Kirchner
cerró esta posibilidad y la derrota electoral de CF en 2013 le impidió obtener
los 2/3 para poder reformar la Constitución Nacional y así ir por la re
reelección indefinida.
¿Por qué buscar ser reelectos
indefinidamente? Porque todos los sistemas autoritarios buscan eso. Perón
reformó la Constitución
para ser reelegido. Hitler quería 1000 del Tercer Reich, Fidel Castro está en el poder hace 56 años, el chavismo está en el poder hace 16 años y se mantienen a
sangre y fuego y los ejemplos de todos los tiempos muestran lo mismo. Los
gobiernos autoritarios quieren el poder para siempre, como dijo la
autoproclamada estalinista Diana Conti:
“querían a Cris for ever”.
Es que los sistemas autoritarios solo
pueden sostenerse en el poder violando los derechos individuales. Pero como al
mismo tiempo no hay controles republicanos de los actos de gobierno, suelen
desatarse importantes casos de corrupción que, si dejan el poder, también serán
investigados. Es decir, el gobernante autoritario, por más que llegue por el
voto, recordemos que el voto no asegura tener una democracia republicana, luego
la destruye en nombre de la justicia social. Inventa enemigos que conspiran
continuamente contra el bienestar de la población. Denuncian conspiraciones
para derrocarlos a ellos con el único objeto de hacerle creer a la gente que
ellos, los autoritarios, son los que van a defender a la gente de los malvados
y siniestros grupos concentrados del interior del país apoyados por extrañas
cofradías del exterior que quieren hacer que la gente viva en la miseria. Y cuando
el sistema populista colapsa económicamente, denuncian más conspiraciones como
la hace este payaso de Maduro que acaba de meter preso a empresarios por
“sabotear” la economía. Puesto de otra forma, el autoritario tiende
a ponerse cada vez más violento y autoritario en la medida que su modelo
económico le hace agua.
El comportamiento de Capitanich
rompiendo un diario en una conferencia de prensa porque decía algo que él
desmentía y finalmente fue cierto, refleja el grado de descontrol que hay en el
temperamento del gobierno.
La gran duda que tenemos todos es si el
gobierno intentará hacer alguna pirueta institucional para tratar de quedarse
en el poder o, en su defecto, condicionar a los que vienen. En rigor sobre esto
último ya están intentándolo pero puede ser revertido por el próximo gobierno.
La pregunta que todos nos formulamos es si van a entregar tan fácilmente el
poder considerando los casos de corrupción pendientes, lavado de dinero y las
sospechas que hay sobre la muerte de Nisman.
Es cierto, como dice Pablo Torres Barthe, que podrían autogenerar
un conflicto social en la calle para darle pie a CF a declarar el estado de
sitio, encarcelar a los opositores (políticos, periodistas, economistas, etc.)
e ir a las elecciones condicionando fuertemente a la oposición y a población
bajo un régimen de terror. No obstante mi gran duda es si existe margen dentro
de la sociedad para tolerar ese tipo de agresiones y estrategias. Puesto de
otra manera, en su momento de esplendor, cuando Néstor Kirchner
y CF tenían altas imágenes positivas, una estrategia de ese tipo era posible.
Hoy solo sería posible derramando mucha sangre en la calle. Tendrían que
recurrir a los violentos para que rompan cabezas en las manifestaciones que
juntan multitudes pacíficas y que la policía deje la zona liberada.
¿Son capaces de hacerlo? Son capaces,
pero en ese caso sería tan abierta la instauración de una dictadura que no
podría disimularla ante el mundo. Obviamente quedaríamos aislados como lo
estamos ahora y con la gente sumergida en la pobreza. El sistema debería
ser cada vez más brutal y autoritario.
En rigor, tanto los montoneros como el
ERP era lo que querían imponer en los 70 mediante el terrorismo y las armas.
Querían a sangre y fuego imponer un gobierno de terror. Derrotados en el campo
militar, advirtieron que era mejor disfrazarse de demócratas para infiltrar la
democracia y desde el poder destruirla e instaurar una dictadura como la que
pretendían establecer en los 70 pero a sangre y fuego. Lo paradójico es que la
situación de todos esos resentidos que hoy ocupan cargos en el poder es tan
endeble políticamente que solo recurriendo nuevamente a la violencia podrían
retener los resortes del poder. Cerca del 70% de la gente los rechaza y la realidad
es que solo con el apoyo inicial de la gente un autócrata puede lograr la suma
del poder público. Luego utiliza el aparato estatal para doblegar al que piensa
diferente o quiere ser libre.
La oposición no puede permanecer ajena a
este dilema que tiene el kirchnerismo que consiste en
dejar el poder y afrontar un tsunami de juicios o tratar de establecer una
autocracia rompiendo cabezas opositoras. Debe salir a denunciar que quienes hoy
gobiernan están entre la espada y la pared y pueden cometer actos de locura. La
gente tiene que estar advertida del riesgo que corre su libertad.
Insisto, el kirchnerismo
está en el gran dilema que tantos años de impunidad, corrupción y abuso del
poder los deja en una delicada situación frente a la justicia. Y no me vengan
con que en Argentina nadie va preso argumentando que Menem
zafó.
La realidad es que Menem
no había generado la división social, el grado de violencia verbal y física que
generó el kirchnerismo y mucho menos el resentimiento
que esta gente produjo. El destrato a funcionarios de carrera y a sus mismos
seguidores han generado rencores muy grandes que no son comparables con la
salida de Menem del poder.
Mi punto es, no hay que relajarse
pensando que en octubre pierden las elecciones y se van pacíficamente. Por el
contrario, este 2015 va a ser una batalla a todo o nada que planteará el
mismo oficialismo, por la sencilla razón que volver al llano puede significarle
una catarata de juicios y condenas comparables a los juicios de Nuremberg.