La hipocresía supera a la justicia
LA NACION
"Al hablar y ver me di cuenta de que todos tenían razón. Las razones que pueden llevar a un joven de 20 años a abrazar una causa revolucionaria violenta con la idea y la convicción de que el mundo debe ser cambiado. Y las razones de Estado de un joven teniente de 23 años que tenía que salir de noche a combatir o matar. Y, lo peor de todo, a torturar, que es el episodio más denigrante de la condición humana."
Quien así se expresa y puede levantar polvareda de cuestionamientos y aguantarlos por su fuerte personalidad es el escritor y ex diplomático Abel Posse al referirse a Noche de Lobos , la novela que presentará esta tarde en la 37a. Feria del Libro.
En la quietud de su departamento de Barrio Norte, el ex candidato a senador nacional en 2007, del armado político de Roberto Lavagna, y efímero ministro de Educación de la ciudad de Mauricio Macri (duró 12 días) desgranó ayer ante La Nacion las razones que lo llevaron a incursionar, por medio de la novela, en la década del 70.
"Más que una novela es un relato", define Posse al "fantasma" que lo acompañó doce años hasta que lo transformó en un libro. En ese camino, desde que el "fantasma" entró en su vida hasta que le puso punto final en la página 359, el escritor de La pasión según Eva y Cuadernos de Praga dialogó ampliamente con una "oficial mayor" de Montoneros, que se convertirá en Greta en la ficción, y con un militar que enfrentará la prisión. "Greta fue un personaje que me impresionó mucho. Sufrió lo peor: la detención, la tortura, y después sufrió el episodio tremendo, monstruoso, que fue el amor con quien había sido su torturador. [Armando] es un hombre que sabe que va a estar preso durante muchos años."
Posse habla del pasado, pero bien podría aplicarse a la muerte de Osama ben Laden por parte de un comando militar de los Estados Unidos y a las palabras del presidente Barack Obama al asegurar que "se hizo justicia". "Estamos en una época gravísima, en que la hipocresía supera a la justicia; la razón de Estado supera a la hipocresía, hasta el colmo de no tener un libreto preparado adecuado para explicar qué fue lo que pasó", sostiene.
Está convencido de que la violencia de los 70 no fue gratuita: "Hoy tal vez estemos pagando también formas indirectas, difíciles de situar, de comprender acabadamente y que forman parte de esta crispación, de esta desorientación política, de esta falta de paciencia que tenemos los argentinos en todo; esta incapacidad para llegar al sentido común y salir de los extremos".
Quien así se expresa y puede levantar polvareda de cuestionamientos y aguantarlos por su fuerte personalidad es el escritor y ex diplomático Abel Posse al referirse a Noche de Lobos , la novela que presentará esta tarde en la 37a. Feria del Libro.
En la quietud de su departamento de Barrio Norte, el ex candidato a senador nacional en 2007, del armado político de Roberto Lavagna, y efímero ministro de Educación de la ciudad de Mauricio Macri (duró 12 días) desgranó ayer ante La Nacion las razones que lo llevaron a incursionar, por medio de la novela, en la década del 70.
"Más que una novela es un relato", define Posse al "fantasma" que lo acompañó doce años hasta que lo transformó en un libro. En ese camino, desde que el "fantasma" entró en su vida hasta que le puso punto final en la página 359, el escritor de La pasión según Eva y Cuadernos de Praga dialogó ampliamente con una "oficial mayor" de Montoneros, que se convertirá en Greta en la ficción, y con un militar que enfrentará la prisión. "Greta fue un personaje que me impresionó mucho. Sufrió lo peor: la detención, la tortura, y después sufrió el episodio tremendo, monstruoso, que fue el amor con quien había sido su torturador. [Armando] es un hombre que sabe que va a estar preso durante muchos años."
Posse habla del pasado, pero bien podría aplicarse a la muerte de Osama ben Laden por parte de un comando militar de los Estados Unidos y a las palabras del presidente Barack Obama al asegurar que "se hizo justicia". "Estamos en una época gravísima, en que la hipocresía supera a la justicia; la razón de Estado supera a la hipocresía, hasta el colmo de no tener un libreto preparado adecuado para explicar qué fue lo que pasó", sostiene.
Está convencido de que la violencia de los 70 no fue gratuita: "Hoy tal vez estemos pagando también formas indirectas, difíciles de situar, de comprender acabadamente y que forman parte de esta crispación, de esta desorientación política, de esta falta de paciencia que tenemos los argentinos en todo; esta incapacidad para llegar al sentido común y salir de los extremos".