37 Años Sin El Padre Julio
Permítanos el lector amigo que una vez más, recordemos al querido Padre Julio Menvielle, como una vez escribimos “Una Antorcha Encendida”. Encendida con la Luz de Cristo que iluminaba frente a la tiniebla del mundo.
Iluminó con su vida a toda la barriada de Versailles y en especial a los jóvenes y niños a quienes les dedicó su espíritu sacerdotal, sus desvelos y sus esfuerzos apostólicos.
Iluminó con su palabra que dejo de ser suya para transformarse en la de Cristo a todos aquellos que supieron escucharlo en sus predicas y conferencias.
Iluminó con su pluma a sus contemporáneos y a aquellos que en la búsqueda de la Verdad buscamos ansiosamente escritores de su talla para que nos marquen el camino y nos alerten de los peligros.
Iluminó a los patriotas que supieron de su amor por la Patria, de sus dolores y de sus combates. Esa Patria que en pluma certera el P. Sato refiriera como su “herida”.
Iluminó a la Iglesia, amenazada por la autodemolición del progresismo, haciendo presente el único Magisterio de Cristo, desenmascarando a los traidores y alertando de los errores.
Ilumina hoy a las nuevas generaciones que como El aman la Verdad y quieren consagrarse a ella en la filosofía y en la Teología sea en la vida sacerdotal o en la vida seglar.
Ilumina a quienes hoy enfrentan el combate para restaurar el Orden Social Cristiano.
Iluminó e ilumina porque fue y es, aún desde el Cielo, una antorcha encendida con la Luz de Cristo, Camino, Verdad y Vida.
Marcelo Grecco
Junto a la Virgen de la Salud
2 de agosto de 2010