Se está perdiendo una batalla
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Se está perdiendo una batalla
Sobre buenas costumbres perdidas...
Moda y crítica Es frecuente además, que en ámbitos religiosos se omita recordar los castigos bíblicos por la rebeldía contra la Ley de Dios. Para qué decir, en estos tiempos, la proliferación del Sida: ¡de eso no se habla! el temor es grande. Y la argumentación contra la audacia del “matrimonio gay”, se ciñe más bien al perjuicio para la institución matrimonial y sus previsibles consecuencias sociales. Por ello viene a resultar oportuno el aporte de un observador, especialmente notable por su procedencia; la crítica del Patriarca Kiril, autoridad de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, al clero occidental. Por seguir la moda –dice- en vez de llamar los pecados por su nombre. En algunas naciones de Occidente se desiste de calificar como pecados el aborto, las relaciones homosexuales y divorcios. Subraya además, que la misión religiosa es recordarle constantemente a la gente los principios éticos que se sustentan en la Ley de Dios (Ria Novosti, 4 de Junio de 2010). Verdaderamente es más que significativo que vengan lecciones desde la Rusia ortodoxa y manifestaciones de protesta encabezadas por Evangelistas…
Voz augusta Felizmente sin embargo, desde lo más alto se han dicho las palabras exactas indispensables en toda reacción. El 19 de febrero de 1998, dirigiéndose a los obispos españoles, Juan Pablo II señalaba que no faltan tentativas para asimilar cualquier unión a la familia. O bien, pretender reconocer como familia la unión entre personas de un mismo sexo. Y Benedicto XVI ha destacado que es “un grave error obscurecer el valor y las funciones de la familia legítima, fundada sobre el matrimonio, atribuyendo a otras formas de unión reconocimientos jurídicos impropios…” (Zenit, 12 de enero de 2006).
Desperdicios A todo esto, es una lástima que en el plano meramente humano, no se acuse a la promoción del “matrimonio” homosexual como un atentado de lesa humanidad. Por la infertilidad obvia y el subsecuente agotamiento de la especie... Por muchísimo menos se agitan múltiples recelosos de los Derechos Humanos. Finalmente es inexplicable que aún limitados los argumentos a lo sensible y material, no se alcen voces protestando por la equiparación del matrimonio con la inmundicia ineludible del apareamiento homosexual. Cuando bastaría la remisión a las publicaciones de SIGLA* (Sociedad de Integración Gay Lesbiana Argentina), con todos los requisitos y pormenores nauseabundos de los actos desviados de su finalidad natural.
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* Entidad que asesoró a la Ciudad Autónoma para la formación de niños y jóvenes.