lunes, junio 01, 2009

Ed.30 may 09.doc



FUERZAS des-ARMADAS

San Juan vivió el 29 de mayo un día especial; fue  sede de la  celebración central del Día del Ejército, creado por la Primera Junta en 1810 para atender a la defensa de la nueva Nación  que estaba creándose.
En este caso,  los sanjuaninos pudimos presenciar el desfile, el primero que se realiza en la vía pública desde que el Presidente Kirchner aplicó a las fuerzas armadas su “nuevo trato”, y cuya marcialidad y lustre no alcanzaron a disimular  la pobreza y obsolescencia del equipamiento exhibido.
La ocasión también permitió escuchar los mensajes de circunstancias del Jefe del Estado Mayor y de la Ministra de Defensa.  Su contenido apenas reflejó la  realidad que viven los soldados argentinos actuales, a quienes nadie podría culpar de errores y desvíos de  hace más de 30 años, cuando algunos ni siquiera habían nacido y sus actuales jefes eran apenas cadetes recién graduados.
No cabe duda que el gobierno nacional tiene en materia de defensa nacional un plan bien definido,  apoyado en las secuelas de los enfrentamientos de los ’70, que llevaron a la derrota militar de la guerrilla y a los crímenes por los que fueron juzgados y condenados aquéllos jefes militares. Este plan consiste en remover varios privilegios que eran sin duda injustificados y odiosos, pero también  someter a las Fuerzas Armadas a un debilitamiento notorio en su capacidad operativa y  de paso sitiar sin solución de continuidad el orgullo de sus  integrantes. Este concepto puede ser disimulado en el caso del Ejército, que aunque sea de infantería podrá desplazarse. Pero la inferioridad bélica de la Armada y de la Fuerza Aérea en comparación con Chile o Brasil resulta deprimente y nos pone a los argentinos en la obligación de no irritar jamás a nuestros vecinos.
Para qué aludir que la Armada quedó ausente por primera vez en 50 años del operativo conjunto Unitas, del que participan todas las fuerzas navales del cono sur por falta de presupuesto, y envió solamente algunos oficiales a observar ¡embarcados en los buques de los aliados!!!
Recordemos algunos accidentes aéreos que se demostró eran originados en la falta de instrucción de nuestros pilotos, quienes volaban diez veces menos de lo necesario para una instrucción adecuada. Para evitar más accidentes, ahora vuelan MENOS y de paso ahorran combustible.
 Ni hablar de los ingresos del personal militar, que a menudo debe acudir a tareas eventuales para redondear un ingreso familiar mínimo.
En realidad no queremos defender a las fuerzas armadas, mucho menos si ellas mismas no se defienden. Pero si la política del Estado Nacional no contempla hipótesis de conflicto hacia el futuro, si la Nación no necesitará defenderse, lo sensato será lisa y llanamente disolver las fuerzas armadas y eliminar el Ministerio de Defensa, que consume el 0,5% del presupuesto  (unos 1.300 millones de pesos) para ofrecer la ilusión de que los argentinos podemos sentirnos seguros de cualquier amenaza exterior. Así lo hizo Costa Rica desde hace décadas, e invierte  todo su presupuesto en la paz y el desarrollo.
Para ello, seguramente el Gobierno debería consultar al ciudadano, que en realidad y a juzgar por la multitudinaria presencia de ayer en el desfile, no parece albergar resentimientos contra los militares, detalle éste que el sagaz Gobernador Gioja  parece tener muy en claro.
Es que si de hacer memoria se trata, podemos recordar que Alfonsín ganó las elecciones hace 26 años denunciando el “pacto militar-sindical . El tiempo y los fracasos de la dirigencia política en ese período disolvieron la culpa de los militares, y acentuaron la sensación de una connivencia perniciosa entre los políticos y (cuándo no) la dirigencia sindical, responsable principal de los desastres actuales.
En definitiva, nos parece que es un tema (otro más) que necesita ser tratado con profundidad en un Congreso Nacional representativo del verdadero pensamiento de la ciudadanía, y capaz de diferenciarse del poder Ejecutivo, al punto de imponer las políticas de fondo. Como debe ser en una verdadera República.