Reflexión de Pentecostés de monseñor Marino |
El sábado 30 de mayo, un numeroso grupo de jóvenes participó de la Vigilia de Pentecostés que se llevó a cabo en el Seminario Mayor San José de La Plata.
Luego de la proyección de un documental sobre Juan Pablo II, los jóvenes se reunieron para reflexionar sobre el mensaje del Santo Padre para este año.
A continuación, tuvieron un momento de adoración eucarística y luego participaron de la misa, que presidió el obispo auxiliar de La Plata, monseñor Antonio Marino.
No se dejen aturdir por cualquier propuesta El prelado destacó la presencia de “tantos jóvenes que a pesar de la lluvia han aceptado la invitación de reunirnos en esta Vigilia de Pentecostés, para reflexionar sobre nuestros compromisos de cristianos y nuestra misión en la sociedad; para rezar y cantar; para celebrar la santa Eucaristía e implorar la venida del Espíritu Santo”.
“Lo que sucedió en María en la Anunciación -dijo en la homilía- , fue un anticipo de lo que sucedería en toda la Iglesia en Pentecostés. Y lo que fue obrado en ella sigue siendo el modelo de lo que acontece también en el Pentecostés permanente de la Iglesia a lo largo de los siglos, en la historia de santidad. El misterio de Pentecostés puede acontecer también esta noche, si imitamos la fe de la Virgen y, dóciles al Espíritu, abrimos de par en par las puertas de nuestro corazón a la Palabra divina”.
Tras subrayar la necesidad de “que el Espíritu venga sin cesar a nuestras vidas para vencer la tentación, para perseverar en las buenas obras, para ir en sentido contrario a la gran corriente del mundo, como supieron ir las primeras generaciones de los mártires cristianos”, monseñor Marino advirtió que “vivimos tiempos donde hay un fuerte oleaje de nuevas formas de paganismo, que no sólo es anticristiano, sino profundamente inhumano” y sostuvo que “en la televisión y la radio, en el periodismo escrito de diarios y revistas, en la enseñanza escolar y en la cátedra universitaria, se alzan voces de fuerte crítica y ataque frontal a los valores cristianos, valores que son en realidad sencillamente humanos”.
En ese sentido manifestó: “Se cambia el nombre verdadero de las cosas por otro más edulcorado y falso. A la invitación al desenfreno se la llama ‘salud reproductiva’, al aborto procurado se lo nombra como ‘interrupción del embarazo’ o bien ‘aborto terapéutico’ (donde la terapia consiste en el asesinato de un niño inocente, que debería ser recibido con amor, pero que es rechazado por el entorno), y lo que es en sí mismo un crimen abominable, es presentado como ‘derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo’. Las uniones antinaturales son elogiadas como ‘conquista de la libertad’, y el considerarlas como grave desorden objetivo es sancionado como ‘discriminación’. A la fornicación por uniones transitorias y sin compromiso se la designa como ‘vivir en pareja’, y a la violación del derecho de los padres a decidir sobre la educación de los hijos, se la pretende llamar ‘educación para la ciudadanía’”.
Por ese motivo, el pastor exhortó a los jóvenes a que “sean fieles a Jesucristo y aprendan a luchar”. Agregó que “Él nos promete una gran alegría y una gran recompensa”, explicó que “no vino para impedir nuestra felicidad sino para indicarnos el camino” y les recordó que “no nos dejó solos, nos dio su Espíritu para llenarnos de su fuerza”.
“Por el dinamismo de su juventud -prosiguió- ustedes miran hacia el futuro. En lo más profundo de sus corazones existe un anhelo de felicidad. Ustedes quieren vida en plenitud. Pero hay falsos maestros y falsos guías. No se dejen aturdir por cualquier propuesta. Piensen en los compromisos adquiridos en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, por los cuales todos estamos llamados a renovar este mundo y a edificar el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia”.
El obispo recomendó a los jóvenes frecuentar el sacramento de la Reconciliación y sentir “el gozo y el privilegio de participar siempre en la Eucaristía de cada domingo, alimentándose con la Palabra divina y el Pan de la vida eterna”, los instó a pedir a Dios “que por medio de su Espíritu les muestre sus caminos” y los alentó a que “si llegara a mirarlos con ojos de predilección, pidiéndoles un seguimiento más radical, no le cierren el corazón”.+
Texto completo de la homilía
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