¿Asumirá Kirchner el costo de corregir sus errores?
Por Roberto Cachanosky
Especial para lanacion.com
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De madrugada, los dos candidatos del FPV admitieron la derrota Foto: LA NACION / Aníbal Greco Si bien una política económica exitosa requiere de consistencia en las medidas, también son relevantes las expectativas que generen en la población, tanto las medidas económicas, como el contexto político que las respalde.El resultado electoral del domingo, en que el kirchnerismo perdió en todos los grandes distritos, incluida la estratégica provincia de Buenos Aires, muestra a un Kirchner, ministro de economía de facto, profundamente debilitado.Al mismo tiempo, Kirchner pierde la mayoría en el Congreso. Estos dos datos implican que, en principio, el gobierno empieza tener un claro límite en las políticas que puede adoptar. Ya no podrá manejar la caja a su antojo, imponer derechos de exportación ridículos, prohibir exportaciones, etc.Por lo tanto, en principio, debería haber un cambio de expectativas favorables en los agentes económicos. Particularmente en el sector agropecuario.
El problema es que ese cambio de expectativas, que seguramente se producirá en los agentes económicos, sólo será de aplicación concreta en diciembre cuando asuma el nuevo Congreso. Es más, recién en marzo comenzará a trabajar el nuevo Parlamento en que el kirchnerismo no podrá hacer y deshacer a su antojo.
La buena noticia es que la sociedad le ha puesto un límite a una forma arbitraria y prepotente de manejar la economía. La mala noticia es que habrá que esperar casi ocho meses para hacer efectivo ese límite. Con esto quiero decir que, en todo ese tiempo, Kirchner puede seguir haciendo lo que vino haciendo hasta ahora. Aumentar impuestos, confiscar, prohibir exportar, usar las reservas del BCRA, etc., por lo tanto, el escenario para los próximos meses es de esperar y ver, porque nadie va a ponerse a invertir hasta tanto no vea concretadas las limitaciones del poder.
Tampoco, porque Kirchner haya perdido las elecciones la gente va a salir mañana a comprar autos, casas, electrodomésticos, etc. Hasta tanto no se vean políticas consistentes la gente seguirá con el miedo de perder su trabajo y las empresas haciendo malabarismos para no despedir personal.
Es más, la situación fiscal es lo suficientemente delicada como para generar incertidumbre en materia cambiaria, derechos de propiedad, tarifazos e incrementos de impuestos. Si Kirchner ganador era arbitrario, un Kirchner perdedor y acorralado política y económicamente puede serlo aún más.
Las provincias también tienen serios problemas fiscales y no podrán esperar demasiada ayuda de la Nación porque las cuentas del Sector Público Nacional son lo suficientemente complicadas como para ayudar a las provincias. Puesto en otros términos, si la Nación no tiene con qué mantener sus cuentas, mal pueden esperar los gobernadores que salga en su apoyo.
Los límites a las barbaridades que se han hecho en materia económica comenzarán a regir en marzo, pero los problemas fiscales, de actividad económica y de tipo de cambio están hoy y habrá que resolverlos en forma casi inmediata teniendo en cuenta que el país se encuentra virtualmente paralizado.
El argumento que en su momento esgrimió Cristina Fernández de Kirchner para adelantar las elecciones era que la crisis internacional había impactado en la economía y no podíamos estar esperando hasta octubre para realizar las elecciones y recién entonces adoptar las medidas necesarias. Las elecciones se hicieron y el oficialismo perdió categóricamente. Ahora, la pelota está del lado del Gobierno. Si no reacciona a tiempo, el segundo semestre puede llegar a ser realmente crítico en materia social y de actividad.
¿Querrá Kirchner asumir el costo político de corregir todas las macanas que hizo en estos seis años o tratará de estirar los plazos a la espera de un milagro, confiscando, emitiendo y debilitando más el patrimonio del BCRA?La verdad es que luce bastante difícil que Kirchner vaya a cambiar el rumbo en 180 grados y se transforme en un defensor de los derechos de propiedad y en un hombre previsible en sus políticas.Kirchner ya no tiene excusas para demostrar si está en condiciones de recomponer la economía. Ya no tiene las elecciones de por medio, sabe lo que la gente no quiere que haga y todavía conserva la mayoría en el Congreso porque el nuevo asume en diciembre. Ahora es su turno. Si vuelve a equivocarse creará un caos social, económico y político que la derrota del domingo será un poroto para su futuro político.