[Red de Catequistas] EL EMBRIÓN HUMANO ES PERSONA DESDE LA FECUNDACIÓN
EL EMBRIÓN HUMANO ES PERSONA DESDE LA FECUNDACIÓN
Dr. Rodrigo Guerra López y Dra. Alejandra Huerta Zepeda*
www.diocesisdequeretaro.com.mx
Existen evidencias científicas respecto que el embrión humano posee características estructurales y funcionales que lo configuran como un auténtico “organismo humano”, como un “ser humano”. Tanto en su momento unicelular (cigoto) como cuando ya ha sufrido múltiples divisiones (mórula, blastocisto, etc.) el embrión humano se comporta como un sistema orgánico, con metabolismo e identidad génica propios, poseedor de un patrón de desarrollo, que si bien es flexible, está orientado hacia un cierto destino.
El desarrollo embrionario es un proceso coordinado (bajo control del nuevo genoma humano), continuo (no tiene interrupciones o saltos), irreversible (comprometido a diversos linajes específicos) y gradual (orientado paso a paso). El genoma sufre una serie de modificaciones (reprogramación), que en coordinación con otros componentes, regula finamente todo el proceso de desarrollo de un organismo humano individual.
La vida del embrión humano, en todas sus fases de desarrollo, es propiamente “humana”. El cariotipo (número de cromosomas característicos de cada especie) del embrión humano nos permite afirmar esto con rigor. La actividad mental supone la existencia de la vida humana, no viceversa. Por ello, el embrión humano, aún cuando todavía no cuente con el sistema nervioso central es reconocido como un organismo vivo de especie humana, como un individuo humano.
El embrión humano no es parte del cuerpo de la madre.
Goza de una verdadera autonomía sistémica y ontogenética que se manifiesta, entre otras cosas, en la activación del genoma embriónico (que ocurre pocas horas después de la fecundación) y en el patrón de desarrollo regulativo que conduce la diferenciación celular y orgánica, y el crecimiento.
Por estas razones, el embrión humano, en todas sus fases de desarrollo, es un auténtico sistema causal autónomo de base biomolecular, con cariotipo humano y destino celular regulado, es decir, es un organismo individual vivo de especie humana, y por ende, auténtico sujeto de derechos, auténtico poseedor de dignidad inalienable.
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Rodrigo Guerra López, Doctor en Filosofía por la Academia de Filosofía del Principado de Liechtenstein, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, CONACYT
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Alejandra Huerta Zepeda, Doctora en Ciencias Biomédicas UNAM Investigador Asociado C, Instituto de Investigaciones Biomédicas Universidad Nacional Autónoma de México