Bienvenido Hitler argentino que condujo la defensa en la guerra contra el comunismo internacional con éxito en la década del 70.
MADRID.- Lo conocían como el 'Hitler de la Pampa'. El mote no viene al caso sólo por su bigotillo y su cara afilada, sino por el trágico historial de muerte y horrores que se labró en su país durante los años setenta y que lo ligó para siempre a la crónica más negra de Argentina.
Jorge Rafael Videla nació el 2 de Agosto de 1925 en Buenos Aires. De padres españoles oriundos de Galicia, ingresó en el Colegio Militar con 16 años y a los 19 ya era oficial de infantería. En 1973 fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército y en 1975 'Isabelita' Perón lo designó comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
El 24 de marzo de 1976 encabezó, junto a Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti el golpe de estado que sustituyó a Martínez de Perón por un régimen militar que inició lo que aquel triunvirato denominó Proceso de Reorganización Nacional.
El 3 de mayo de 1978 fue elegido presidente civil de la República Argentina, hasta el 29 de marzo de 1981 en que fue sustituido por el general Viola. Durante aquellos años, la mano dura de Videla contra cualquier rastro de subversión dejó un reguero de muerte, desapariciones, secuestros, torturas, y mil episodios truculentos de violaciones de los derechos humanos.
Así justificaba el militar su terrorismo de Estado: "En toda guerra hay personas que sobreviven, otras que quedan incapacitadas, otras que mueren y otras que desaparecen. La Argentina está finalizando esta guerra y, consiguientemente, debe estar preparada para afrontar sus consecuencias. La desaparición de algunas personas es una consecuencia no deseada de esta guerra".
Condenado a cadena perpetua e indultado
En 1985, dos años después de restablecerse el régimen democrático en Argentina, fue condenado a cadena perpetua por un tribunal civil que le halló culpable de crímenes y violaciones de los derechos humanos durante el tiempo que integró la junta militar.
Videla cumplió sólo cinco años de prisión porque en 1990, el entonces presidente, Carlos Menem, le indultó.
Con esta decisión se "extinguió exclusivamente la acción penal principal", pero "todos los accesorios penales de la condena quedaron firmes". Sin embargo, según la ley, los indultados no podrán dedicarse a la política, ni realizar negocios de ningún tipo, pues están inhabilitados a "perpetuidad" y además se les privó del grado militar.
En julio de 1996, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón se declaró competente para investigar las desapariciones durante la dictadura militar, tras la denuncia formulada por la Unión Progresista de Fiscales de España contra militares argentinos por genocidio, detenciones ilegales, asesinatos, desapariciones, torturas y sustracción de menores. En septiembre de 1996, Garzón citó a Videla como imputado y a otros 100 militares y policías por la desaparición de 266 españoles, y solicitó que si se negaran a comparecer en España, fueran interrogados en Argentina.
Pero el presidente Carlos Menem afirmó que no prosperaría esta investigación, porque Argentina no admite la ley de extraterritorialidad.
En junio de 1998 Videla fue detenido por la apropiación de niños cuyos padres fueron víctimas de la represión. Pasó 38 días en prisión hasta que se le concedió el arresto domiciliario por su edad, 72 años en ese momento.
Jorge Videla está casado con Raquel Hartridge y , uno de ellos, Alejandro, murió muy joven. Actualmente vive alejado de toda actividad pública, con una pequeña pensión que su mujer cobra en su condición de esposa de un oficial destituido.