EXHORTACIÓN DE LOS OBISPOS ANTE LAS ELECCIONES
NOTIVIDA,  Año VII, nº  441, 28 de abril de 2007 Buenos  Aires, Argentina EXHORTACIÓN  DE LOS OBISPOS ANTE LAS ELECCIONES En  el día de la fecha y al  concluir la 93ª Asamblea Plenaria, los  Obispos argentinos difundieron la “Exhortación  pastoral sobre el compromiso ciudadano y las próximas elecciones”. En la misma  nos llaman a descubrir mejor nuestra  vocación por el bien común, a analizar como cumplimos nuestros deberes y de que  manera exigimos que se respeten nuestros derechos.  Ante el acto  eleccionario señalan que los que se postulan deben definir claramente su  programa de acción y los electores estar debidamente  informados. Entre las  cuestiones a tener presentes destacan: el respeto por la vida desde el momento  de la concepción y hasta su fin natural; el fortalecimiento de la familia  fundada en el matrimonio entre varón y mujer; la primacía del bien común que “se  afianza cuando la autoridad sanciona leyes justas” vale decir que no “se opongan  a la ley natural”; la participación equitativa en los bienes “espirituales,  culturales y materiales” y el respeto por el federalismo. Nos recuerdan  además “que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su  economía”. Desean  finalmente que se superen los “desencuentros y resentimientos” y se llegue a “un  ambiente de verdadera paz y amistad social”, para lo que imploran la interseción  de la Patrona de la  Patria, la  Virgen de Luján. A  continuación el texto completo de la exhortación: Exhortación  pastoral  sobre  el compromiso ciudadano y las próximas elecciones  A los hijos  de la Iglesia,  y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad I. La Pascua y la vocación del  cristiano en el mundo 1. La fe en  Jesús resucitado, que celebramos más intensamente en este tiempo de Pascua, nos  impulsa a renovar nuestra vida, viviéndola con verdad, libertad, justicia y  solidaridad en la  Iglesia y en la sociedad política de la que formamos parte.  Somos miembros de las dos, y en las dos la fe nos llama a vivir nuestra  vocación.  2. En estas  circunstancias históricas, la fe nos exige crecer aún más en nuestro compromiso  ciudadano. Somos conscientes de los pasos dados para superar la crisis en la que  habíamos caído. Sin embargo, no  podemos dejar de atender a la profundidad de la misma. Ésta, si bien tuvo  consecuencias económicas y sociales muy graves, viene de vieja data, y tiene sus  profundas raíces en el individualismo y en el relativismo que distorsionan la  concepción de la vida humana y de la convivencia.  3. De allí  la necesidad urgente que todos los argentinos, y especialmente los cristianos,  descubramos mejor nuestra vocación por el bien común, y así nos convirtamos “de  habitantes en ciudadanos”, corresponsables de la vida social y política, a lo  que nos ayuda el conocimiento y la aplicación de la Doctrina Social de  la  Iglesia. II. Las próximas  elecciones 4. Este año,  marcado de manera particular por las elecciones, es una ocasión propicia para  que hagamos un examen serio de nuestro comportamiento social, y analicemos cómo  es el cumplimiento de nuestros deberes y la exigencia de nuestros derechos, sea  como simples ciudadanos, sea como autoridades llamadas a ejercer la función para  la que son elegidas.  5. El acto  eleccionario requiere el conocimiento de las propuestas y el pleno ejercicio de  la libertad del ciudadano. Esto compromete al que se postula, quien debe definir  claramente su programa de acción política, y al que debe votar, a informarse  debidamente de la probidad de los candidatos y de la dimensión ética de sus  propuestas. 6. La  trascendencia del acto eleccionario exige una gran transparencia, que lo aleje  de prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la  dádiva, que desvirtúan su profundo significado y degradan la cultura cívica. Por  otra parte, es obligación del ciudadano controlar la gestión del  gobernante.  III. Algunos desafíos a  tener presentes  7. Son  muchos los desafíos que debemos enfrentar. Señalamos algunos que nos parecen más  significativos y nos comprometen como ciudadanos: -          a) la vida: es un don de Dios y el primero de los derechos humanos que  debemos respetar. Corresponde que la preservemos desde el momento de la  concepción y cuidemos su existencia y dignidad hasta su fin natural; -          b) la familia: fundada en el matrimonio entre varón y mujer, es la célula  básica de la sociedad y la primera responsable de la educación de los hijos.  Debemos fortalecer sus derechos y promover la educación de los jóvenes en el  verdadero sentido del amor y en el compromiso social; -          c) el bien común: es el bien de todos los hombres y de todo el hombre.  Debemos ponerlo por sobre los bienes particulares y sectoriales. Su primacía  sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía, real y  auténtica, se hace imprescindible para el ejercicio de la democracia. Dicho bien  común se afianza cuando la autoridad sanciona leyes justas y vela por su  acatamiento. También el ciudadano está obligado en conciencia a cumplirlas,  salvo que se opongan a la ley natural; -          d) la inclusión: debemos priorizar medidas que garanticen y aceleren la  inclusión de todos los ciudadanos. La pobreza y la inequidad, no obstante el  crecimiento económico y los esfuerzos realizados, siguen siendo problemas  fundamentales. Toda gestión social, política y económica debe estar orientada al  logro de una mayor equidad, que permita a todos la participación en los bienes  espirituales, culturales y materiales; -          e) el federalismo: tenemos que promover el verdadero federalismo, que  supone el fortalecimiento institucional de las Provincias, con su necesaria y  justa autonomía respecto del poder central. Los poderes del Estado se ennoblecen  cuando consolidan la estructura federal y republicana del País; -          f) políticas de Estado: la experiencia nos ha enseñado que una sociedad  no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando  madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se  traduzcan en políticas de Estado, que orienten hacia un proyecto común de  Nación. Este sigue siendo un fuerte desafío para nuestra democracia. 8. Nuestro  país sufre todavía fragmentación y enfrentamientos, que se manifiestan tanto en  la impunidad, como en desencuentros y resentimientos. Nos queda pendiente la  deuda de la reconciliación. En este sentido, el Papa nos recuerda que “las  condiciones para establecer una paz verdadera son la restauración de la  justicia, la reconciliación y el perdón”.  Nuestro más  vivo deseo es que el período de conmemoración del bicentenario, que celebraremos  entre el 2010 y el 2016, nos encuentre fortalecidos en un espíritu común, donde  la reconciliación de los argentinos genere finalmente un ambiente de verdadera  paz y amistad social. 9. Al  concluir nuestra 93ª Asamblea Plenaria, compartimos con ustedes estas  reflexiones, que son nuestra preocupación y, a la vez, nuestra esperanza para el  futuro de la  Patria. Que María  Santísima, nuestra Madre de Luján, nos acompañe con su intercesión, en este  camino del pueblo argentino.   93ª Asamblea Plenaria de  la Conferencia  Episcopal Argentina Pilar, 28 de abril de  2007
 
 
 
