Teresa
Parodi Ministra de Cultura: Ahora hay “sensación de ignorancia”
UNA
CRÓNICA EN PRIMERA PERSONA
Fui corriendo a
la Feria del Libro a buscar las Obras Completas de Teresa Parodi antes que
se agoten cómo ocurrió tras la muerte de Gabriel García Márquez. Caminé como
sediento en el desierto que no encuentra un vaso de agua. Todo inútil.
Abandoné antes que me ocurriera como a esos maratonistas que por hacer un
súper esfuerzo le falla el corazón.
Recurrí a Google
que siempre sabe todo. Sólo saltó un puñado de discos y cuando leí
“Autobiografía de Teresa Parodi”… tampoco era libro sino
cantado.
Y ahí me vino a
la memoria una anécdota de los años 90. Se había agotado ni recuerdo qué
edición de mi libro “Las Manos de Perón” y me invitaron a esos almuerzos
televisivos de “la señora”. Mi vieja me llamaba después horrorizada porque
cada vez que me enfocaba la cámara estaba con el vaso de vino en la
mano. Pero el alcohol en sangre nunca es obstáculo para un don
natural: La buena memoria.
En ese almuerzo
estaba Teresa Parodi y la siempre bella Susú Pecoraro.
La folklorista
contó al aire (por eso lo digo ahora, no es un secreto) que su hijo tenía
problemas graves con las drogas. Ese engendro creado por Menem llamado
SEDRONAR ya la estaba ayudando, Teresa agradecía y apoyaba al gobierno del
riojano. Primera condición para llegar alto con el kirchnerismo: Haber
apoyado a Menem entonces y repudiarlo hoy.
En un momento le
dije que había algunas obras recomendables para padres que tienen hijos
drogadictos. Su respuesta fue sonriendo (sonríe muy poco, tiene un carácter
desagradable y le molestaba hasta el mozo que servía la mesa), y cuando le
mencioné la palabra “libro” fue algo así como si le hablara a Drácula del
bello sol y la ristra de ajo.
Me miró como
diciendo “Vade Retro Satán” y tomó distancia. Confesó que no es adicta
a la lectura, que de eso no sabía nada, casi casi que le pones un texto de
Borges y uno de Inodoro Pereyra y no distingue el autor.
Quizás en 20
años haya cambiado, leyó todo lo que hay que leer y cumplió esa premisa de
Borges que reza: Un hombre es lo que ha leído, no lo que ha escrito. Pero me
suena raro que lo haya hecho.
Teresa Parodi,
la mujer que no lee y de cultura no conoce nada, es el sueño de todo
gobierno fascista que ni Hitler ni Mussolini se atrevieron a nombrar alguien
de semejante ignorancia.
Pero el
kirchnerismo es coherente con sí mismo. El desprecio por la cultura
significa más ignorancia, menos fomento al estudio, o sea, más planes
sociales y votos atados a un subsidio por vagancia
extrema.
No gastes tu
tiempo en encontrar las Obras Completas de Teresa Parado ni de regalarle una
biblioteca porque te la tira por la cabeza y te denuncia al
INADI.
Ahora ya no sólo
hay “sensación de inseguridad” sino también “sensación de
ignorancia”.
Cristina lo
hizo.
Jorge
Boimvaser