Origen del delito es la decadencia moral, afirma Mons. Aguer
Origen del delito es la decadencia moral, afirma Mons. Aguer
Mons. Héctor Aguer.
BUENOS AIRES, 17 Jul. 12 / 03:29 am (ACI/EWTN Noticias).- El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, señaló que la decadencia moral es el origen del delito y por tanto de la inseguridad que viven los argentinos.
Durante el programa Claves para un Mundo Mejor, el Prelado se refirió a la sensación de inseguridad que tienen los argentinos debido a la proliferación del delito, "porque hoy los delitos que se cometen son atroces, repetidos y cometidos a la luz del día. La crónica diaria registra lo que sucede: vemos que para robar se mata a mansalva y que muchas veces se mata y no se roba".
"Hay muchas causas detrás de este fenómeno y no existe, me parece, una solución mágica. Como la causa no es unívoca tampoco los remedios lo son", pero manifestó que detrás de "este hecho que nos sorprende a todos y que causa una razonable sensación de inseguridad" hay "una creciente decadencia del sentido moral", señaló.
Mons. Aguer dijo que tal como enseña la Biblia, la fuente de este desprecio por la vida está en "la envidia la codicia, la ira. Eso ha jugado y juega todavía en la historia de la humanidad".
"No se puede desconocer en el trasfondo un problema educativo, cultural, una especie de descenso cultural del sentido moral y sobre todo del valor de la vida, de la propia y de la del prójimo", indicó.
Añadió que "lo que ocurre tiene que ver con una cierta miseria material y moral. Tiene que ver también con un fenómeno de violencia instalado en las relaciones de personas y de grupos. En sus raíces existe una especie de eclipse del sentido auténtico de la existencia y de la referencia trascendente de la vida humana".
Dijo que "se ha borroneado el sentido absoluto del mandamiento que dice ‘no matarás’. Por eso es preciso recrear, desde las jóvenes generaciones, el sentido del valor de la vida, el valor absoluto del sentido de ese mandamiento que prohíbe atentar contra la vida del prójimo".
"Esta es una tarea de reeducación; si no se realiza no podrá resolverse un problema que requiere además muchas otras respuestas. Por empezar, el deber indelegable del Estado de asegurar la vida y los bienes de la población", señaló.
El Arzobispo de La Plata dijo que ante esta realidad los argentinos están llamados a difundir permanentemente las "verdades fundamentales acerca del hombre y su destino, del valor de la vida, sin las cuales todas las demás soluciones no serán tales".