Moreno y la petición de los fabricantes de velas
Economía
Moreno y la petición de los fabricantes de velas
Por Roberto Cachanosky
Especial para lanacion.com
Viernes 7 de mayo de 2010 | 01:53 (actualizado hace 4 días)
Cuando leí que el secretario de Comercio había decidió impedir el ingreso de alimentos importados que tengan equivalente de producción nacional y los argumentos que se esgrimen para adoptar esta medida, me acordé inmediatamente de la famosa Petición de los Fabricantes de Vela a la Cámara de Diputados con que Federico Bastiat (1801-1850) satirizó el proteccionismo.
En una carta al Congreso decían los fabricantes de candelas, velas, lámparas, candeleros, faroles, apagavelas, apagadores y productores de sebo, aceite, resina, alcohol y generalmente de todo lo que concierne al alumbrado: "Nosotros sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero colocado, por lo que parece, en unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de la luz que inunda nuestro mercado nacional a un precio fabulosamente reducido; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, es colocada de golpe en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el sol, nos hace una guerra tan encarnizada...". Y peticionan a los diputados: "Demandamos que Ustedes tengan el agrado de hacer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, postigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas, en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del sol tiene la costumbre de penetrar en las casas, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al país, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual".
Y argumentan: "Si se consume más sebo, serán necesarios más bueyes y carneros y, en consecuencia, se querrá multiplicar los prados artificiales, la carne, la lana, el cuero y sobre todo los abonos, base de toda la riqueza agrícola.
Si se consume más aceite, se querrá extender el cultivo de la adormidera, del olivo, de la colza.
Millares de buques irán a la pesca de la ballena y dentro de poco tiempo tendremos una marina capaz de defender el honor de Francia y de responder a la patriótica susceptibilidad de los peticionarios firmantes, mercaderes de candelas, etc.
Quieran reflexionarlo, señores, y quedarán convencidos que no puede haber un francés, desde opulento accionista de Anzin hasta el más humilde vendedor de fósforos, a quien el éxito de nuestra demanda no mejore su condición.
Ustedes no tienen el derecho de invocar los intereses del consumidor. Cuando se les ha encontrado opuesto al productor, en todas las circunstancias los han sacrificado. Ustedes lo han hecho para estimular el trabajo, para acrecentar el campo de trabajo ".
Preguntas para Moreno: ¿no se le ocurrió que si los consumidores podemos comprar productos más baratos nos quedan más recursos para adquirir otros productos? ¿Cuántos puestos de trabajo en otros sectores de la economía está destruyendo el secretario al forzar a los consumidores a gastar más en alimentos de lo que podrían gastar si no existiera la restricción que impone? Si dispongo de $ 100 y tengo que destinar toda esa cifra a alimentos, tendré solo alimentos. Si, gracias a la competencia, puedo gastar solo $ 70 en alimentos y $ 30 en una camisa tendré alimentos y una camisa. ¿Tan difícil es entender que el bienestar de la gente está dado por la cantidad de bienes y servicios a los que puede acceder?
¿Qué está haciendo Moreno con esta restricción a las importaciones? Disminuir artificialmente la oferta de alimentos. Y, salvo que por DNU pretendan derogar la ley de la oferta y la demanda, es claro que cuando el Estado disminuye artificialmente la oferta, el precio sube, lo que tiene como contrapartida una caída en el nivel de vida de los consumidores, particularmente los de menores ingresos.
Posiblemente los sectores de menores ingresos no consuman productos importados, pero los sectores de mayores ingresos tendrán que volcar su demanda a los productos locales por la restricción impuesta a los productos importados, por lo tanto se incrementará la compra de estos y el precio subirá.
Como decía antes, desde el punto de vista económico es falso que el proteccionismo cree más puestos de trabajo por la sencilla razón que disminuye el bienestar de la población en términos de poder de compra y ésta deja de adquirir una serie de otros bienes y servicios en los cuales no se podrán crear trabajo.
Aparentemente el problema sería que la caída del euro frente al dólar le hace temer al Gobierno el ingreso de más productos europeos. Puesto en otros términos, si el euro, por su devaluación frente al dólar, hace más competitiva las exportaciones europeas, y esto molesta al Gobierno, la pregunta sería: ¿por qué si es perjudicial que Europa tenga un euro más debilitado, sí es válido que el gobierno argentino sostenga un tipo de cambio competitivo (ya no tan competitivo) que no es otra cosa que un peso depreciado? Parecería que para el Gobierno todos los países del mundo tienen que tener sus monedas fuertes (el real, el euro, etc.) y nosotros una moneda débil. Si todos hicieran el mismo juego, los países volverían a la edad de piedra y tendríamos que abastecernos internamente de todos los bienes y servicios. Es la famosa teoría de vivir con lo nuestro que se transformó en vivir con lo puesto. Por ver el mundo como una amenaza en vez de una oportunidad no tenemos competitividad, las inversiones brillan por su ausencia y la pobreza crece dado que, inevitablemente, los países que no quieren competir no invierten, y si no invierten el stock de capital por trabajador es reducido, y si es reducido su productividad es baja y si es baja, su salario también lo es. Si el Gobierno está trabajando por aumentar la pobreza, con estas medidas está en el camino indicado.
Para el Gobierno, mientras haya un fabricante nacional, no hay razón para trabajar con un producto importado. Pregunta: ¿quién le otorgó el derecho a los burócratas de turno a decidir qué tengo que consumir con el fruto de mi trabajo? ¿O ahora van a decir que comer un fideo italiano es un delito de traición a la patria o un ataque de los fondos buitres que están detrás de estas importaciones?
Si el principio es que si el otro me vende más barato atenta contra mis puestos de trabajo, lo que tenemos que hacer para cuidar nuestro trabajo es dejar de comprarle el pan al panadero y hacerlo en casa. Tejer nuestra propia ropa y no comprarle a las casas de indumentaria. Fabricar nuestros propios muebles y hacer desaparecer la competencia desleal de los fabricantes de muebles, etc. Eso sí, vamos a tener cierto grado de ineficiencia, pero todo sea por seguir los consejos de vivir con los nuestro.
En síntesis, otra medida más en contra de la gente disfrazándola de falso nacionalismo y argumentos económicos que, como los de los fabricantes de velas, llegan al absurdo del razonamiento.