JOSÉ ANTONIO.
Ahora resulta que un abogado, ex integrante del Consejo de la Magistratura, pide la remoción como camarista de mi viejo amigo Eduardo Vocos Conesa porque, en un aviso fúnebre dedicado a Mohamed Alí Seineldín, citó aquello de José Antonio acerca del "laconismo militar de nuestro estilo" y "Dios le dé el descanso eterno y a nosotros nos lo niegue", etc. etc. He visto por C5N la consabida retahila: un antidemocrático dictador español (¡seguir confundiéndolo con don Miguel, a estas alturas de Internet!); hombre que estaba contra el voto de la mujer; admirador de Hitler y Mussolini, etc. Me viene a la memoria pecadora una frase del mismo José Antonio: "lo que no cabe en sus estrechas cabezas creen que no puede existir" (me parece que es de "La Hora de los Enanos", pero mi memoria no es tan buena como en aquellos lejanos tiempos en que transitaba las "Obras Completas" que, entre paréntesis, no eran tan completas).
Para ese vulgo municipal y espeso que acude en jauría cuando de morder a un hombre solo se trata, no voy a dedicar párrafos míos, sino rescatar voces sobre José Antonio nada complacientes con Franco.
Comienzo con Rosa Chacel, gran novelista exiliada durante el franquismo:
“Ayer, al pasar por los puestos de libros del Cabildo, vi unos cuantos libros españoles, de la España actual… ¡Lagarto, lagarto!... Sin embargo, me compré nada menos que las Obras Completas de José Antonio. Hacía mucho tiempo que quería leerlas y.......llegué a casa y me leí de un golpe trescientas páginas. Es increíble. Dos cosas son increíbles; una que todo eso haya podido pasarme inadvertido a mí, en España, y otra que España y el mundo hayan logrado ocultarlo tan bien. Porque no me extraña que llegaran a matarle: estaba hecho para eso, para que después de muerto se haya hecho el silencio sobre su caso… Era difícil y expuesto por la gran confusión en torno.........Fenómeno español por los cuatro costados […]. Despertad, sacudid a uno de esos ciegos y será capaz de mayor abnegación, pero mientras viva ofuscado por su propio brillo, activado por su propia hambre, no esperéis que dialogue con el prójimo, conformaos con poder evitar que lo devore. Hay que estudiar esto en Unamuno, en Ortega, en José Antonio, su reflejo o espectro. En lo que quedó de ellos, en quienes les fueron afectos y en quienes les execraron sin comprenderlos o, lo que es peor, comprendiéndolos y temiendo –por pereza, por miedo o por inepcia– lo que ellos exigían.”
Y ahora recordaré a un gran político de la II República, Indalecio Prieto:
“Cuantos me reprochaban las defensas de ese joven impetuoso y bien intencionado, conocen mi respuesta. Es que también le debía la vida, porque él y su gente me custodiaron hasta mi domicilio, una noche en que algunos, que se decían correligionarios míos, habían acordado ‘abolirme’. Ya conoce V.E., por escrito, el episodio. Son páginas personales que dicen muchas cosas.”“Data de muchísimo tiempo la afirmación de que en todas las ideas hay algo de verdad. Me viene esto a la memoria a cuenta de los manuscritos que José Antonio Primo de Rivera dejó en la cárcel de Alicante. Acaso en España no hemos confrontado con serenidad las respectivas ideologías para descubrir las coincidencias, que quizá fueran fundamentales, y medir las divergencias, probablemente secundarias, a fin de apreciar si éstas valían la pena de ventilar en el campo de batalla. La confrontación de ideologías, que no se hizo entonces, debe hacerse ahora. Porque es necesario un esfuerzo generoso en busca de puntos de concordia que hagan posible la convivencia, tratándonos como hermanos y no peleando como hienas”
Traeré en este punto a Jordi Pujol, que aún vive:
“Mire, sé que la cita es un riesgo, pero uno de los que entendió mejor, y en circunstancias muy difíciles, el catalanismo, fue José Antonio Primo de Rivera”
Aporto a un notable anarquista que anduvo en nuestra tierra, Diego Abad de Santillán:
"A pesar de la diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese parentesco espiritual con José Antonio Primo de Rivera, hombre combativo, patriota, en busca de soluciones para el porvenir del país. Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para entrevistarse con nosotros. Mientras toda la Policía de la República no había descubierto cuál era nuestra función en la FAI, lo supo Primo de Rivera........españoles de esa talla, patriotas como él, no son peligrosos ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que reivindican a España y sostienen lo español, aun desde los campos opuestos, elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus aspiraciones generosas. ¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si un acuerdo entre nosotros hubiese sido tácitamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!”
Podría seguir, e incluso referirme a la amistad entre José Antonio y Federico García Lorca. Dejo aquí. José Antonio, como tantos otros sacrificados en aquellos años terribles del siglo pasado, debe ser defendido tanto de sus antiguos panegiristas como de los chacales de siempre. Incluso, hoy, de la sórdida videoignorancia nacional.
E Antonio Y Bandieri.9-08-09