ARTÍCULO
LA ABUELITA INTOLERANTE
La truchiabuela Estela Carlotto y toda la zurdería vernácula se escandalizó en estos días por el aviso publicado en un matutino porteño a horas del entierro del ex coronel Seineldín, firmado por el juez de la Sala II de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial, Eduardo Vocos Conesa. El aviso decía lo siguiente: Rendimos el homenaje que la antipatria te niega. Te despedimos con palabras de José Antonio Primo Rivera: “Camarada, nada de un párrafo de gracias, simplemente gracias como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo. Que Dios te dé el eterno descanso y a nosotros nos niegue ese descanso hasta que sepamos ganar para la Patria la cosecha que siembra tu muerte”. Para nosotros estarás siempre presente. Venceremos. De igual manera se sensibilizaron los del diario de ese oscuro empresario de medios que es el “derechista” Daniel Hadad, por la cita que hiciera el juez del inolvidable José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange que se cubrió de gloria en la Guerra Civil española y en la cruzada de 1941 contra el comunismo, como parte de la División Azul.
La Carlotto salió a pedir rápidamente la destitución del juez por reivindicar según ella al golpista ¿? Seineldín y hacer apología del delito. “Fue una noticia que fastidió a toda la sociedad argentina” agregó, autoasignándose una representación que absolutamente nadie le delegó. También dijo, víctima de su ignorancia en materia histórica, que se reinvindicó al ex dictador español, cuando José Antonio nunca llegó a ocupar un cargo ejecutivo en el gobierno, y otros disparates que sería largo refutar. Así son de “tolerantes” estos demócratas que se llenan los bolsillos recibiendo subsidios del Estado y de fundaciones extranjeras.
Seineldín fue un soldado de Dios y de la Patria, que combatió al marxismo en los montes tucumanos, al usurpador inglés en Malvinas y a los entreguistas Alfonsín y Menem en los pronunciamientos militares de fines de los ’80. Hoy seguramente estará en la guardia en los luceros, en la milicia celestial, al lado de Hermindo Luna, Larrabure, Giachino, Estévez, el Perro Cisnero, Fernández Cutiellos, Verdes y demás héroes de la Patria. Más allá de alguna aparición suya poco feliz –como cuando elogió el discurso del tirano Castro en la Facultad de Derecho–, los que tuvimos oportunidad de tratarlo al querido Milo en ocasión de sus periódicas visitas a nuestra ciudad nos quedaremos para siempre con el recuerdo de su vozarrón inconfundible y su trato afable.
Mientras escucho de fondo los sones del himno Cara al Sol (Cara al sol con la camisa nueva que tú bordaste en rojo ayer, me hallará la muerte si me lleva y no te vuelvo a ver…), saludo a los zurdos y liberales de todo pelaje con el brazo derecho en alto.
Profesor Lorenzo Guidobono