ES DE VIEJA DATA LA DEPREDACIÓN DE MENDOZA
ES DE VIEJA DATA LA DEPREDACIÓN DE MENDOZA
Muchos mendocinos estamos hastiados de que el producto de nuestro trabajo vaya a parar, en mayor o menor medida, especialmente al denominado “conurbano bonaerense” (donde se resuelven las elecciones).
Pero la situación reconoce antecedentes de alcurnia, que se remontan a la época en que la Provincia era gobernada por el general José Francisco de San Martín y Matorras.
En efecto, en carta que el Libertador remite a su amigo Tomás Guido, el 14 de Febrero de 1816, entre otras cosas expresa que el gobierno asentado en Buenos Aires, “… lejos de auxiliarme con un solo peso me ha[n] sacado 6.000 y más en dinero que remito a ésa, que las alhajas de donativo de la provincia (entre las que fueron las pocas de mi mujer…”, lo que ha llevado a que la lamentablemente fallecida Patricia Pasquali escribiera: “He aquí mencionado por el mismo San Martín el famoso gesto de las damas mendocinas que, encabezadas por la esposa del gobernador, se despojaron de sus joyas en aras de la causa de la patria. Sabido es que en aquella ocasión Remeditos dijo que no les era desconocido el riesgo que amenazaba a sus seres más queridos, ni la penuria del tesoro, ni la magnitud de los servicios que demandaba la conservación de la libertad. Y que, en consecuencia, los diamantes y las perlas les ´sentarían mal en la angustiosa situación en que se veía la provincia y peor si por desgracia volviésemos a arrastrar las cadenas de un nuevo vasallaje`”.
Agrega la historiadora citada que queda corroborado en aquella carta que, contra lo que habitualmente se cree, el producido de esta contribución no se destinó al ejército de Mendoza, sino -en cumplimiento de órdenes del superior gobierno- fue remitido a Buenos Aires, mal que le pesara al general, a quien no se le escapaba que ya era excesiva la sangría que se hacía de la población cuyana.
Y no pocos mendocinos seguimos preguntándonos: ¿hasta cuándo nuestro gobernantes locales y legisladores nacionales aquí electos, seguirán sin hacer nada para protegernos de la continuada depredación por parte del “superior gobierno”, muchas veces para fines “no santos”?