martes, marzo 11, 2008

Sentir con la Iglesia antes que con los que la combaten

Agencia Informativa Católica Argentina
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Aguer: “Sentir con la Iglesia antes que con los que la combaten”

La Plata (Buenos Aires)
AICA

Misa de inicio del año lectivo en el Seminario Mayor San José de La Plata

Misa de inicio del año lectivo en el Seminario Mayor San José de La Plata

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, presidió la misa de inicio del año lectivo en el Seminario Mayor San José, donde exhortó a los futuros sacerdotes y formadores, tomando las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino, a “sentir con la Iglesia”, y consideró que hacerlo “es la clave de un fecundo trabajo intelectual y la base de un diálogo genuinamente católico con el pensamiento contemporáneo; es un principio válido para todas las épocas, especialmente para aquellas marcadas por el signo babélico de la confusión, por la inquina contra la tradición y la apostasía de la fe”.

“Sentir hoy con la Iglesia exige estar con ella, de su parte, adherir al juicio de nuestra santa Madre la Iglesia jerárquica cuando señala los errores que se vienen sucediendo en los últimos cuarenta años y que implican un intento de autodemolición emprendido por muchos de sus hijos”, subrayó.

Tras recordar que “esa expresión dura, autodemolición, pertenece al Papa Pablo VI”, precisó que “corresponde, por tanto, confesar gozosamente con ella, con la Iglesia, las verdades fundamentales de la fe y las conquistas de la gran tradición eclesial, que son alteradas o negadas con mayor o menor artificio por autores que cuentan con el favor de corporaciones de teólogos y teólogas, de una ruidosa propaganda y el apoyo de una claque de periodistas presuntamente expertos en cuestiones religiosas”.

“Por ejemplo: la divinidad de Cristo, único salvador universal y su presencia real en la Eucaristía, el dogma trinitario, la recta interpretación de la Sagrada Escritura, la naturaleza de la Iglesia y su comunión, la ordenación sacerdotal reservada a los varones, el celibato del clero, la malicia del aborto, el orden de la razón en el ámbito sexual, la indisolubilidad del matrimonio y sus consecuencias”, enumeró.

El prelado platense prosiguió: “Sentir con la Iglesia antes que con Küng, Schillebeeckx, Pohier, Curran, Boff, Dupuis, Vidal, de Mello o Haight y tantos otros, dignos de respeto pero equivocados, cuyos intentos –sin juzgar sus intenciones- resultan dañinos para el pueblo de Dios cuando esas doctrinas erradas llegan a él a través de la predicación y la catequesis. Valoramos sus esfuerzos, pero no podemos seguirlos. Ellos, en realidad, nos ayudan indirectamente, si capitalizamos su experiencia fallida para buscar otros y mejores caminos”.

“Sentir con la Iglesia es adherir filialmente, usando nuestra cabeza y nuestro corazón, al magisterio de Benedicto XVI, como Santo Tomás adhería al de Urbano IV, Clemente IV y Gregorio X. Esta adhesión es un a priori espontáneo, no forzado, de la fe y del amor y sirve de estímulo para emprender un diálogo serio con el pensamiento contemporáneo, sin ingenuidad ni enfermizo afecto de rendición”.

Monseñor Aguer hizo suyas las palabras del Papa, quien “sugería hace algunas semanas, durante un encuentro cuaresmal con el clero romano, hablar de Dios con la cultura laica, que se halla alejada no sólo con distancia intelectual, sino sobre todo emotiva, de la fe. Y aludía al ejemplo de Santo Tomás: plantear la cuestión de los preambula fidei y de las virtudes naturales como el primer paso para abrir el corazón y la mente hacia Dios. Advirtiendo la magnitud del desafío y su trascendencia pastoral, decía Benedicto XVI: necesitamos que Dios nos ayude y purifique nuestra razón”.

“Que Dios me conceda hablar con inteligencia, y que mis pensamientos sean dignos de los dones recibidos, porque él mismo es el guía de la Sabiduría y el que dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y también todo el saber y la destreza para obrar. Que Santo Tomás, por su parte, nos ayude con su intercesión”, concluyó citando una plegaria del libro de la Sabiduría.+

Texto completo de la homilía

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