lunes, enero 28, 2008

[Red de Catequistas] La ciencia no necesita religion

“LA CIENCIA NO NECESITA RELIGION”

VER
Esta es una de las consignas de unos alumnos de la Universidad “La Sapienza”, en Roma, avalada por la carta de 67 profesores, entre los más de 4.500 docentes, en que pedían al rector revocar la visita del Papa Benedicto XVI. Le achacaron que niega la libertad de investigación, sacando fuera de contexto una cita que, en 1990, hizo del filósofo Paul Feyerabend sobre el caso de Galileo. El Papa decidió suspender su visita y sólo envió su discurso.

Entre nosotros, un periódico de circulación nacional, que se distingue por su tirria contra la jerarquía católica (quizá porque les recordamos verdades evangélicas que les incomodan), y que nada dijo del apoyo multitudinario que recibió el Papa el domingo pasado, publicó que la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión, concluyó el anteproyecto de reforma al artículo tercero constitucional, para reforzar el carácter laico de la educación y prohibir la enseñanza religiosa en los colegios privados. Espero que esta iniciativa no prospere, pues lesionaría derechos fundamentales de los padres de familia y violaría la libertad religiosa, que con muchos trabajos se va logrando en la vida pública.

JUZGAR
En el discurso que había preparado, el Papa decía: "No vengo a imponer la fe, pero sí a pedir el coraje para la verdad". "¿Qué tendría que hacer o decir el Papa en la Universidad? Ciertamente no imponer de modo autoritario la fe a otros, que sólo puede darse a otros en libertad". "La Sapienza fue alguna vez la Universidad del Papa, pero hoy es una universidad secular con la autonomía que ha sido parte de la naturaleza de cualquier universidad, comprometida solo a la autoridad de la verdad".

La Iglesia Católica no pretende imponer el catolicismo a todo mundo; pero sí tiene el derecho y la obligación de ofrecer la luz que nos llega de Jesucristo, también en las escuelas y en las palestras públicas, sobre todo teniendo en cuenta las tinieblas de muchas mentes y los vacíos de muchos corazones. Si la verdad evangélica se puede presentar en todas partes, con más razón en las escuelas privadas. El artículo tercero del año 1992, no puede volver a ser como el de 1917. Se ve que para algunos laicistas no ha avanzado la historia. ¡Cuánto temor le tienen a la verdad del Evangelio! Si conocieran a Jesucristo, verían que sus temores son infundados.

En su reciente mensaje de Navidad, dijo el Papa: “A la sed de sentido y de valores que hoy se percibe en el mundo; a la búsqueda de bienestar y paz que marca la vida de toda la humanidad; a las expectativas de los pobres, responde Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Las personas y las naciones no teman reconocerlo y acogerlo: con él una espléndida luz alumbra el horizonte de la humanidad; con él comienza un día sagrado que no tiene ocaso”.

Días antes, había dicho a unos estudiantes universitarios de Roma: “El hombre no es sólo producto de determinadas condiciones económicas o sociales; el progreso técnico no coincide necesariamente con el crecimiento moral de las personas; más aún, sin principios éticos, la ciencia, la técnica y la política pueden utilizarse -como de hecho ha sucedido y como por desgracia sigue sucediendo- no para el bien sino para el mal de las personas y de la humanidad”.

ACTUAR
Lo que manifestó el Papa el domingo pasado, nos inspira para no alentar posturas excluyentes de quienes piensan en forma diferente, ni seguir cultivando fundamentalismos laicistas, que quieran excluir a Dios de la vida y de la sociedad, incluso de la escuela: Dijo: “Con el ambiente universitario, que durante largos años fue mi mundo, me unen el amor por la búsqueda de la verdad, por el diálogo franco y respetuoso de las recíprocas posiciones. Todo esto también forma parte de la misión de la Iglesia, comprometida a seguir fielmente a Jesús, Maestro de vida, de verdad y de amor. Como profesor por así decir emérito, que ha conocido a tantos estudiantes en su vida, os aliento a todos, queridos universitarios, a respetar siempre las opiniones de los demás y a buscar, con espíritu libre y responsable, la verdad y el bien”.

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas