Anaya B. C. Naval 3ra. parte.
HOMENAJE AL SR. ALMIRANTE JORGE ISAAC ANAYA.
CONFLICTO DEL ATLÁNTICO SUR. BOLETÍN CENTRO NAVAL. Nº 776.
3RA. PARTE: “
“ La Argentina y el panorama estratégico mundial “.
En esta materia, cabe también la síntesis que refleja la situación nacional en vísperas del decisivo año 1982.
Por lo tanto, y ante la estrategia desplegada por la Unión Soviética, los países que integraban la OTAN- Gran Bretaña ,entre ellos- eran naturalmente aliados de los Estados Unidos.
La política defensiva aplicada por el presidente Carter había generado un desequilibrio nuclear entre las superpotencias y, el presidente Reagan, a fin de revertir la situación, comenzaba a desarrollar los proyectos Cruiser, Pershing, y Trident. Este último precisamente, fue acompañado por el Reino unido, el cual- obligado a recortar su presupuesto militar en casi ocho mil millones de libras esterlinas para poder aplicarlo en 1989- había dispuesto un drástica reducción de las unidades de superficie de su Armada a fines de 1981. Se entiende, pues, que la Royal Navy quisiera justificar rápidamente la plenitud de sus efectivos.
La Unión Soviética, por su parte, mantenía un estrategia defensiva frente a los adversarios potenciales dotados de poder nuclear y una actitud periférica ofensiva frente a los países subdesarrollados, como un modo de amenaza a los intereses vitales de los estadounidenses. La estrategia defensiva se materializaba con el mantenimiento del Pacto de Varsovia ante la NATO, con el despliegue bélico en Mongolia ante la China y con la presencia de sus misiles y submarinos nucleares. La actitud ofensiva, en tanto, perseguía un doble objetivo: el dominio del Golfo Pérsico, como recurso para controlar el poder económico y militar de occidente ; y la presión constante sobre los Estados Unidos, a través de la injerencia en los países de América Central. El control del Golfo, y consiguientemente el de una ruta del petróleo , ya había sido declarada como ruta oficial, en 1948, por el conocido canciller Molotoff. En cuanto a América Central, sus acciones persistentes le otorgaban la posibilidad de la instalación de una base naval en Cuba, a partir de 1962 , la injerencia activa en Nicaragua, desde 1979..
Lo concreto es que la Unión Soviética materializaba su expansión en varios frentes simultáneos. Desde el Océano Indico hasta Angola, desde el Mar Rojo hasta Yemen del Sur , Aden, y Afganistán, ocupado cruentamente en 1978..
Sea como consecuencia de esta ofensiva o por prevenciones políticas, lo cierto es que los países de América Latina, y el nuestro en particular, habían alcanzado sus vínculos de cooperación con los Estados Unidos .Como el caso concreto de nuestra relación con Brasil, a partir de febrero de 1981, para tratar de resolver los problemas de la frontera peruano-ecuatoriana. Tales vínculos estratégicos fueron ratificados oficialmente por los Estados Unidos , a través de algunos representantes de sus Departamentos de Estado y Defensa, como los generales Walters, Meyer,, Willians y Nuttings, el embajador Schlaudeman, el subsecretario Enders y el senador Baker.
La situación internacional argentina no era tensa ni padecía alteraciones graves .Nada parecía justificar una confrontación con los países de la OTAN ni con el poder de los Estados Unidos. El punto de fricción seguía siendo la campaña antiargentina urdida en Europa por la retaguardia terrorista .Pero excepto entre sus instigadores y cómplices, no contaba con mayor predicamento.
VELANDO LAS ARMAS.
A partir de la situación esquemáticamente descripta, elaboramos desde la Junta Militar, las pautas que debían guiar al Poder Ejecutivo en el ejercicio del gobierno para el período 1982-84. Este documento ratificaba el curso de acción diseñado frente a Chile y a Gran Bretaña.
Respecto a Chile, se le encomendó al embajador Ortiz de Rosas- quien mantuvo su cargo en Inglaterra- que acelerara y activara la mediación papal, para cerrar cuanto antes el conflicto. Y en cuanto al Reino Unido se decidió incentivar las conversaciones, como contrapartida a la posición de los kelper de congelarlas.
Esta decisión tenía sus fundamentos. La información proveniente de Londres, hacia diciembre de 1981, anunciaba la actitud parlamentaria de paralizar indefinidamente las negociaciones, de mantener la presencia de unidades militares en el aérea, de acceder a los “ Deseos “ de los isleños afirmando su autodeterminación (*) , y de consolidar al máximo los intereses británicos en la zona .La reiteración de la autodeterminación kelper- argumento tantas veces invocado durante los días de la guerra- se hacía a tenor del artículo 73 de la Carta de las naciones Unidas, a pesar de haber sido rechazado por Resolución 2065/65 de la misma Asamblea general.
La ofensiva británica era doble. El congelamiento diplomático por una parte y la amenaza de ejecutar en las islas la “ alternativa fortaleza “.
En concordancia con el diagnóstico de la Junta, nuestra Cancillería, presentó ante la embajada inglesa- ya en enero de 1982- la propuesta de crear una Comisión Permanente Negociadora, con reuniones mensuales. Solicitó incluso que se respondiera en esta iniciativa con prontitud, durante la ronda de conversaciones que se realizarían en Nueva York en febrero del mismo año.
Al facilitar el trámite, se decidió la postergación del pedido del comerciante Davidoff de utilizar los servicios de Transporte Navales de la Armada para viajar a las Giorgias, en cumplimiento del contrato firmado por Escocia en 1979. Tal era la determinación argentina de apoyar y facilitar cuanto pudiera resultar apropiado para encaminar la situación por vías ordinarias.
Sin embargo, el evidente endurecimiento de la posición inglesa y su probada capacidad para las artimañas de toda clase., pusieron de manifiesto la imprescindibilidad de apelar a las herramientas hasta entonces descartada, pero que en tales circunstancias se volvía necesaria : la confección de un plan militar de alternativa
Fue así que, entre el 5 y el 12 de enero de 1982, se dieron los primeros pasos para analizar la posibilidad de una recuperación armada de nuestras islas Malvinas, teniendo en cuenta las condiciones, los medios y todas las variables circunstanciales. Con esta finalidad se creó un grupo de trabajo que debía moverse sin plazos fijos pero con absoluta reserva. Sólo el Canciller y los jefes de los Estados mayores de las Fuerza Armadas, conocían el propósito. Eran los ineludibles pasos previos a una eventual planificación militar posterior.
Paralelamente, y como previsión adicional, se decidió interesar al gobierno de los Estados Unidos para que terciara en la secular confrontación .El papel naturalmente hegemónico de la Casa Blanca y la buena disposición en aquel tiempo exhibida indicaban que el procedimiento era correcto. A partir de entonces, ya modo de recurso para obtener tal fin, cada autoridad visitante estadounidense era detenidamente informada de las características y de la seriedad de la disputa .La reacción unánime era la abstención; la misma que ya se había manifestado reiteradamente, en los foros internacionales, cada vez que se trataba públicamente el tema.
Pero se fue aún más allá, encomendándole al Ministerio de Relaciones Exteriores que ejerciera presión constante sobre Gran Bretaña , cuya culminación debía darse en la reunión anual de la Asamblea de las Naciones Unidas para el último cuatrimestre de 1982..
En febrero de aquél recordado año, se llevaron a cabo conversaciones previstas con Inglaterra, en la ciudad de Nueva York. La posición isleña fue determinante. Los ingleses no habían analizado la propuesta argentina de creación de la Comisión Permanente, ni presentaron el listado requerido en febrero de 1981 sobre los intereses concretos que los kelpers deseaban ver garantizados, ni consideraban el Estatuto de Salvaguardias para contemplar y respetar los distintos aspectos que hacían a tales intereses y que debía ser presentado ante las Naciones Unidas.-
Las propuestas del Estatuto de Salvaguardias tenía por objeto “ contemplar y respetar los distintos aspectos que hacían a los intereses de los habitantes, tales como servicio militar, exenciones de carácter impositivo, protección de los derechos de propiedad, mantenimiento del idioma y de ciertas instituciones, etc. “ ; agregándose además en el acuerdo que pudieren llegar las partes a manera de garantía adicional sería sometido a las Naciones Unidas .En cuanto al aludido listado de los que Inglaterra consideraba como conjunto de intereses indispensables de los isleños, tanto en 1981 como en 1982, el gobierno británico, su Foreing Office y los embajadores acreditados, se rehusaron a proporcionarlos. Referencia: Informe oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina, de la reunión mantenida en Nueva York entre el 25 y 27 de febrero de 1982. la delegación argentina estaba integrada por : el secretario de Relaciones Exteriores embajador Enrique Ros , el embajador ante el Reino Unido, Carlos Ortiz de Rosas y otro funcionario más. La delegación británica por : el Ministro de Estado del Foreing Office Richard Luce, el embajador ante la Argentina Anthony Willians y algunos otros funcionarios.-
Aquella reunión acabó con la promesa británica de estudiar la propuesta argentina y de responderla “ a la brevedad”, según la consabida fórmula.. El único fruto positivo fue la reiteración del reconocimiento británico que la “ Cuestión Malvinas “ ,incluía a nuestras Islas Giorgias y Sándwich del Sur, reconocimiento decisivo para los acontecimiento que pronto sucederían.
La Argentina puso de manifiesto una vez más su decisión negociadora sostenidas en posiciones serias, substanciales y expeditivas. Inglaterra diluyó- también una vez más- cualquier propuesta concreta.
Las prevenciones tomadas en el campo militar y diplomático se veían plenamente justificadas, también la acentuación de las presiones para que la cuestión no perdiera vigencia ni gravedad.
En tal sentido, el 2 de marzo de 1982, nuestra Cancillería le advirtió a Gran Bretaña que el rechazo de la propuesta del “ nuevos sistema consultivo “, suponía que la “ Argentina “ mantenía el derecho--- de elegir libremente el procedimiento que consulte sus intereses “·
Entre tanto, el grupo de trabajo, que se había constituido en el mes de enero, finalizaba su actividad y en la primera quincena de marzo informó que la operación militar para la recuperación de nuestras Islas Malvinas era factible, siempre que se mantuviera la actual relación de fuerzas y que se tratara en lo posible de una acción incruenta para el enemigo.
Comienza a concretarse así la previsión política de la Junta Militar de Gobierno de “ reactivar al máximo las negociaciones por la soberanía de las Islas Malvinas, Giorgias y Sándwich del Sur “, y “ prever el empleo del poder militar en caso de fracasar la gestión diplomática “.
La reactivación emprendida con el comunicado del 2 de marzo, debía prolongarse con una nueva reiteración fechada el 3 de abril ; y la previsión del empleo de un plan nacional que integrará el uso inteligente de todos los recursos. Era la gran responsabilidad del Estado Mayor Conjunto, a cuyo Jefe se le ordenó iniciar las tareas a partir del 3 de abril.
Pero un episodio aceleraría las acciones.
El 19 de marzo desembarcaron en Puerto Leith, en las Giorgias, los hombres de trabajo de Davidoff, autorizados a zarpar desde Buenos Aires luego del fracaso de las negociaciones de febrero en la ciudad de Nueva Cork. El Reino Unido lo calificó como un “ incidente “ e inició su propia ofensiva.
No había tal incidente, pero no era la primera vez que Davidoff viajaba con idéntica documentación y similares medios , y porque no contaba en su equipo con personal militar alguno. Todo en regla y el mismo informe Franks lo reconoce, a partir de su párrafo 170.
Gran Bretaña armaba de esta manera un episodio ríspido para justificar ante la comunidad internacional su rechazo de las vías negociadoras así como el envío de una gran fuerza militar, para continuar asegurándose el dominio de la zona..
La presión británica y sus previsibles consecuencias, imponían una reacción apropiada en la Argentina, para preservar sus intereses permanentes en el área y defender su honor nacional.
(*)¿ Y la autodeterminaciones de los habitantes de la ISLA SAN DIEGO en el Océano Indico ¿.Los habitantes fueron sacados como “ chicharras de un ala” ante la prepotencia de los EE. UU. Por instalar en ese atolón de 44 Km2 un superbase aeronaval para sus futuros ataques a Irak y Afganistán. Ocupada por 2.000 soldados y 2.000 administradores filipinos. Londres toleró el soborno y los pobres naturales – con o sin pagas- fueron diseminados en Madagascar o en la Mauritania. La Ilegalidad del Tribunal Supremo Inglés no sirvió ante la prepotencia norteamericana. La ley del más fuerte en la Democracia, tolerante dialogante y libertaria… El Director.
( Seguiremos con los “ Planes diplomáticos y militares “. 4ta parte. )=