El liberalismo es una herejía
El liberalismo es una herejía, es un error y como tal tiene algo de verdad, de lo contrario no perdura, no puede mantenerse, no puede divulgarse. El liberalismo es argucia, la argucia difunde error y el error lleva a la confusión, el peor de todos los virus que infectan el intelecto. Dice predicar la libertad sin precisar para que. Predica la tolerancia, la igualdad, la discusión, la confraternidad y demás traducciones de conceptos difusos, de conceptos que conducen a la confusión porque parten de una confusión, de la mas grande de las confusiones, la de traer a la política, a la sociología y en general a toda disciplina social, conceptos que el teología son validos y fuera de la teología no son validos, son falsos, no se pueden aplicar.
El hombre tiene libertad para elegir entre hacer el mal o el bien, puede elegir obrar bien o hacerle el mal, pero en el campo de su relación de su alma con Dios, en lo terrenal no puede tener libertad para hacerle mal, no pede reclamar libertad para hacer el mal y eso es el liberalismo: pide y exige libertad para hacer el mal, para convertir el dinero en una mercadería y someter a la humanidad a la condición de esclavo, esclavo de la usura, del consumo, del trabajo, de la corrupción, del vicio, en síntesis de la modernidad que seca el espíritu y aleja al hombre de Dios y la Verdad.
Nuestra historia como país independizado es la lucha entre los que quieren incorporar el liberalismo y los que desean mantener nuestra tradición hispana. Juan Manuel de Rosas es el prototipo de líder antiliberal que restauro las leyes y defendió al país de la prepotencia extranjera. Irigoyen y el general Perón hicieron importantes esfuerzos por combatir el liberalismo, el pueblo lo pedía pero el liberalismo había ganado un terreno, un poder que en 1845 aún no tenia, y sus esfuerzos se diluían entre los impedimentos que podía y puede oponer el poderoso entramado financiero mundial. Hoy, en la Argentina que vivimos, todo, absolutamente todo es puro liberalismo; en apariencia triunfó aún cuando no es así por la sencillamente el pueblo, la mayoría popular, aún cuando no sea consiente de ello, lo rechaza.
La dirigencia, la totalidad de esta seudo dirigencia actual, es liberal, lo sepan o no, sean consiente o no, son todos liberales y juegan para el liberalismo, tanto los que ocupan el poder o los que solemnemente se titulan oposición. La actual dirigencia es ignorante o hipócrita, son rústicos o fariseos, peor los últimos.
Estas son las profundas causas que deterioran el sistema, que hacen a la destrucción de los otrora poderosos Partidos Políticos, de la carencia de oposición y de muestras inequívocas y preocupantes para lo establecido, de un desinterés popular que produce deserciones absolutas en las liturgias democráticas: DIEZ MILLONES DE ELECTORES NO VOTARON.