viernes, diciembre 21, 2007

2da parte.Cardenal Mindszenty

Un librito para recordar ( el 2do.).El Director.

CARDENAL JOSEF MINDSZENTY.

Héroe de la Fe.

Por KEVIN GRANT.

Editorial : “ Poco y bueno “ , Serie héroes.

2ª Parte.

DESTRUCCIÓN: TREINTA NUEVE DÍAS “.

Arrastraron a la víctima hasta la calle Andrassy, nº 60, de Budapest .El mayor torturador del sistema de terror comunista era el Teniente General Gabor Meter, un monstruo sádico que asistía el mismo a las torturas, que iban de los porrazos y culatazos en los riñones hasta clavar agujas bajo las uñas de los dedos.

En un sótano húmedo y frío, un comandante de policía y un sólido policía secreto tomaron al Cardenal, delante de un grupo de individuos que apenas si aguantaban la risa, lo desnudaron totalmente y le pusieron un traje multicolor de un payaso oriental. “! ¡ Perro, cuánto hemos esperado este momento ! “, le gritó el comandante. Esta fue la hora más llena de oprobio en la vida del Cardenal, reducido a payaso, pero también con el más profundo abismo de vergüenza en la vida de Janos Kadar, el Ministro del Interior por entonces, un marioneta en cuyo nombre fue cometido esta acción criminal. Incluso en el circo, ¿ no tiene más valor un clown que una marioneta ?

Entonces lo subieron a su celda, en la que había unas vieja cama turca. Pero en ningún momento lo dejaron dormir, dirigiéndole todo tipo de insultos y palabras groseras. Hacia las once de la noche fue arrastrado a un primer interrogatorio ente Decsi. Primera pregunta : “ ¿ por qué te has convertido en un enemigo de tu pueblo ?”. Su repuesta fue interrumpida inmediatamente. “ Los acusados tienen que hacer aquí la confesión que nosotros queremos y tal como la queremos “, le gritaba Decsi.

A las tres de la mañana volvieron a llevar al Cardenal a su celda y le quitaron la ropa a la fuerza. Un muchacho gigantesco con uniforme de teniente se adelantó y con una cachiporra golpeó salvajemente el cuerpo desnudo. El Cardenal gimió al recibir los golpes, que parecen no tener fin, y perdió el conocimiento.

Al volver en sí, le exigieron que firmara una confesión. Se negó a ello..Nuevos golpes. Volvieron a exigirle su confesión . Y de nuevo se negó. Una vez más lo golpearon, mientras los otros se burlaban de él y lo ultrajaban. Pero él siguió negándose a firmar. Lo volvieron a llevar a la celda. Amanecía. Durante toda una noche pudo resistirles. Pero él sabía que antes o después todo hombre se hunde bajo este tormento.

En este primer día rechazó el alimento y los “ medicamentos “. Intentó rezar. En todo su cuerpo, en sus nervios y huesos, y en su propia alma experimento el terrible poder del bolchevismo que oprimía su país. Le invadió una profunda angustia por todos los jóvenes húngaros. Dirigió su corazón a la Virgen María, Patrona de Hungría. A las once de la noche comenzaron de nuevo. Le dirigían ridículos reproches y acusaciones de alta traición a la revolución. De nuevo Decsi cortó la palabra del Cardenal cuando éste quiso defenderse. Y de nuevo volvió a ser martirizado con la cachiporra. El mismo no sabía de donde recibía la fuerza para repetir incesantemente que no. Acusaciones, golpes, orden de firmar, el no pronunciado con sus últimas fuerzas, una noche más.

Le dejaron pan y vino, y le permitieron decir Misa, dos veces incluso : una pausa táctica que no altera la meta. El Cardenal preguntó por el comandante. Gabor Pete, sin embargo, no hizo sino amenazarlo con nuevas torturas si no cedía. El Ministro del Interior, Janos Kadar, luego Secretario general del Partido y Jefe de Estado, se adelanto a comunicar a la prensa que el Cardenal había confesado reo de conjuro, espionaje y tráfico de divisas. De esta manera edificó Kadar sobre mentiras, torturas y muertes, el “ modelo húngaro “, todavía hoy muy alabado en ciertos sectores de occidente.

La cruel sucesión de torturas, interrogatorios y violencias de todo género duró 39 días y noches. En una ocasión, “ como un caballo de circo “, fue obligado a correr desnudo alrededor de la sala de interrogatorios para librarse de ser acuchillado y golpeado con la cachiporra. Le amenazaron con presentarlo en ese estado a su madre.

Finalmente el Cardenal se derrumbó, nombrando personas que habían muerto o huido, y escribió al lado de su firma “ C. F “ ( coactus feci ), es decir, firmado bajo presión ). Su memoria lo dejó en la estacada y ya no sabía lo que hacía. Le presentaron a su secretario y otros dos colaboradores, igualmente arrestados y reducidos ya al estado de náufragos humanos. Toda esta fantasmal y cruel táctica fue completada con cartas falsificadas. El falsificador huyó pronto a los Estados Unidos y allí reveló la verdad. En aquellos 39 días y noches, los verdugos y esbirros comunistas quebraron a una de las figuras más nobles de la Iglesia.

“PROCESO “ : TRES DÍAS.

El 3 de febrero de 1949 los verdugos llevaron al Cardenal al Palacio de Justicia ; solo entre muchos acusados, que habían sido puestos juntos para sugerir la conjura. Afeitaron cuidadosamente a la víctima, la vistieron con un traje negro nuevo, le pusieron en el dedo el anillo de obispo. El juez, el Abogado de Estado y, sobre todo, el Defensor, Dr Ralman Rizcko, un supuesto “ buen católico “, desempeñaron notablemente sus papeles, muy bien estudiados de antemano. Un perfecto simulacro de proceso al estilo Stalin y Rakosi.

El derrumbado Primado se sentó en el banquillo de los acusados , con la vista rígida y la voz temblorosa. La policía no le había hecho ningún daño, dijo él. Su defensor completó esto diciendo sin vacilación que el Cardenal había tenido en la calle Andrassy toda clase de facilidades para su defensa. Luego pidió para su defendido “ solamente “ la pena de cadena perpetua. Había que ahorrarle la ejecución. El tribunal accedió a este “ ruego “, como si el juicio no hubiera estado decidido desde hacía meses. Todo el proceso se hizo en tres días. Esto fue suficiente a los periodistas cómplices de la prensa comunista para poner al primado en la picota de la publicidad durante varios días y a lo largo de páginas enteras.

Pero el apoyo más fuerte del Cardenal, el Papa PIO XII, lo defendió ante todo el mundo. Escribió a los obispos húngaros, se dirigió públicamente al Colegio Cardenalicio, a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede y a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. El mundo libre oyó su voz y compartió su indignación, pese a las groseras baladronadas de Moscú. Rakosi se hizo fotografiar con el engañado Vicario General de Budapest, Bela Witz. Al pie de la foto se habla de “ excelentes “ relaciones entre la Iglesia y Estado .Pero entonces el mundo libre cayó en la cuenta. De repente tomó conciencia de que también él tenía que defenderse del comunismo sino quería correr la suerte de los estados satélites de la Unión Soviética. Pero después volvió de nuevo a dormirse.

( Continuaremos con la 3ra. Parte: “ Encarcelamiento : ocho años “. El Director.)