lunes, septiembre 12, 2011

LOS DOS PILARES DE LA IGLESIA

Los dos pilares: la Santísima Eucaristía y la Virgen María
"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18)
Las Apariciones de la Virgen Maria en Akita están aprobadas por la Congregación para la Doctrina de la Fé desde Junio de 1988. El Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dió un juicio definitivo a favor de las Apariciones de la Virgen Maria en Akita y sobre los mensajes considerándolos auténticos y dignos de ser creidos y también dijo que "El mensaje de Akita es el mensaje de Fátima".
 Dijo la Sma. Virgen en AKITA (Japón):
"El trabajo del demonio se infiltrará dentro de la Iglesia de tal forma que se verá cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos en contra de obispos. Los sacerdotes que me veneren serán despreciados y marginados por otros sacerdotes. Las iglesias y los altares serán saqueados. La Iglesia estará llena de aquellos que aceptan componendas y el demonio buscará que muchos sacerdotes y almas consagradas dejen el servicio del Señor."
"El demonio será especialmente implacable contra las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la perdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en numero y en gravedad, ya no habrá perdón para ellos."
"Recen mucho las oraciones del Rosario. Solo yo puedo todavía salvarles de las calamidades que se acercan. Aquellos que ponen su confianza en mi serán salvados."

El Papa Juan Pablo II ha dicho públicamente lo siguiente en 1980:
"Debemos estar preparados para enfrentar grandes pruebas, que podrían exigir también el sacrificio de la propia vida por Cristo. Las pruebas podrían ser atenuadas por medio de sus oraciones y de las nuestras, pero no podrán evitarse, porque solamente por este medio podrá llevarse a cabo una verdadera renovación de la Iglesia, tal como ya ha ocurrido muchas veces que la Iglesia surgió de nuevo por medio de la sangre.
Tampoco será diferente en esta ocasión. Seamos fuertes y preparémonos, teniendo fe en Cristo y en su Madre. Oremos mucho y recemos con frecuencia el Santo Rosario".

Los sueños de San Juan Bosco 
San Juan Bosco vio a la Iglesia como un gran buque que, asediado por todas partes, estaba a punto de perecer, pero vio un Papa que lo amarró a los dos pilares que emergieron del mar, la Santísima Eucaristía y la Virgen María. Todos los que la asediaban y los que no siguieron a la Barca de Pedro se dispersaron y perecieron y la verdadera Iglesia se renovó mas gloriosa que nunca y tajo al mundo la PAZ.
El Papa Juan Pablo II fue quien proclamó el año del Rosario y el año de la Eucaristía con una confianza plena de que Dios, por medio de su Santísima Madre y por la Santísima Eucaristía renovará la Iglesia.
Estos dos pilares de nuestra fe se ponen de manifiesto de modo especial en las Apariciones de Garabandal: la Eucaristía y la Virgen María, el rezo del Rosario, las Visitas al Santísimo, las Comuniones de manos del Ángel cuando no había sacerdotes en el pueblo, todo ello forma parte de la vida cotidiana que la Santísima Virgen vivió con las niñas videntes.
Una atención especial de la Santísima Virgen fue para los Sacerdotes. Pedía a las niñas que rezasen mucho por ellos para que fuesen Santos y decía:
-- Que al rezar por los Sacerdotes se reza por todos.
Veía en ellos a su mismo Hijo, y de ahí la importancia de que sean otros Cristo en la tierra.

 Dijo la Sma. Virgen en Garabandal:
"Me da mucha pena decíroslo yo, pero os lo tengo que decir para vuestro bien", por esta causa fue el Arcángel San Miguel quien lo dijo a Conchita el día 18 de Junio de 1965.
El mensaje que la Santísima Virgen ha dado al mundo por la intercesión de San Miguel.
El Ángel ha dicho:
"Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los Sacerdotes, Obispos y Cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas mas almas. La Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros mas, pensad en la Pasión de Jesús".
Dice Conchita:
Yo con mucha emoción le iba pidiendo más a Jesús y le decía:
-- ¿Para qué viene el milagro?, ¿Para convertir a mucha gente?,
Y Él me contestó:
-- Para convertir al mundo entero.
¿Se convertirá Rusia?.
-- También se convertirá, y así "todos amarán a Nuestros Corazones".
¿Por qué vienes a mi pobre corazón sin merecerlo?.
-- Si no vengo por ti, vengo por todos.
Las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal son un don inestimable de Dios que enviándonos a su Madre y por medio de Ella, Jesús su Hijo traerá la PAZ y la felicidad al mundo.
Así lo vivieron la niñas videntes durante las Apariciones, que dejaron una huella inolvidable en sus almas.
Dice Conchita:
La primera vez que vimos a la Virgen, se nos apareció de repente.
-- Venía con dos Ángeles y el Niño Jesús, y había un Ojo encima de todos, con mucha luz.
Siempre se nos aparecía de repente, solo que unas veces traía el Niño y otras no. Su postura más habitual era estar con los brazos abiertos y extendidos, mirándonos:
-- Sus ojos eran negros, ¡muy dulces y misericordiosos!, más bien grandes. Parecía como si no mirara a la cara, ni al cuerpo, ¡sino al alma!.
Su mirada es muy difícil de describir.
-- Hace a uno amarla más y pensar más en Ella. Mirándola a la cara, nos hace felices del todo, y mirándonos Ella, todavía más. Cuando nos hablaba, nos miraba, y también cambiaba de mirada durante la conversación.
Su voz:
-- es muy dulce y armoniosa, se oye por los oídos, aunque sus palabras penetran en el corazón; es como si metiera la voz dentro. ¡Hablaba con voz clarísima y dulcísima!.
Alguna vez se rió, además de sonreírse, que era lo habitual.
-- Se oía su risa, como sus palabras; pero la risa era más no sé qué que el habla. ¡No sé explicar su risa!. Nunca sabré explicarla, era muy hermosa.
Nos besaba casi todos los días, y salía de Ella. Eran besos de despedida en ambas mejillas. Alguna vez le pedí que me dejara besarla, y otras veces la he besado sin pedírselo.
Cuando terminaba de ver a la Virgen:
-- Salía como del Cielo, con muchas ganas de amar a Jesús y a María, y de decir de Ellos a la gente, ya que eso es lo único que nos puede alegrar: hablar y escuchar de la Virgen.
¡Quién viviera en aquellos tiempos que veíamos a la Virgen tantas veces!. Aunque tuviéramos que quedarnos sin dormir, no nos importaba. ¡Éramos muy felices!.
La Virgen, muchas veces, no nos miraba precisamente a nosotras, sino más lejos, a la gente que había detrás. Cambiaba a veces de semblante; pero sin dejar de sonreír. Yo le preguntaba:
-- ¿A quién miras?.
Ella me decía:
-- Miro a mis hijos.
Conchita sentía a la Virgen tan suya que una vez le presentaron una estampa que trataba de reproducir a la Virgen aparecida en Garabandal y dijo:
-- ¡Pobrecita!. ¡Cómo me la han puesto!.
Exclamó Conchita, porque se parecía muy poco a Ella.
La Virgen nos enseñó a rezar la letanía y los misterios del rosario, que no los sabíamos. Ella sólo rezaba el Gloria; si empezó con los otros rezos, fue para enseñarnos.
Siempre que rezábamos el Gloria, la Virgen inclinaba la cabeza.
Nos dijo en una ocasión:
-- Lo que más agrada a Dios es la humildad, lo que más le desagrada es la soberbia.
No nos dábamos cuenta por donde íbamos a menos que la Virgen nos lo dijese:
-- nosotras ¡estábamos con la Virgen!, y seguíamos la conversación o la comunicación con Ella, sin saber si corríamos o no, si estábamos de rodillas o tendidas por el suelo.
Íbamos con frecuencia a la Iglesia:
-- Porque a la Virgen le gusta ir a donde está Jesús, su Hijo.

A.M.G.D

"Pueblo de María" / "Virgendegarabandal.com"