Manipular las fosas de la Guerra Civil ¡Qué vergüenza!
Si hay algo que nos llena de orgullo a los españoles que no conocimos el franquismo y que hemos vivido en democracia es ese espíritu de concordia que caracterizó la Transición española.
Una reconciliación basada en el perdón que alumbró un nuevo régimen político en libertad, en el que se selló la paz entre ambos bandos y que dejó para la historia el odio de la guerra. Por esta razón, me pareció
absolutamente despreciable que el Gobierno socialista quisiera revivir esta triste etapa de la historia de España con una Ley de Memoria Histórica cuyo único objetivo era remover el rencor. También por esta razón, ahora me parece igual de despreciable que el juez Baltasar Garzón vuelva a
abrir las fosas para buscar a los que ya no están e intentar devolver la dignidad a quienes ya la recuperaron con el pacto que la sociedad española selló para, entre todos, caminar hacia la democracia. Para el juez Garzón parece que no hay más problemas en la Justicia española que la búsqueda de los fallecidos y desaparecidos en el franquismo y en la Guerra Civil, claro que los hay, pero no le situarían en el primer plano de la actualidad informativa. Espero que el mediático juez, en su búsqueda,
no se quede sólo en las Iglesias y en los Ayuntamientos, sino que también interrogue a Santiago Carrillo, por si conociera algo de lo que sucedió en Paracuellos del Jarama, y que se dé una vueltecita por el Ministerio de Defensa, y le pregunte a la ministra Chácón que ha pasado con la fosa encontrada en la sede de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares.
Los muertos son todos iguales y no se pueden manipular las fosas en función de unos intereses determinados.