22do Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo- 23/09/09 a las 18:00hs / Acto del 17 de septiembre "Señores jueces tengan dignidad"
COMUNICADO DE AFYAPPA Nro 35/08
22do Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en Plaza de Mayo- 23/09/09 a las 18:00hs
Como todos los martes, el próximo 23 de setiembre a las 18:00 hs volvemos a Plaza de Mayo para pedir por una Plaza sin discriminaciones y una justicia sin impunidad para los terroristas de los 70. Poco a poco la sociedad va tomando conciencia de la justicia de nuestra causa y la verdad completa emerge sin prisa, pero sin pausa, desplazando a la memoria hemipléjica que divide a los argentinos. Los esperamos a todos.
Señores Jueces: Tengan Dignidad - Acto en Comodoro Py
De acuerdo a lo previsto, el día 17 de septiembre, a las 10:00 de la mañana, aproximadamente unas 200 personas convocadas por la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina se congregaron frente a los Tribunales Federales de Comodoro Py, para exigir a los Jueces que tengan Dignidad en el cumplimiento de sus funciones.
Continuaba la presentadora de esta manera:
Escribía hace un tiempo, nuestro querido y entrañable amigo Horacio Zaratiegui: “Cuando llegue la verdadera república las cárceles se llenarán de jueces. Porque los fallos inconstitucionales de hoy serán causa de prisión en el mañana. Esta vez, el pueblo argentino no se olvidará de los jueces. Los fallos políticos se pagarán con prisión”.
Para referirse al tema central de este acto, hará uso de la palabra la presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, la señora María Cecilia Pando.¨
Palabras de María Cecilia Pando
Un año atrás, desde esta misma tribuna, decíamos que “Hoy son los jueces quienes tienen en sus manos la oportunidad histórica de defender al pueblo argentino de los atropellos autoritarios de la otrora izquierda blindada".
Agregábamos que “Hoy, que la república no presenta la amenaza de los 70, son los magistrados quienes deben protegerla con la pluma. Pues ellos con sus fallos preservan la institucionalidad, que regula la paz social. De la claudicación o no de estos, depende buena parte del futuro de esta nación”.
Y estas palabras poseen mayor actualidad en el presente, donde la crisis por la que atraviesa nuestra patria ofrece una oportunidad histórica para la construcción de una república de iguales, donde el principio fundamental de Igualdad ante la Ley se constituya en el punto de encuentro entre todos los argentinos. Y empezamos a percibir de que no estamos solos en nuestro reclamo.
Cuando hace cuatro años iniciamos nuestra lucha, nuestra causa parecía un grito en medio del desierto. Pero las cosas han cambiado... para comprenderlo acabadamente, conviene rememorar esa declaración de principios que diera origen a nuestra asociación, allá por el año 2005.
Decíamos entonces: "No queremos impunidad – Pedimos que se cumpla la ley
Porque aspiramos a la pacificación nacional, trabajamos por encontrar mecanismos que permitan superar las heridas abiertas en la guerra fraticida que dividió a los argentinos en la década el 70. Pensamos “que pacificación y justicia son términos excluyentes. Cuando se puede hacer justicia, no es necesaria la pacificación. Pero cuando la sociedad toda es responsable, la justicia ya no es posible y la pacificación es la única alternativa para prevenir una nueva tragedia”. Es este el espíritu del Artículo 6 del Protocolo II Adicional a las Convenciones de Ginebra, oportunamente ratificado por nuestro país: “A la cesación de las hostilidades, las autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a todas las personas que hayan tomado parte en el conflicto armado”. NO PEDIMOS IMPUNIDAD; EXIGIMOS QUE SE CUMPLA ESTA LEY.
Si desoyendo el llamado a la paz, se pretende judicializar el conflicto, pedimos que se apliquen las leyes destinadas a regir el desarrollo de los conflictos armados. No se puede aplicar el código penal para juzgar las conductas en una situación de guerra. NO QUEREMOS IMPUNIDAD, EXIGIMOS QUE SE APLIQUEN LAS LEYES QUE CORRESPONDE.Si empeñados en una venganza sin límites, se pretende aplicar el derecho de la paz y no el derecho de guerra, para juzgar la conducta de los hombres que defendieron a la patria del flagelo terrorista, exigimos que se cumplan todos los principios y garantías establecidos en la Constitución Nacional. Los principios de cosa juzgada, prescriptibilidad, irretroactividad de la ley penal, aplicación de la ley penal más benigna, excarcelación, etc, no pueden dejarse de lado. En nombre de la justicia no se pueden pisotear los principios que le dan vida. NO QUEREMOS IMPUNIDAD, PEDIMOS QUE SE RESPETE LA CONSTITUCION NACIONAL.
Si enceguecidos por el odio, se pretenden destruir los fundamentos del derecho, desconociendo las garantías constitucionales, solicitamos que, al menos, se considere el principio de igualdad ante la ley, aplicando los mismos parámetros en el juzgamiento de los crímenes cometidos por el terrorismo en la década del 70. Todos aquellos que formaron parte de organizaciones que apelaron al terror para imponer sus objetivos, son, cuando menos, cómplices de crímenes de lesa humanidad, que deben responder ante la justicia. NO QUEREMOS IMPUNIDAD. PEDIMOS Y EXIGIMOS JUICIO Y CASTIGO A LOS TERRORISTAS DE LOS 70".
Esto decíamos cuatro años atrás. Y con esperanza percibimos en el presente que nuestro grito silencioso ha encontrado eco en el pueblo argentino. Comienzan a escucharse voces que derriban sin prisa, pero sin pausa, el andamiaje de la discriminación impune establecida desde el gobierno. Y muchos terroristas devenidos en demócratas comienzan a tener miedo... porque perciben que la fiesta está llegando a su fin... y los Bonasso, los Kunkel, los Taiana, los Bettini, los Dante Gullo, los Gasparini, los Verbitsky, los Mattarollo, los Duhalde y tantos otros, saben que más pronto de lo esperado deberán enfrentar el accionar de la justicia.
Días atrás, Luis Moreno Ocampo, Fiscal de la Corte Penal Internacional, decía a un matutino porteño que los dirigentes políticos involucrados con las organizaciones terroristas debían ser juzgados, porque son cómplices de crímenes de lesa humanidad. Destacando que hay que revelar las estructuras políticas que apoyaron al terrorismo. Y en este punto, habrá que analizar, entre otras, las conexiones de los dirigentes enrolados en la Tendencia Revolucionaria de los 70 con la organización delictiva montoneros... Y más de uno comienza a ponerse nervioso. Porque como decía Shakesperare en El Mercader de Venecia: “es muy fácil reclamar justicia para los otros, pero la cosa cambia cuando los que la reclaman, pueden resultar, a la vez, juzgados”.
El 10 de setiembre decía el líder de la CGT Hugo Moyano: “Si la Justicia no lo es para todos, no es justicia” mientras exigía que el asesinato de José Ignacio Rucci sea declarado Crimen de Lesa Humanidad.
Al respecto, registraba días atrás un editorial del Diario La Nación, titulado sugestivamente “La Justicia, rehén de la ideología”: “La discriminación entre asesinatos abominables y otros que no lo serían tanto, ofende a la inteligencia y a las reglas más elementales de la convivencia... Y remataba el matutino: “Desde distintas posiciones y sin tener nada en común, las recientes declaraciones de Moyano y de Moreno Ocampo apuntan a lo mismo: a que la justicia argentina no termine siendo, ella misma, cómplice de delitos que son claramente de lesa humanidad”.
Y ese es el punto... parafraseando a Moreno Ocampo, si los políticos que apoyaron a las organizaciones terroristas son cómplices de crímenes de lesa humanidad, los jueces que garantizan su impunidad también son culpables... que algún día deberán responder a la verdadera justicia...
Mientras los magistrados se debaten en este laberinto político, ya son 40 los militares, policías y miembros de las fuerzas de seguridad que encontraron la muerte, mientras se encontraban injustamente detenidos a causa del odio y la venganza de quienes ayer se levantaron en armas contra el pueblo argentino. En algunos casos, se ha podido comprobar que algunos jueces y funcionarios han llegado al abandono de persona, frente al silencio de los organismos de algunos derechos humanos. Todos ellos deberán rendir cuentas a la justicia cuando este régimen autoritario sea un triste recuerdo.
Por eso nuestro reclamo... porque queremos volver a confiar en la justicia. Queremos soñar con una verdadera república para nuestros hijos y esperamos, con toda la fuerza de nuestro corazón, que los magistrados tengan la dignidad suficiente para no permitir la prostitución de la ley.
Muchas Gracias.
Dando comienzo al acto, una joven presentadora, manifestaba: "Hace un año atrás, desde este mismo lugar, nos congregábamos para pedir a los jueces que tengan dignidad y que no se constituyan en instrumentos de la venganza montonera.
Decíamos entonces y repetimos hoy que queremos soñar con una verdadera república para nuestros hijos y que esperamos, con toda la fuerza de nuestro corazón, que los magistrados tengan la dignidad suficiente para no permitir la prostitución de la señora justicia.
Y estamos acá de nuevo... Porque signos de sentido contrario se perciben en el horizonte argentino. De un lado, magistrados sumisos al poder político, que olvidando su sagrado deber de hacer justicia, continúan cumpliendo serviles, las ordenes de los nuevos señores feudales. Del otro, jueces probos e independientes, que desafiando al sistema, se atreven a catalogar como de lesa humanidad a los crímenes cometidos por terroristas de los 70, hoy devenidos en funcionarios públicos.
Mientras los combatientes que defendieron al estado argentino de la agresión terrorista, sufren la persecución judicial; los verdaderos agresores, los que intentaron imponer al pueblo argentino un modelo de país por medio de la violencia, hoy ocupan cargos públicos, reciben prebendas y homenajes... Y pretenden presentarse como los salvadores de la patria...
A continuación, hará uso de la palabra el teniente coronel retirado Emilio Guillermo Nani, quien perdiera un ojo, combatiendo a los terroristas del movimiento todos por la patria que habían tomado por asalto los cuarteles de la tablada el 23 de enero del año 1989".
Decíamos entonces y repetimos hoy que queremos soñar con una verdadera república para nuestros hijos y que esperamos, con toda la fuerza de nuestro corazón, que los magistrados tengan la dignidad suficiente para no permitir la prostitución de la señora justicia.
Y estamos acá de nuevo... Porque signos de sentido contrario se perciben en el horizonte argentino. De un lado, magistrados sumisos al poder político, que olvidando su sagrado deber de hacer justicia, continúan cumpliendo serviles, las ordenes de los nuevos señores feudales. Del otro, jueces probos e independientes, que desafiando al sistema, se atreven a catalogar como de lesa humanidad a los crímenes cometidos por terroristas de los 70, hoy devenidos en funcionarios públicos.
Mientras los combatientes que defendieron al estado argentino de la agresión terrorista, sufren la persecución judicial; los verdaderos agresores, los que intentaron imponer al pueblo argentino un modelo de país por medio de la violencia, hoy ocupan cargos públicos, reciben prebendas y homenajes... Y pretenden presentarse como los salvadores de la patria...
A continuación, hará uso de la palabra el teniente coronel retirado Emilio Guillermo Nani, quien perdiera un ojo, combatiendo a los terroristas del movimiento todos por la patria que habían tomado por asalto los cuarteles de la tablada el 23 de enero del año 1989".
Palabras pronunciadas por el Teniente Coronel (R) Emilio Nani:
Este es un acto que jamás debió haberse llevado a cabo. Que un conjunto de argentinos hayamos tenido que autoconvocarnos ante estos tribunales para enrostrarle a los jueces el haber adoptado el prevaricato como metodología para hacer justicia, es un grave síntoma de la decadencia moral en la que se encuentra nuestra sociedad.
Más de treinta años han trascurrido y de golpe nos encontramos con un gobierno que alberga en seno a muchos terroristas que decidieron volver al pasado con el único propósito de retomar las armas –otras, diferentes, más sutiles y cobardes-- para vengarse de quienes otrora los vencieran.
Con gran cinismo no sólo intentan minimizar los actos asesinos que nos damnificaron, sino que, más tarde, y a cara descubierta, de la mano del Procurador General de la Nación, Esteban Righi, responsable de la amnistía que en 1973 lanzara a la calle a cientos de terroristas para que retomaran las armas contra la sociedad argentina, cursaron instrucciones a los fiscales para que no se nos permitiera reabrir las causas penales que se iniciaron cuando nuestros padres, hermanos, hijos o amigos fueron asesinados, intentando desesperadamente proteger la impunidad con que desde, aquella época, los terroristas sobrevivientes se han movido.
Hoy, algunos jueces quieren emparejar las cosas, posibilitando que se juzgue también a quienes cometieron los graves delitos contra la humanidad, pero tienen las manos atadas, no sólo por la paralización de la parte fiscal, sino porque quien se atreve a tratar de cumplir, como corresponde, su rol de juez de la Nación recibe de inmediato desfachatadas amenazas por parte de allegados al gobierno, como son los casos de los terroristas Diana Conti y Carlos Kunkel, que desde el Consejo de la Magistratura conducen a su antojo al Poder Judicial, manipulando a sus integrantes.
Mientras esto sucede, otro sector de la judicatura –tal vez el más importante por su número y responsabilidades- se empeña en quedar bien con el poder, persiguiendo supuestos “represores” a los que encarcela con pruebas amañadamente armadas, cerrando las puertas a nuestros pedidos de Justicia con argumentos cada vez más groseros.
Es por ello que vemos, con una mezcla de asco, preocupación y pena, la velocidad y diligencia con que actúan estos jueces cada vez que está implicada una persona que no tiene quien la respalde (llámese uniformado, presidente de mesa o ladrón de gallinas) y la lentitud y adormecimiento que los caracteriza cuando los implicados en delitos son integrantes de la corporación política.
Es así que estancan y cajonean –o ni siquiera las instruyen- causas como:
Ø El caso Skanska
Ø Los vínculos de funcionarios y jueces con el narcotráfico
Ø Las narcovalijas voladoras de Anibal Fernández y Ricardo Jaime
Ø La atropellada dolosa de Daniel Varizat
Ø La desaparición de Jorge Julio López
Ø Las valijas de Claudio Uberti
Ø La adulteración de medicamentos de financistas de campañas
Ø Los muertos por el uso de esos medicamentos
Ø Los desaparecidos fondos de Santa Cruz
Ø Los desaparecidos títulos profesionales
Ø La muerte de Juan Castro
Ø El vaciamiento de Aerolíneas Argentinas
Ø El origen de los fondos de los gastos de campaña del FPV
Ø La estafa de los índices del INDEK
Ø El nepotismo de la Secretaria de Medio Ambiente, Romina Picoloti
Ø El uso de fondos y recursos del estado en beneficio propio
Ø El asalto a la Comisaría 24 de La Boca
Ø Las irregulares ventas de armas a Croacia, Ecuador y EEUU
Ø El estrago doloso de Río Tercero
Ø El desmesurado crecimiento inmobiliario presidencial
Ø La venta de terrenos en El Calafate y Caleta Olivia
Ø El despilfarro de los subsidios de Ricardo Jaime en amigos del poder.
Ø La dilapidación de los fondos fiduciarios
Ø La bolsa de Felisa Miceli
Ø El dispendio en la pauta oficial
Ø El tren bala
Ø El caso Greco
Ø Las facturas falsas
Ø La desaparición de mujeres víctimas de las redes de prostitución.
Ø El asesinato del policía de Santa Cruz Jorge Sayago
Ø Los superpoderes
Ø El festival de bonos y Aportes del Tesoro Nacional
Ø El crecimiento inentendible de la deuda externa
Ø La muerte del empresario Vittorio Gotti
Ø El descontrol de los entes reguladores.
Ø Los negociados bolivarianos
Ø Los desaparecidos fondos para la incorporación de la Pcia. de Santa Cruz al Sistema Argentino de Interconexión Eléctrica
Ø Los sobreprecios de la obra pública de De Vido
Ø El juego de Cristóbal López
Ø El veloz crecimiento empresario de Victorio Gualtieri, Sergio Tasselli, Eskenazi, Aldo Ducler, Lázaro Báez, Olaf "Pilo" Aaset y Rudy Ulloa Igor
Ø El saqueo de las AFJP y del ANSESS
Ø Las deudas de Scioli y su mujer
Ø Los mineros muertos en las minas de carbón de Río Turbio en poder de los amigos del poder (Sergio Taselli)
Ø Los ahorristas estafados
Ø El delito organizado internacional y desorganizado nacional
Ø El saqueo del Banco de la Provincia de Buenos Aires
Ø El silenciado caso del asesinato de Cacho Espinoza de CONARPESA
Ø El secuestro de Hernán Ianonne
Ø La corrupción de la Oficina Anticorrupción
Podríamos seguir toda la mañana y tal vez la tarde, o varios días, hablando de los repugnantes hechos de corrupción que involucran a integrantes del poder político, respecto de los cuales, jueces y fiscales, no encuentran motivo, no digo para actuar de oficio, ni siquiera para instruir aquellas causas sobre las que obran denuncias concretas.
Vemos como jueces y fiscales invocan graves violaciones a los derechos humanos de los terroristas para acusar a quienes los combatieron, sin que sientan el menor pudor a la hora violar todos los derechos humanos de éstos.
Pero qué podemos decir de los derechos humanos en nuestro país si siempre estuvieron en manos de terroristas o de personas afines al terrorismo.-
Para dar crédito a lo que digo, sólo hay que observar la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en manos de dos de los cofundadores de la organización terrorista Movimiento Todos por la Patria ---la misma que asaltó los Cuarteles de La Tablada en 1989-- me refiero a Eduardo Luis Duhalde y a Rodolfo Matarollo.
De qué derechos humanos podemos hablar cuando es el propio gobierno nacional el que no duda un instante en homenajear a activos terroristas, siendo tal vez el más inaceptable, el llevado a cabo por la presidente de la Nación en el parque de la memoria hemipléjica cuando rindió tributo, entre otros, a los asesinos del Teniente General Aramburu; a Marcos Osatinsky, asesino del guardiacárcel del Penal de Rawson, Juan Gregorio Valenzuela; a los comandantes del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho y Benito Urteaga; a quienes volaron la Superintendencia de Seguridad Federal, dejando un saldo de 22 muertos y 66 heridos y mutilados; al responsable del atentado terrorista contra la Secretaría de Planeamiento –con un saldo de 15 muertos y 16 heridos-- o a los carceleros del pueblo y asesinos del Coronel Larrabure.
También es necesario destacar que, no sólo la presidente es la que homenajea a estos asesinos.- También lo hace la sociedad argentina en su conjunto al no existir de su parte un público rechazo a tamaña ignominia.
Su silencio ante los reclamos de las víctimas de los más de 20.000 atentados perpetrados por la locura terrorista, constituye un claro ejemplo de una hipocresía, que no sólo repugna, sino que también indigna.
Este gobierno nos satura con su slogan de memoria, verdad y justicia.-
De qué justicia habla cuando concientemente se aceptan testigos mentirosos y testimonios falsos o cuando los jueces de cámara Gabriel Cavallo, Eduardo Freiler y Eduardo Farah confirman el sobreseimiento, por prescripción del delito, de los terroristas que atacaron con explosivos a la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal, confirmando una sentencia anterior de la jueza Servini de Cubría, en la que niegan que los atentados atribuidos a la organización Montoneros fueran delitos de lesa humanidad.
Uno de los sobreseídos fue nada menos que Horacio Verbitsky, fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), organismo que, actuando como querellante en varias causas por las que sufren detención un sinnúmero de miembros de las FFAA, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias, “supervisa” –desde dentro de los penales-- el cumplimiento de sus condenas o privaciones de la libertad, todo ello con plena autorización o tolerancia de los jueces.
De qué justicia habla cuando la misma jueza Servini de Cubría, sin argumento jurídico alguno, impide la asunción de Luis Patti como Diputado Nacional y no encuentra causa para procesar a dirigentes terroristas por actuales hechos de violencia o a los responsables del Frente para la Victoria por las groseras irregularidades en el financiamiento de sus campañas políticas, pero, para satisfacer la rapacidad de filoterroristas disfrazadas de defensoras de DDHH, sí halla causa para violar los DDHH de supuestos hijos de desaparecidos (Evelyn Vázquez y Roberto Julián Gutiérrez).
De qué justicia habla cuando se rechazan las demandas de quienes perdieron a seres queridos, asesinados por las balas o las bombas con que las organizaciones terroristas atacaban a la ciudadanía toda o cuando la jueza Sandra Arroyo Salgado, luego del conocido suicidio del Prefecto Febres, sin prueba alguna, dispuso la privación de libertad de su esposa e hijos, quienes fueron enviados a cárceles comunes, debiendo sufrir innumerables vejaciones personales y mediáticas
De qué justicia habla cuando el juez Federal Subrogante de Rawson, Hugo Sastre o el fiscal federal de La Plata, Sergio Franco, obedeciendo órdenes del Secretario de DDHH de la Nación, Eduardo L. Duhalde, sin sustento jurídico alguno, inician la persecución judicial de funcionarios de gobiernos militares, a quienes diligentemente envían a cárceles comunes.
De qué justicia habla cuando los jueces del Tribunal Oral Federal Nro. 1 de La Plata, Carlos Rozanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo, en el curso del juicio al Padre Von Wernich, admitieron testimonios a todas luces falsos, llegando incluso a condenarlo por un homicidio por el que el propio Fiscal no se atrevió a acusarlo, por falta de pruebas.
De qué justicia habla cuando reconocidos terroristas internacionales encuentran protección judicial ante pedidos de extradición de los gobiernos de sus países de origen o cuando es el propio poder político el que imparte órdenes o presiona a los jueces o directamente contraviene sus disposiciones, contando con la impúdica tolerancia oportunista o cobarde de éstos o cuando, para satisfacer los deseos de odios y revanchas de una minoría rencorosa y resentida, se tergiversa deliberadamente la letra del Derecho, en una clara actitud rayana con el delito de PREVARICATO, cuya impunidad sólo puede ser entendida en una sociedad enferma.
Como por ahora --y sólo por ahora-- pareciera que no tenemos protección alguna por cuanto, así como el Poder Legislativo resignó sus responsabilidades convirtiéndose en la escribanía del Ejecutivo, el Poder Judicial ha hecho lo propio, constituyéndose en su aparato jurídico, dejándonos en absoluta indefensión, es necesario que conozcamos a los jueces y fiscales que, protegidos por un gobierno faccioso y arbitrario, no sólo se burlan de nuestro dolor y pisotean la Constitución Nacional y la tradición judicial que primó por años en nuestra Argentina, sino que también, entre otras atrocidades, han incluido la pena de muerte, como accesoria encubierta del proceso o la condena, al no tomar los mínimos recaudos para la atención de graves enfermedades de los presos políticos.- Ya son 41 los muertos en cautiverio como consecuencia de esta repugnante metodología utilizada al amparo de la protección gubernamental de que gozan.
Debemos conocerlos para que en el futuro, cuando vuelva al país la real vigencia de las Instituciones, con una verdadera república y, por ende, un real estado de derecho, reciban el escarmiento que todo el peso de la ley les pueda dar.
Mientras tanto, que la sociedad continúe disfrutando de los beneficios de la libertad ganada a costa de la sangre y el sacrificio de cientos de argentinos.
Más de treinta años han trascurrido y de golpe nos encontramos con un gobierno que alberga en seno a muchos terroristas que decidieron volver al pasado con el único propósito de retomar las armas –otras, diferentes, más sutiles y cobardes-- para vengarse de quienes otrora los vencieran.
Con gran cinismo no sólo intentan minimizar los actos asesinos que nos damnificaron, sino que, más tarde, y a cara descubierta, de la mano del Procurador General de la Nación, Esteban Righi, responsable de la amnistía que en 1973 lanzara a la calle a cientos de terroristas para que retomaran las armas contra la sociedad argentina, cursaron instrucciones a los fiscales para que no se nos permitiera reabrir las causas penales que se iniciaron cuando nuestros padres, hermanos, hijos o amigos fueron asesinados, intentando desesperadamente proteger la impunidad con que desde, aquella época, los terroristas sobrevivientes se han movido.
Hoy, algunos jueces quieren emparejar las cosas, posibilitando que se juzgue también a quienes cometieron los graves delitos contra la humanidad, pero tienen las manos atadas, no sólo por la paralización de la parte fiscal, sino porque quien se atreve a tratar de cumplir, como corresponde, su rol de juez de la Nación recibe de inmediato desfachatadas amenazas por parte de allegados al gobierno, como son los casos de los terroristas Diana Conti y Carlos Kunkel, que desde el Consejo de la Magistratura conducen a su antojo al Poder Judicial, manipulando a sus integrantes.
Mientras esto sucede, otro sector de la judicatura –tal vez el más importante por su número y responsabilidades- se empeña en quedar bien con el poder, persiguiendo supuestos “represores” a los que encarcela con pruebas amañadamente armadas, cerrando las puertas a nuestros pedidos de Justicia con argumentos cada vez más groseros.
Es por ello que vemos, con una mezcla de asco, preocupación y pena, la velocidad y diligencia con que actúan estos jueces cada vez que está implicada una persona que no tiene quien la respalde (llámese uniformado, presidente de mesa o ladrón de gallinas) y la lentitud y adormecimiento que los caracteriza cuando los implicados en delitos son integrantes de la corporación política.
Es así que estancan y cajonean –o ni siquiera las instruyen- causas como:
Ø El caso Skanska
Ø Los vínculos de funcionarios y jueces con el narcotráfico
Ø Las narcovalijas voladoras de Anibal Fernández y Ricardo Jaime
Ø La atropellada dolosa de Daniel Varizat
Ø La desaparición de Jorge Julio López
Ø Las valijas de Claudio Uberti
Ø La adulteración de medicamentos de financistas de campañas
Ø Los muertos por el uso de esos medicamentos
Ø Los desaparecidos fondos de Santa Cruz
Ø Los desaparecidos títulos profesionales
Ø La muerte de Juan Castro
Ø El vaciamiento de Aerolíneas Argentinas
Ø El origen de los fondos de los gastos de campaña del FPV
Ø La estafa de los índices del INDEK
Ø El nepotismo de la Secretaria de Medio Ambiente, Romina Picoloti
Ø El uso de fondos y recursos del estado en beneficio propio
Ø El asalto a la Comisaría 24 de La Boca
Ø Las irregulares ventas de armas a Croacia, Ecuador y EEUU
Ø El estrago doloso de Río Tercero
Ø El desmesurado crecimiento inmobiliario presidencial
Ø La venta de terrenos en El Calafate y Caleta Olivia
Ø El despilfarro de los subsidios de Ricardo Jaime en amigos del poder.
Ø La dilapidación de los fondos fiduciarios
Ø La bolsa de Felisa Miceli
Ø El dispendio en la pauta oficial
Ø El tren bala
Ø El caso Greco
Ø Las facturas falsas
Ø La desaparición de mujeres víctimas de las redes de prostitución.
Ø El asesinato del policía de Santa Cruz Jorge Sayago
Ø Los superpoderes
Ø El festival de bonos y Aportes del Tesoro Nacional
Ø El crecimiento inentendible de la deuda externa
Ø La muerte del empresario Vittorio Gotti
Ø El descontrol de los entes reguladores.
Ø Los negociados bolivarianos
Ø Los desaparecidos fondos para la incorporación de la Pcia. de Santa Cruz al Sistema Argentino de Interconexión Eléctrica
Ø Los sobreprecios de la obra pública de De Vido
Ø El juego de Cristóbal López
Ø El veloz crecimiento empresario de Victorio Gualtieri, Sergio Tasselli, Eskenazi, Aldo Ducler, Lázaro Báez, Olaf "Pilo" Aaset y Rudy Ulloa Igor
Ø El saqueo de las AFJP y del ANSESS
Ø Las deudas de Scioli y su mujer
Ø Los mineros muertos en las minas de carbón de Río Turbio en poder de los amigos del poder (Sergio Taselli)
Ø Los ahorristas estafados
Ø El delito organizado internacional y desorganizado nacional
Ø El saqueo del Banco de la Provincia de Buenos Aires
Ø El silenciado caso del asesinato de Cacho Espinoza de CONARPESA
Ø El secuestro de Hernán Ianonne
Ø La corrupción de la Oficina Anticorrupción
Podríamos seguir toda la mañana y tal vez la tarde, o varios días, hablando de los repugnantes hechos de corrupción que involucran a integrantes del poder político, respecto de los cuales, jueces y fiscales, no encuentran motivo, no digo para actuar de oficio, ni siquiera para instruir aquellas causas sobre las que obran denuncias concretas.
Vemos como jueces y fiscales invocan graves violaciones a los derechos humanos de los terroristas para acusar a quienes los combatieron, sin que sientan el menor pudor a la hora violar todos los derechos humanos de éstos.
Pero qué podemos decir de los derechos humanos en nuestro país si siempre estuvieron en manos de terroristas o de personas afines al terrorismo.-
Para dar crédito a lo que digo, sólo hay que observar la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en manos de dos de los cofundadores de la organización terrorista Movimiento Todos por la Patria ---la misma que asaltó los Cuarteles de La Tablada en 1989-- me refiero a Eduardo Luis Duhalde y a Rodolfo Matarollo.
De qué derechos humanos podemos hablar cuando es el propio gobierno nacional el que no duda un instante en homenajear a activos terroristas, siendo tal vez el más inaceptable, el llevado a cabo por la presidente de la Nación en el parque de la memoria hemipléjica cuando rindió tributo, entre otros, a los asesinos del Teniente General Aramburu; a Marcos Osatinsky, asesino del guardiacárcel del Penal de Rawson, Juan Gregorio Valenzuela; a los comandantes del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho y Benito Urteaga; a quienes volaron la Superintendencia de Seguridad Federal, dejando un saldo de 22 muertos y 66 heridos y mutilados; al responsable del atentado terrorista contra la Secretaría de Planeamiento –con un saldo de 15 muertos y 16 heridos-- o a los carceleros del pueblo y asesinos del Coronel Larrabure.
También es necesario destacar que, no sólo la presidente es la que homenajea a estos asesinos.- También lo hace la sociedad argentina en su conjunto al no existir de su parte un público rechazo a tamaña ignominia.
Su silencio ante los reclamos de las víctimas de los más de 20.000 atentados perpetrados por la locura terrorista, constituye un claro ejemplo de una hipocresía, que no sólo repugna, sino que también indigna.
Este gobierno nos satura con su slogan de memoria, verdad y justicia.-
De qué justicia habla cuando concientemente se aceptan testigos mentirosos y testimonios falsos o cuando los jueces de cámara Gabriel Cavallo, Eduardo Freiler y Eduardo Farah confirman el sobreseimiento, por prescripción del delito, de los terroristas que atacaron con explosivos a la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal, confirmando una sentencia anterior de la jueza Servini de Cubría, en la que niegan que los atentados atribuidos a la organización Montoneros fueran delitos de lesa humanidad.
Uno de los sobreseídos fue nada menos que Horacio Verbitsky, fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), organismo que, actuando como querellante en varias causas por las que sufren detención un sinnúmero de miembros de las FFAA, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias, “supervisa” –desde dentro de los penales-- el cumplimiento de sus condenas o privaciones de la libertad, todo ello con plena autorización o tolerancia de los jueces.
De qué justicia habla cuando la misma jueza Servini de Cubría, sin argumento jurídico alguno, impide la asunción de Luis Patti como Diputado Nacional y no encuentra causa para procesar a dirigentes terroristas por actuales hechos de violencia o a los responsables del Frente para la Victoria por las groseras irregularidades en el financiamiento de sus campañas políticas, pero, para satisfacer la rapacidad de filoterroristas disfrazadas de defensoras de DDHH, sí halla causa para violar los DDHH de supuestos hijos de desaparecidos (Evelyn Vázquez y Roberto Julián Gutiérrez).
De qué justicia habla cuando se rechazan las demandas de quienes perdieron a seres queridos, asesinados por las balas o las bombas con que las organizaciones terroristas atacaban a la ciudadanía toda o cuando la jueza Sandra Arroyo Salgado, luego del conocido suicidio del Prefecto Febres, sin prueba alguna, dispuso la privación de libertad de su esposa e hijos, quienes fueron enviados a cárceles comunes, debiendo sufrir innumerables vejaciones personales y mediáticas
De qué justicia habla cuando el juez Federal Subrogante de Rawson, Hugo Sastre o el fiscal federal de La Plata, Sergio Franco, obedeciendo órdenes del Secretario de DDHH de la Nación, Eduardo L. Duhalde, sin sustento jurídico alguno, inician la persecución judicial de funcionarios de gobiernos militares, a quienes diligentemente envían a cárceles comunes.
De qué justicia habla cuando los jueces del Tribunal Oral Federal Nro. 1 de La Plata, Carlos Rozanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo, en el curso del juicio al Padre Von Wernich, admitieron testimonios a todas luces falsos, llegando incluso a condenarlo por un homicidio por el que el propio Fiscal no se atrevió a acusarlo, por falta de pruebas.
De qué justicia habla cuando reconocidos terroristas internacionales encuentran protección judicial ante pedidos de extradición de los gobiernos de sus países de origen o cuando es el propio poder político el que imparte órdenes o presiona a los jueces o directamente contraviene sus disposiciones, contando con la impúdica tolerancia oportunista o cobarde de éstos o cuando, para satisfacer los deseos de odios y revanchas de una minoría rencorosa y resentida, se tergiversa deliberadamente la letra del Derecho, en una clara actitud rayana con el delito de PREVARICATO, cuya impunidad sólo puede ser entendida en una sociedad enferma.
Como por ahora --y sólo por ahora-- pareciera que no tenemos protección alguna por cuanto, así como el Poder Legislativo resignó sus responsabilidades convirtiéndose en la escribanía del Ejecutivo, el Poder Judicial ha hecho lo propio, constituyéndose en su aparato jurídico, dejándonos en absoluta indefensión, es necesario que conozcamos a los jueces y fiscales que, protegidos por un gobierno faccioso y arbitrario, no sólo se burlan de nuestro dolor y pisotean la Constitución Nacional y la tradición judicial que primó por años en nuestra Argentina, sino que también, entre otras atrocidades, han incluido la pena de muerte, como accesoria encubierta del proceso o la condena, al no tomar los mínimos recaudos para la atención de graves enfermedades de los presos políticos.- Ya son 41 los muertos en cautiverio como consecuencia de esta repugnante metodología utilizada al amparo de la protección gubernamental de que gozan.
Debemos conocerlos para que en el futuro, cuando vuelva al país la real vigencia de las Instituciones, con una verdadera república y, por ende, un real estado de derecho, reciban el escarmiento que todo el peso de la ley les pueda dar.
Mientras tanto, que la sociedad continúe disfrutando de los beneficios de la libertad ganada a costa de la sangre y el sacrificio de cientos de argentinos.
Continuaba la presentadora de esta manera:
Escribía hace un tiempo, nuestro querido y entrañable amigo Horacio Zaratiegui: “Cuando llegue la verdadera república las cárceles se llenarán de jueces. Porque los fallos inconstitucionales de hoy serán causa de prisión en el mañana. Esta vez, el pueblo argentino no se olvidará de los jueces. Los fallos políticos se pagarán con prisión”.
Para referirse al tema central de este acto, hará uso de la palabra la presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, la señora María Cecilia Pando.¨
Palabras de María Cecilia Pando
Un año atrás, desde esta misma tribuna, decíamos que “Hoy son los jueces quienes tienen en sus manos la oportunidad histórica de defender al pueblo argentino de los atropellos autoritarios de la otrora izquierda blindada".
Agregábamos que “Hoy, que la república no presenta la amenaza de los 70, son los magistrados quienes deben protegerla con la pluma. Pues ellos con sus fallos preservan la institucionalidad, que regula la paz social. De la claudicación o no de estos, depende buena parte del futuro de esta nación”.
Y estas palabras poseen mayor actualidad en el presente, donde la crisis por la que atraviesa nuestra patria ofrece una oportunidad histórica para la construcción de una república de iguales, donde el principio fundamental de Igualdad ante la Ley se constituya en el punto de encuentro entre todos los argentinos. Y empezamos a percibir de que no estamos solos en nuestro reclamo.
Cuando hace cuatro años iniciamos nuestra lucha, nuestra causa parecía un grito en medio del desierto. Pero las cosas han cambiado... para comprenderlo acabadamente, conviene rememorar esa declaración de principios que diera origen a nuestra asociación, allá por el año 2005.
Decíamos entonces: "No queremos impunidad – Pedimos que se cumpla la ley
Porque aspiramos a la pacificación nacional, trabajamos por encontrar mecanismos que permitan superar las heridas abiertas en la guerra fraticida que dividió a los argentinos en la década el 70. Pensamos “que pacificación y justicia son términos excluyentes. Cuando se puede hacer justicia, no es necesaria la pacificación. Pero cuando la sociedad toda es responsable, la justicia ya no es posible y la pacificación es la única alternativa para prevenir una nueva tragedia”. Es este el espíritu del Artículo 6 del Protocolo II Adicional a las Convenciones de Ginebra, oportunamente ratificado por nuestro país: “A la cesación de las hostilidades, las autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a todas las personas que hayan tomado parte en el conflicto armado”. NO PEDIMOS IMPUNIDAD; EXIGIMOS QUE SE CUMPLA ESTA LEY.
Si desoyendo el llamado a la paz, se pretende judicializar el conflicto, pedimos que se apliquen las leyes destinadas a regir el desarrollo de los conflictos armados. No se puede aplicar el código penal para juzgar las conductas en una situación de guerra. NO QUEREMOS IMPUNIDAD, EXIGIMOS QUE SE APLIQUEN LAS LEYES QUE CORRESPONDE.Si empeñados en una venganza sin límites, se pretende aplicar el derecho de la paz y no el derecho de guerra, para juzgar la conducta de los hombres que defendieron a la patria del flagelo terrorista, exigimos que se cumplan todos los principios y garantías establecidos en la Constitución Nacional. Los principios de cosa juzgada, prescriptibilidad, irretroactividad de la ley penal, aplicación de la ley penal más benigna, excarcelación, etc, no pueden dejarse de lado. En nombre de la justicia no se pueden pisotear los principios que le dan vida. NO QUEREMOS IMPUNIDAD, PEDIMOS QUE SE RESPETE LA CONSTITUCION NACIONAL.
Si enceguecidos por el odio, se pretenden destruir los fundamentos del derecho, desconociendo las garantías constitucionales, solicitamos que, al menos, se considere el principio de igualdad ante la ley, aplicando los mismos parámetros en el juzgamiento de los crímenes cometidos por el terrorismo en la década del 70. Todos aquellos que formaron parte de organizaciones que apelaron al terror para imponer sus objetivos, son, cuando menos, cómplices de crímenes de lesa humanidad, que deben responder ante la justicia. NO QUEREMOS IMPUNIDAD. PEDIMOS Y EXIGIMOS JUICIO Y CASTIGO A LOS TERRORISTAS DE LOS 70".
Esto decíamos cuatro años atrás. Y con esperanza percibimos en el presente que nuestro grito silencioso ha encontrado eco en el pueblo argentino. Comienzan a escucharse voces que derriban sin prisa, pero sin pausa, el andamiaje de la discriminación impune establecida desde el gobierno. Y muchos terroristas devenidos en demócratas comienzan a tener miedo... porque perciben que la fiesta está llegando a su fin... y los Bonasso, los Kunkel, los Taiana, los Bettini, los Dante Gullo, los Gasparini, los Verbitsky, los Mattarollo, los Duhalde y tantos otros, saben que más pronto de lo esperado deberán enfrentar el accionar de la justicia.
Días atrás, Luis Moreno Ocampo, Fiscal de la Corte Penal Internacional, decía a un matutino porteño que los dirigentes políticos involucrados con las organizaciones terroristas debían ser juzgados, porque son cómplices de crímenes de lesa humanidad. Destacando que hay que revelar las estructuras políticas que apoyaron al terrorismo. Y en este punto, habrá que analizar, entre otras, las conexiones de los dirigentes enrolados en la Tendencia Revolucionaria de los 70 con la organización delictiva montoneros... Y más de uno comienza a ponerse nervioso. Porque como decía Shakesperare en El Mercader de Venecia: “es muy fácil reclamar justicia para los otros, pero la cosa cambia cuando los que la reclaman, pueden resultar, a la vez, juzgados”.
El 10 de setiembre decía el líder de la CGT Hugo Moyano: “Si la Justicia no lo es para todos, no es justicia” mientras exigía que el asesinato de José Ignacio Rucci sea declarado Crimen de Lesa Humanidad.
Al respecto, registraba días atrás un editorial del Diario La Nación, titulado sugestivamente “La Justicia, rehén de la ideología”: “La discriminación entre asesinatos abominables y otros que no lo serían tanto, ofende a la inteligencia y a las reglas más elementales de la convivencia... Y remataba el matutino: “Desde distintas posiciones y sin tener nada en común, las recientes declaraciones de Moyano y de Moreno Ocampo apuntan a lo mismo: a que la justicia argentina no termine siendo, ella misma, cómplice de delitos que son claramente de lesa humanidad”.
Y ese es el punto... parafraseando a Moreno Ocampo, si los políticos que apoyaron a las organizaciones terroristas son cómplices de crímenes de lesa humanidad, los jueces que garantizan su impunidad también son culpables... que algún día deberán responder a la verdadera justicia...
Mientras los magistrados se debaten en este laberinto político, ya son 40 los militares, policías y miembros de las fuerzas de seguridad que encontraron la muerte, mientras se encontraban injustamente detenidos a causa del odio y la venganza de quienes ayer se levantaron en armas contra el pueblo argentino. En algunos casos, se ha podido comprobar que algunos jueces y funcionarios han llegado al abandono de persona, frente al silencio de los organismos de algunos derechos humanos. Todos ellos deberán rendir cuentas a la justicia cuando este régimen autoritario sea un triste recuerdo.
Por eso nuestro reclamo... porque queremos volver a confiar en la justicia. Queremos soñar con una verdadera república para nuestros hijos y esperamos, con toda la fuerza de nuestro corazón, que los magistrados tengan la dignidad suficiente para no permitir la prostitución de la ley.
Muchas Gracias.