El Infierno.2eda parte de visones de J.Pasblo II.
EL CIELO, EL INFIERNO Y EL PURGATORIO
LA VISIÓN DE JUAN PABLO II.
EDIT. “ POCO Y BUENO “. SERIE DOCTRINA.
2DA. PARTE. EL INFIERNO COMO RECHAZO DEFINITIVO DE DIOS.
(El director.)
1.Dios es Padre infinitamente bueno y misericordioso. Pero, por desgracia, el hombre, llamado a responderle en la libertad, puede elegir rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él .Precisamente esta trágica situación es lo que señala la doctrina cristiana cuando habla de condenación o infierno. No se trata de un castigo de Dios infligido desde el exterior, sino el desarrollo de premisas ya puestas por el hombre en esta vida. La misma dimensión de infelicidad que conlleva esta oscura condición puede instituirse, en cierto modo, a la luz de algunas de nuestras experiencias terribles, que convierten la vida, como se suele decir, en un” infierno “.
Con todo, con sentido teológico, el infierno es algo muy diferente : es la última consecuencia del pecado mismo, que se vuelve contra quien lo ha cometido. Es una situación en que se sitúa definitivamente quien rechaza la misericordia del Padre incluso en el último instante de su vida.
2. Para describir esta realidad, la sagrada Escritura utiliza un lenguaje simbólico, que se precisará progresivamente. En el Antiguo Testamento, la condición de los muertos no estaba plenamente iluminada por la Revelación. En efecto, por lo general, se pensaba que los muertos se reunían en el suelo, un lugar de tinieblas ( cf.Ez 28,8;31,14 ; Jb 10, 21 ss; 38,17; Sal 30,10; 88,7.13 ), una fosa de la que no puede salir (cf.Jb 7.9 ) un lugar en el que no es posible dar gloria a Dios ( cf. Is 38,18:Sal 6,6 ).
El Nuevo Testamento proyecta nueva luz sobre la condición de los muertos, sobre todo
anunciando que Cristo, con su resurrección, ha vencido la muerte y ha extendido su poder liberador también en el reino de los muertos.
Sin embargo, la redención sigue siendo un ofrecimiento de salvación que corresponde al hombre acoger con libertad. Por eso, cada uno será juzgado “ de acuerdo con sus obras “ ( Ap.20,13 ).Recurriendo a imágenes, el Nuevo Testamento presenta el, lugar destinado a los obradores de iniquidad como un horno ardiente, donde “ será el llanto y el rechinar de dientes “ ( Mt 13,42; cf. 25,30,41 ) o como la gehenna de “ fuego que no se apaga “ ( Mc 9,43 ),Todo ello es expresado, con la forma de narración, en la parábola del rico Epulón, en la que se precisa que el infierno es el lugar de pena definitiva, sin posibilidad de retorno o de mitificación del dolor (cf. Lc 16, 19-31 ).
También el Apocalipsis representa plásticamente en un “ lago de fuego “ a los que no se hallan inscritos en el libro de la vida, yendo así al encuentro de una “ segunda muerte “ ( Ap.20,13 ss). Por consiguiente, quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se predisponen a “ una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder “ (2 Ts 1.9 ).
3. Las imágenes con que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben interpretarse correctamente. Expresan la completa frustración y vaciedad de una vida sin Dios. El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría.. Así resume los datos de la fe sobre este tema el Catecismo de la Iglesia Católica: “ Morir en pecado mortal sin estar arrepentido no acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separado de él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno “ (n.1033 ).
Por eso, la “ condenación “ no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor: la “ condenación “ consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios, por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado.
4. La fe cristiana enseña que, en el riesgo del “ si “ y del “ no “ que caracteriza la libertad de las criaturas. Alguien ha dicho ya “ no “. Se trata de criaturas espirituales que se rebelaron contra el amor de Dios y a las que se las denominan demonios ( cf. Concilio IV de Letrán : DS 800-801 ). Para nosotros, los seres humanos , esa historia resuena como una advertencia : nos exhorta continuamente a evitar la tragedia en la que desemboca el pecado y a vivir nuestra vida según el modelo de Jesús, que siempre dijo “ sí “ a Dios.
La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado a conocer, sin especial revelación divina, si los seres humanos, y cuáles ,han quedado implicados efectivamente en ella. El pensamiento del infierno es mucho menos la utilización impropia de la imágenes bíblicas no debe crear psicosis o angustia ; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar “ Abbá, Padre “( Rm 8,15; Ga 4,6 ).
Esta perspectiva, llena la esperanza, prevalece en el anuncio cristiano. Se refleja eficazmente en la tradición litúrgica de la Iglesia, como lo atestiguan, por ejemplo, las palabras del Canon Romano: “ Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa (….), líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos “.
( Continuaremos con la 3ra parte :” El Purgatorio: purificación necesarias para el encuentro con Dios. “. El Director.)