Valijeros
|
Valijeros Si se parte del misterioso submarino alemán U-530, que emergió en el Tuyú en 1945, bajando --según parece-- "el tesoro de Hitler", la valija del emisario venezolano que se "coló" --dicen-- trayendo 800.000 dólares en un vuelo fletado por la inédita Enarsa, es la ciento y una tramoya con dinero negro que jalona la historia del régimen peronista, pasando por la bolsa de Felisa Miceli, las valijas Samsonite de Amira Yoma o los millones que Mario Rotundo dice haber traído desde Libia para financiar la campaña de Carlos Menem en 1988. Hace menos de un mes, se hallaron 60.000 dólares en el baúl del coche del intendente de Tafí del Valle, en Tucumán, y, menos de un año atrás, unos españoles que mantienen un casino flotante en el puerto de Buenos Aires buscaron también introducir medio millón de dólares, producto sin duda del lavado de dinero. Lo cierto es que el pájaro voló: Guido Antonini Wilson, el aventurero venezolano, dejó el dinero en la Aduana, evidenciando así su destino doloso, y voló al Uruguay, donde ese día --¡qué casualidad!-- peroraba Hugo Chávez. Antonini Wilson partió, está claro, porque lo dejaron partir. Unos dicen que era plata para pagar a los piqueteros; otros, que era una atención para Cristina y su campaña, pero cualquiera fuese el destino se trató de un enjuague ilegal, tramado entre el dictador del Caribe y elementos del oficialismo nuestro. Habría que crear el Día del Valijero, tomando por fecha el aniversario del "suicidio" de Juan Duarte, para recordar, en todo caso, que el contrabando de dinero es exactamente proporcional al discrecionalismo y la arbitrariedad con que el régimen maneja las finanzas públicas, sin control alguno. |